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Francia aprueba el fin de los cigarrillos electrónicos desechables

La Asamblea Nacional prohíbe la venta y fabricación de estos aparatos de un solo uso y que pueden contener altas dosis de nicotina

Cigarrillos electrónicos desechables a la venta en una tabaquería en Fontainebleau, al sur de París (Francia), el lunes 1 de diciembre de 2019.
Cigarrillos electrónicos desechables a la venta en una tabaquería en Fontainebleau, al sur de París (Francia), el lunes 1 de diciembre de 2019.Thibault Camus (AP)

Francia ha dado un primer paso para prohibir los cigarrillos electrónicos desechables. Los diputados han aprobado por unanimidad vetar la venta y fabricación de estos aparatos altamente adictivos y que presentan un riesgo tanto para la salud como para el medioambiente. El proyecto de ley, votado el lunes por la noche, aún deberá pasar por el Senado y obtener el visto bueno de la Comisión Europea. El objetivo es que entre en vigor como máximo en septiembre de 2024.

El uso de los cigarrillos electrónicos ha aumentado drásticamente en los últimos años, sobre todo entre la población más joven. El Observatorio Francés de Drogas y Tendencias Adictivas subraya en su último informe que entre 2017 y 2022 su uso diario se ha triplicado en los adolescentes de 17 años.

El estudio no contiene datos sobre los aparatos desechables, pero el ministro francés de Sanidad, Aurélien Rousseau, denunció recientemente que abría la vía a una fuerte dependencia hacia el tabaco y que la mercadotecnia que los rodea apuntaba especialmente a los más jóvenes.

A finales de noviembre, el ministro presentó un nuevo plan de lucha contra el tabaquismo, que incluye ampliar los espacios en los que no se puede fumar y aplicar fuertes subidas al precio de los cigarros. La prohibición de los dispositivos desechables, que considera una “aberración para la salud y el medioambiente”, se enmarca en ese plan. Los niveles de nicotina de los aparatos desechables varían entre los 0 y 20 mg/ml.

La diputada ecologista Francesca Pasquini, que impulsó el proyecto de ley junto a Michel Lauzzana, del macronista Renacimiento, ha denunciado el lunes el precio “irrisorio” de este tipo de cigarrillos (de 5 a 15 euros por unas 500 caladas) y la atracción que suponen sus aromas “afrutados y dulces”. Además, la “discreción del dispositivo hace que pasen desapercibidos para los padres”, ha dicho.

En un informe publicado este año, la Academia Nacional de Medicina advirtió que los dispositivos constituían una verdadera “trampa” para los niños y adolescentes. Su éxito se puede explicar por la “fuerte promoción” que se ha hecho en redes sociales, “sobre todo a través de influencers e incluso páginas webs (dedicadas a su venta) que ahora están prohibidas”.

El proyecto de ley ha sido acogido favorablemente por todos los grupos políticos y ha sido aprobado por los 104 diputados presentes. La primera ministra, Élisabeth Borne, ya había reclamado su prohibición en septiembre. En Francia, estos aparatos se conocen como puffs.

Materiales plásticos y batería de litio

Los cigarrillos electrónicos entraron en el mercado francés en 2021 y son fácilmente accesibles: no solo se venden en estancos, sino también en quioscos de periódicos y una variedad de tiendas. Los diputados que presentaron el proyecto de ley han apuntado contra el peligro que suponen para el medioambiente. Los aparatos de un solo uso son fabricados con materiales plásticos y contienen una pequeña batería de litio, por lo que deberían ser tirados en basuras específicas.

La diputada ecologista ha subrayado que son muy pocos los vendedores que impulsan su reciclaje y recogida adecuada. “Estos productos con una pila de litio soldada son prácticamente imposibles de reciclar para los profesionales”, ha criticado. La ONG británica Material Focus ha alertado, por ejemplo, de que en Reino Unido cinco millones de estos aparatos se tiran cada semana a la basura y que apenas un 17% de los que los usan lo reciclan.

El proyecto de ley deberá ahora pasar por el Senado, previsiblemente en el primer semestre de 2024, y obtener el visto bueno de la Comisión Europea, que tendrá un plazo de seis meses para examinar si es conforme a la legislación europea. Esta coordinación a nivel europeo es necesaria para los bienes y servicios que circulan libremente en el mercado común.

Francia no es el único país que ha emprendido una cruzada contra estos aparatos y varios de sus vecinos europeos estudian medidas similares. De manera más amplia, existen países que ya han prohibido los cigarrillos electrónicos, como la India, que lo hizo en 2019, o más recientemente México, cuyo Gobierno los vetó por decreto en mayo de 2022.

En América Latina, también Argentina, Brasil, Nicaragua, Panamá, Uruguay y Venezuela han prohibido su uso y comercialización, según la Organización Mundial de la Salud.

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