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En busca de una Greta Thunberg antitabaco: “La industria está trabajando para matarnos”

La Conferencia Europea Salud o Tabaco sirve para lanzar un movimiento juvenil con el objetivo de conseguir una generación libre de humos

activistas antitabaco
De izquierda a derecha, Shannelle Sahlin, Louise Johansson, Jasmina Cekric y Agamroop Kaur, activistas contra el tabaco.DAVID EXPÓSITO
Pablo Linde

Cuando tenía 12 años, Agamroop Kaur comenzó a ver a su alrededor a un montón de chavales fumando con vapeadores y empezó a hacerse preguntas: “¿Qué es este producto? ¿por qué todo el mundo lo usa? ¿qué está pasando aquí?”. Durante los siguientes meses se estuvo informando y consiguió averiguar de qué se trataba “realmente”. “Básicamente, eran muy parecidos a cigarrillos de toda la vida que han hecho tanto daño a los jóvenes”, relata esta activista en la Feria de Madrid (IFEMA), donde esta semana se ha celebrado la Conferencia Europea Tabaco o Salud (ECToH, por sus siglas en inglés).

Kaur tiene hoy 18 años, ha empezado la universidad en California para especializarse en Ciencias cognitivas y, cuando no está estudiando, se dedica a dar charlas por colegios e institutos de Estados Unidos para concienciar de los daños de tabaquismo y de las nuevas formas de fumar. El pasado jueves habló en la ECToH delante de más de dos centenares de chavales de entre 16 y 24 años para seguir profundizando en esta idea y conseguir una generación libre de humo para 2040, tal y como se ha propuesto la Unión Europea. Para ello, los organizadores del congreso consideran imprescindible implicar a los jóvenes.

En ese contexto, más de una docena de organizaciones (entre las que figuran la Asociación Española Contra el Cáncer, Cruz Roja, Greenpeace y la Fundación Lo que de verdad importa) están forjando una alianza para crear un movimiento juvenil antitabaco del que emerjan los influencers del futuro, caras visibles e implicadas que puedan ser algo así como las gretas thunbergs contra el humo.

Lo que hoy ven con desolación estas organizaciones y los activistas reunidos en Madrid es que muchos de los rostros populares de YouTube, Twitch o TikTok, en lugar de posicionarse en contra de las nuevas formas de fumar, las normalizan. Streamers como El Rubius o AuronPlay, con millones de seguidores en estas plataformas (muchos de ellos menores), han aparecido en ellas vapeando. También los hay que directamente participan en promociones para fomentarlo. Blu, una filial de Imperial Tobacco que se denomina líder en el sector del cigarrillo electrónico, ha organizado sorteos involucrando a influencers que tienen una audiencia mayoritariamente juvenil y adolescente, y recurre a festivales musicales con un público similar.

La activista antitabaco Agamroop Kaur, en el recinto ferial de Madrid.
La activista antitabaco Agamroop Kaur, en el recinto ferial de Madrid.DAVID EXPÓSITO

En opinión de Kaur, se está repitiendo lo que sucedió con las tabaqueras en los sesenta y setenta: “La industria es muy inteligente y tiene calculado perfectamente lo que hace. Básicamente, está trabajando para matarnos. No es casualidad que apliquen olores agradables a los líquidos para vapear. Por suerte, no llegamos al extremo de que los médicos te digan que fumar es bueno, como sucedía entonces. Pero sí vemos cómo la industria lo promociona tratando de darle una pátina de sofisticación, intentando vender la idea de que es solo vapor de agua y que no es dañino para la salud”.

En general, el consenso científico es que estos productos son menos dañinos que el tabaco tradicional, si bien a medida que pasa el tiempo se van encontrando nuevos perjuicios, como taquicardias, problemas respiratorios y aumento del riesgo de cáncer. Los expertos advierten de que es imposible conocer los efectos a largo plazo, ya que todavía no llevan el suficiente tiempo utilizándolos.

“La Industria quiere volver a engañarnos”, asegura Louise Johansson, activista sueca de 29 años que también ha participado en el congreso. “Ahora están tratando de conectar lo que era un producto mayoritariamente masculino [el tabaco] con la liberación femenina, usando eslóganes que vienen a decirte: ‘Destroza las normas y usa este producto’. Y creo que muchas mujeres jóvenes que se ven como feministas, que son muchas en Suecia hoy día, están empezando a creer que estos productos son parte de su identidad”, relata.

Las tabaqueras emplean estas ideas aspiracionales para llegar a su público al mismo tiempo que esgrimen que el cigarrillo electrónico puede ser un aliado para dejar de fumar tabaco tradicional, como estrategia de reducción de daños. “Si fuera así no harían productos que huelen y saben a golosinas, no creo que eso sea lo que está buscando un señor de 50 años para superar su adicción”, reflexiona Shannelle Sahlin, activista sueca de 28 años. Los sabores han sido prohibidos en estados como California, ya que junto a atractivos colores y presencia en tiendas de todo tipo, se consideran un reclamo para los más jóvenes, algo que la industria aprovecha.

En España, los sabores están permitidos y estas nuevas formas de fumar no están sujetas a la misma regulación (ni para su venta ni su promoción) que los cigarrillos tradicionales. Y su consumo se ha multiplicado. Aunque la última Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España (Estudes), publicada en 2022, muestra una pequeña caída en el consumo con respecto a 2019 (con las estrictas restricciones sociales de la pandemia por medio), también revela que el 44% de los adolescentes de entre 14 y 18 años había probado los cigarrillos electrónicos, lo que supone más del doble que en 2016.

El efecto de las leyes contra el tabaco que se aprobaron en la primera década del siglo consiguieron una importante reducción en el hábito, pero se están estancando. Según la última Encuesta Europea de la Salud, el porcentaje de españoles mayores de 15 años que fuman a diario cayó de un 26,2% en 2009 a un 19,8% en 2020. Sin embargo, otro sondeo sobre consumo que mide solo entre quienes tienen menos de 65 años muestra que hoy fuman un 33,1% de esta población, más que antes de entrar en vigor las normas que restringieron el humo en interiores, cuando el porcentaje era un 32%. La conclusión clara al unir estas dos estadísticas es que los jóvenes siguen incorporándose al tabaco y las nuevas formas de fumar: el rango de los más fumadores son los que tienen entre 25 y 34 años.

Nuevas estrategias

La estrategia para avanzar contra el tabaco que las ONG que participaron en el congreso se han propuesto es comenzar ahora a trabajar en un plan de tres años. En el primero quieren generar conciencia entre los jóvenes sobre el tabaco y sus perjuicios. En el segundo, identificar líderes que abanderen la lucha, como lo hacen las activistas que vinieron a Madrid. Y, el tercero, que se conviertan en altavoces.

El movimiento comenzó en el auditorio principal del ECToH, donde se reunieron dos centenares de jóvenes, que aportaron ideas para concienciar a su generación de lo que realmente es el tabaco. Un grupo de ellos titularon a su idea Cafés y cigarro, muñecos de barro. “Se trata de ir a colegios a ofrecer a chavales de unos 12 años, que es la edad en la que se empieza a experimentar, una taza de café. Y en ella, meter todos los productos que contiene un cigarrillo, que no solo es la hoja de tabaco, sino alquitrán, nicotina y otras muchas sustancias dañinas”, explica Mireia Crespo, de 20 años.

Los alumnos de varios institutos de Madrid, junto a voluntarios de las ONG implicadas, escucharon también a Álvaro Trigo, que en un accidente se quemó el 60% de su cuerpo hace cinco años, cuando tenía 23. “Cuando estás en una unidad de quemados deseando recuperar la normalidad, vivir los momentos que antes te parecían más aburridos, pero sin sufrir dolor, piensas: bastantes cosas jodidas te pueden pasar como para buscarlas tú”, dice en referencia al tabaco. “Quizás no te va a hacer daño a los dos años, pero sí a largo plazo, y es algo que la gente joven no suele ver”. Trigo considera que el deporte, que él practica con fruición, es una de las mejores formas para que los chavales dejen el tabaco o no empiecen con él. “Te sirve para desestresarte, y quien fuma y lo practica se da más cuenta de cuánto le puede llegar a lastrar”. resume.

Pero no hay una fórmula única para concienciar a la juventud. Sahlin cree que hay que aprovechar la conciencia medioambiental de las nuevas generaciones porque el tabaco “es una de las mayores amenazas para el planeta”. “El tabaco es un obstáculo para conseguir cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. En lugar de centrarnos principalmente en los problemas de salud, buscamos un enfoque que muestre otras caras del tabaco, como el trabajo infantil en las plantaciones. Cuando una persona joven se da cuenta de que esto existe, te dice que ya es razón suficiente para dejarlo”, asegura.

La declaración final de la ECToH, que se leyó este viernes, hizo un llamamiento a todos los ciudadanos “especialmente los jóvenes” para conseguir una generación libre de tabaco. “Todas las variantes del tabaco y los productos relacionados son perjudiciales, y no existe ningún umbral de exposición que pueda considerarse a salvo de sus efectos adversos. Y, sin embargo, ni las autoridades ni la sociedad en general (de la que cada persona es responsable) se han enfrentado a esta lacra con suficiente valentía”, reza el documento.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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