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El Reino Unido prohibirá la venta de cigarrillos electrónicos desechables

La medida forma parte de la legislación impulsada por el Gobierno de Sunak para erradicar de modo gradual entre los menores el hábito de fumar

Un usuario fuma un cigarrillo electrónico desechable en Newcastle, el 13 de septiembre
Un usuario fuma un cigarrillo electrónico desechable en Newcastle, el 13 de septiembreCARL RECINE (REUTERS)
Rafa de Miguel

De todas las medidas ensayadas por el Gobierno de Rishi Sunak para intentar salvar al Partido Conservador de la previsible debacle electoral de este año, la más popular ha resultado ser la campaña antitabaco dirigida a los menores. Downing Street ha impulsado este lunes su estrategia con el anuncio de la prohibición absoluta de venta de los cigarrillos electrónicos —vapes, como se conocen— desechables, una alternativa cada vez más reclamada y atractiva para los fumadores.

A principios de siglo, la industria tabaquera estadounidense intentó desesperadamente mil tretas para sobrevivir a los ataques de una sociedad y unas autoridades ya plenamente conscientes de los efectos letales de los cigarrillos. Las cajetillas de Camel, la marca más popular entre adolescentes, pasaron a ser de un azul rejuvenecido y moderno. El camello aparecía dibujado como un personaje cool, y los comercios colocaron la mercancía a una altura visible para los menores. Nada ha cambiado desde entonces.

Los vapes desechables son un tipo de cigarrillo electrónico capaces de proporcionar al usuario entre 400 y 600 caladas durante su vida útil. Su precio (unos cuatro euros) es mucho más asequible que el de los aparatos recargables, y los fabrican en diferentes colores, con una amplia variedad de sabores y una forma muy similar a la del cigarrillo tradicional. No necesitan atención ni cuidado. Se usan y se tiran. Son perfectos para los fumadores que quieren abandonar el hábito a través de la transición del vapeo. Pero también pueden ser la trampa para enganchar a los menores.

La cifra de menores que vapean, según el Gobierno británico, se ha triplicado en los últimos tres años. Un 9% de los niños y niñas de entre 11 y 15 años ya está enganchado a este consumo que, bajo la apariencia de ser menos nocivo que los cigarrillos convencionales, provoca la misma adicción. Rellenos con sales de nicotina en forma de líquido, el sabor y el efecto al inhalar es mucho más suave en la garganta, pero pueden contener altas dosis de nicotina —hasta 20 miligramos—, camufladas en sabores de fruta.

En el Reino Unido ya está prohibida la venta de cigarrillos electrónicos a los menores de 18 años. Con la nueva legislación, a la prohibición absoluta de venta de los vapes desechables se sumarán otra serie de medidas para hacer más complicada la adquisición de estos productos.

Se restringirá el número de sabores que se pueden ofrecer, y los paquetes que contienen los vapes pasarán a tener un diseño más plano y numerosas advertencias, como ya ocurre desde hace años con las cajetillas convencionales.

“Como primer ministro, tengo la obligación de tomar las medidas a largo plazo que considere mejor para el país. Por eso he decidido tomar la drástica decisión de prohibir los vapes desechables, responsables del incremento en el número de menores que fuman”, ha defendido Sunak. “Todavía desconocemos los efectos a largo plazo del vapeo, y la nicotina que contienen estos productos puede ser altamente adictiva. Se ha convertido en un método que puede ser útil para los fumadores que quieren dejar el hábito, pero es inaceptable que se intente promocionar entre los menores”, ha añadido el primer ministro.

En España, este tipo de dispositivos todavía está permitido, pero Sanidad ha anunciado que trabaja en la prohibición de los vapeadores desechables por su impacto en la salud y en el medioambiente.

Peligro medioambiental

El Gobierno de Sunak confía en ser capaz de tener aprobadas las nuevas medidas antes de que acabe el año, y antes entonces de las elecciones generales. No hay fecha oficial, pero el consenso las sitúa a mediados de noviembre.

Para agilizar el trámite, Downing Street podría incorporar la prohibición de los vapes desechables en la vigente Ley de Protección del Medioambiente. Cada semana se arrojan a la basura cinco millones de artefactos desechables. Cada uno contiene la batería necesaria para activarlo. A lo largo de un año, la cantidad acumulada supone el equivalente a las baterías de litio de 5.000 vehículos eléctricos.

Un 70% de los padres, profesores, profesionales sanitarios y organizaciones que han participado en el periodo de consultas de la legislación propuesta han respaldado la prohibición de los vapes desechables. “Como médico experto en enfermedades respiratorias, hace mucho que sé que fumar es la principal causa de este tipo de dolencias en el Reino Unido. Llevamos más de 60 años investigando sus efectos en la población en general”, ha celebrado la noticia Mike McKean, vicepresidente del Real Colegio de Pediatras y Salud Infantil. “La investigación en torno a los cigarrillos electrónicos está todavía en su infancia, y sus efectos, especialmente en niños y jóvenes, sigue siendo una gran incógnita”.

El ala dura de los conservadores se ha vuelto a rebelar frente a una propuesta del Gobierno de Sunak que, según ellos, atenta contra la libertad personal. Pero son minoría respecto a un electorado que tomó hace ya mucho tiempo conciencia de los riesgos del tabaco.

En cualquier caso, el Ejecutivo británico se plantea ofrecer libertad de voto a sus diputados cuando se deba aprobar la medida en la Cámara de los Comunes. “No creo que vaya en contra del conservadurismo preocuparte por la salud de los menores”, ha desafiado Sunak a los rebeldes.

El pasado octubre, Downing Street anunció la prohibición de fumar para los menores, desde los 14 años y para el resto de sus vidas. Una medida similar a la inaugurada en esa línea por el Gobierno de Nueva Zelanda. “Os propongo que, en el futuro, aumentemos año tras año la edad legal para fumar. De ese modo, un joven de 14 años no podrá comprar ya cigarrillos el resto de su vida”, explicaba entonces Sunak.

Al imponer la prohibición de la venta de tabaco a cualquier persona nacida a partir del 1 de enero de 2009, e ir aumentando la edad legal para fumar (18 años) un año cada año, se podría conseguir eliminar por completo el hábito entre la gente joven en 2040.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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