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La EMA autoriza dividir en cinco cada dosis de la vacuna de viruela del mono

España había pedido a la agencia evaluar esta medida ante la escasez del medicamento, que solo daba para 18.500 inyecciones hasta final de año

Un hombre se acerca al hospital Isabel Zendal de Madrid, donde se administra la vacuna contra la viruela del mono.
Un hombre se acerca al hospital Isabel Zendal de Madrid, donde se administra la vacuna contra la viruela del mono.J.J.Guillen (EFE)
Pablo Linde

Las escasas dosis con las que España contaba para hacer frente a la viruela del mono se han multiplicado este viernes por cinco. La cantidad de medicamento sigue siendo la misma, pero la Agencia Europea del Medicamento ha autorizado este viernes a dividir cada vial en cinco inyecciones. Las 7.110 dosis que llegaron la semana pasada servirán ahora para proteger a 35.550 personas, ya sea con un primer o segundo pinchazo.

La decisión, idéntica a la que adoptó la semana pasada el regulador estadounidense, viene motivada por la escasez de fármacos: tan solo Bavarian Nordic, una pequeña empresa danesa, fabrica las vacunas de última generación, que están formuladas para la viruela tradicional, no la del mono. Cuando comenzó este brote casi no tenía reservas y, pese a que está buscando alianzas con otras compañías para acelerar la producción, no es suficiente para cubrir la demanda mundial.

Ante este panorama, un ensayo clínico probó a cambiar el método de administración de la vacuna e inyectar menor cantidad de principio activo. La investigación mostró una respuesta inmunitaria similar con una quinta parte de la sustancia si se aplica de forma subcutánea en lugar de intradérmica, como se hace ahora. En lugar de inocular los 0,5 mililitros de suero, se aplica 0,1, lo que tiene como contrapartida que suele provocar más reacciones adversas locales, como dolor alrededor del pinchazo. Es una medida excepcional y temporal, mientras dure la emergencia sanitaria y continúe la escasez de vacunas.

En España están indicadas para los contactos directos de las personas infectadas y para la población con prácticas de riesgo, considerada como tal a los hombres que tienen sexo con varias parejas masculinas. Aunque el virus no entiende de género ni de orientación sexual, y puede contagiarse a cualquiera que tenga un contacto muy estrecho con un infectado, el nicho de transmisión está siendo por el momento este, con más de un 98% de los casos registrados en todo el mundo.

Esto hacía claramente insuficientes las dosis que le correspondían a España en una compra conjunta europea: unas 18.500 de aquí a final de año. Incluyen las 5.300 que llegaron en un primer envío, 7.110 la semana pasada y otras 6.000, aproximadamente, en el último trimestre del año.

Aunque es difícil conocer el número exacto de personas candidatas a la vacuna, que son autorreportadas por quienes quieran recibirla, solo los infectados hasta el momento suman 5.792 personas. A sus contactos habría que sumar quienes realizan prácticas de riesgo por debajo de 45 años (por encima se les supone inmunizados con la vacuna de la viruela tradicional, que se dejó de inyectar hace algo más de cuatro décadas).

Para calcular cuántos son, Toni Poveda, activista LGTBI y director de Cesida, toma como base las aproximadamente 14.000 personas que reciben PrEP, un tratamiento profiláctico que evita el contagio del VIH (no otras enfermedades) y que usan personas con un perfil muy similar a las que tienen prácticas de riesgo para la viruela del mono. A ellos habría que sumar quienes con estas mismas conductas no usan esta medicación, una porción de las 140.000 personas con VIH (que no toman PrEP y tienen varias parejas sexuales), a los sanitarios que trabajan con afectados y personal de laboratorio, entre otros.

A cada uno, además, hay que inocularle dos dosis, que son las necesarias para completar el tratamiento. La escasez era tal, que por el momento la estrategia se basaba en poner una sola inyección, que se calcula que tiene una eficacia de alrededor del 30%, frente al 80% de la pauta completa.

La decisión de dividir cada dosis en cinco permitirá llegar a más personas de riesgo y, si hubiera más oferta que demanda, inyectar segundas dosis a quienes ya tienen la primera.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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