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La OMS teme que los festivales de verano reaviven la viruela del mono, que ya apenas circula por Europa

El organismo inicia una campaña para tratar de eliminar los contagios por mpox y pide que se continúe la vigilancia y la vacunación

Pablo Linde
Viruela del Mono Fira de Barcelona
Inicio de la campaña de vacunación contra la Viruela del Mono en la Fira de Barcelona, en septiembre de 2022.Gianluca Battista

Menos de un año después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretase la emergencia sanitaria internacional por la mpox (conocida por entonces como viruela del mono), prácticamente no se detectan casos en Europa. En el último mes, la organización notificó 17 en todo el continente (cinco de ellos en España). La alerta se ha terminado “pero el virus sigue circulando”, recuerda Richard Pebody, jefe de Patógenos de Alta Amenaza de la OMS en Europa, que advierte de que el verano es un momento propicio para un nuevo repunte si se baja la guardia.

“No tengo una bola de cristal y no sé exactamente qué va a suceder, pero claramente hay un potencial de incremento de casos, quizás no de la magnitud del año pasado, pero sí que haya una mayor transmisión”, explica Pebody en una entrevista con EL PAÍS con motivo de una campaña que la OMS acaba de lanzar para concienciar de este riesgo.

La posibilidad de un crecimiento de casos en verano tiene mucho que ver con los festivales, que suelen llegar acompañados de un aumento en las prácticas de riesgo: la inmensa mayoría de las transmisiones se producen durante las relaciones sexuales. “Tenemos que permanecer vigilantes. Y esto conlleva lanzar un mensaje a las autoridades sanitarias y a las comunidades más afectadas: hombres que tienen sexo con hombres, personas trans, trabajadores sexuales... También a los organizadores de festivales”, dice el representante de la OMS.

La herramienta clave para frenar la mpox es la vacunación. Aunque la escasez del principio del brote se ha superado, todavía está lejos de haberla recibido toda la población de riesgo. Hay muchas personas “debajo del radar” a las que no está llegando, entre las que Pebody enumera a migrantes, trabajadores sexuales o personas sin hogar. Advierte también de que no es una “bala de plata” contra la enfermedad, ya que no anula la posibilidad de contagio, así que prestar atención a los síntomas para evitar transmitirla es también clave.

“Recomendamos que las poblaciones afectadas sigan teniendo conversaciones con sus parejas sexuales sobre la mpox; mantenerse al día con la información más reciente, hacerse la prueba y tomarse un descanso de los eventos y comunicarse con su médico si tiene síntomas compatibles (por lo general, una erupción)”, aconseja la OMS.

Pero la organización también ve en estos festivales veraniegos una oportunidad para concienciar a la población sobre las prácticas de más riesgo y seguir en el camino de la eliminación de la enfermedad. Esto querría decir que dejan de notificarse transmisiones de persona a personas durante un periodo sostenido de tiempo.

Lo que Pebody descarta es que se pueda erradicar, algo que solo se ha conseguido con una enfermedad humana (la viruela): “Eliminarla es un objetivo alcanzable si trabajamos juntos con los gobiernos y las comunidades. La erradicación es más ambiciosa, querría decir que se detiene la transmisión en todo el mundo, y eso creemos que es imposible para las zoonosis, porque la infección circula en reservorios animales que se encuentran ampliamente en África. Así que siempre existirá la posibilidad de propagación de ahí a los humanos”.

Fin de la emergencia internacional

El inicio de la campaña de la OMS llega una semana después de que decretase el fin de la emergencia sanitaria internacional por mpox, que activó en julio de 2022. Fue en la época en la que se alcanzó el pico global de infecciones y, desde entonces, no han parado de bajar. Hasta la fecha, la organización ha notificado más de 87.000 casos y 140 muertes por en 111 países, si bien en los últimos tres meses se ha notificado casi un 90% menos de casos que en los tres anteriores.

La declaración de la emergencia sirve al organismo para concienciar a los países y a la opinión pública de los problemas de salud, para agilizar la coordinación entre ellos y agilizar trámites que tienen que ver con la autorización de medicamentos, por ejemplo. No obligan a ninguna actuación a los Estados miembros, pero sí suele servir para que las recomendaciones se tomen más en serio.

En opinión de Pebody, la alerta ha sido una herramienta muy útil: “Tuvimos una epidemia mundial considerable la primavera pasada. Y lo que ha permitido la declaración es reunir los recursos globales para hacer frente a ella y controlarla. Deberíamos estar muy orgullosos de haberlo logrado. Hemos aprendido mucho sobre los impactos de la mpox durante esos 12 meses. Se ha hecho mucho para lograr el control a nivel mundial y en particular en nuestra región [Europa]”.

El representante de la OMS recuerda que en el punto máximo de la epidemia de mpox hubo más de 2.000 casos por semana, frente a los 17 del último mes. “Ahora la situación es muy diferente. Hace un año se pensaba que era una zoonosis rara, que era endémica en las áreas de selva tropical de África, con la capacidad de propagarse ocasionalmente de animal a humano, pero no lo suficiente como para que se produjera una transmisión sostenida de persona a persona. Ahora se ha demostrado que la infección puede propagarse de forma sostenida, particularmente entre la comunidad de hombres que tienen sexo con hombres”, añade.

Con estos conocimientos, la OMS pretende que los países mantenga la vigilancia para evitar que la mpox vuelva a ser un problema de salud global.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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