_
_
_
_
_

¿Qué pasará con la viruela del mono? Los cuatro escenarios que se plantean los científicos

De la desaparición del brote en unas semanas a la “casi imposible” pandemia, esto es lo que los expertos esperan del virus

El laboratorio de arbovirus y enfermedades víricas del Centro Nacional de Microbiología, donde investigadores del Instituto de Salud Carlos III han consiguieron el primer borrador de la secuencia completa del virus causante de la viruela del mono (Monkey Pox) que circula por España.Foto: Kiko Huesca (EFE) | Vídeo: Antonio Nieto
Pablo Linde

El goteo de nuevos contagios de viruela del mono continúa en España. El lunes, el Ministerio de Sanidad ha informado de 22 nuevos casos, con lo que ya han sido confirmados 120. Y, previsiblemente, seguirán creciendo en los próximos días. La opinión mayoritaria de los científicos es que en unas semanas comenzarán a bajar, hasta que el brote acabe desapareciendo. Pero no descartan otros escenarios, que van desde la necesidad de una vacunación a los círculos más cercanos de los casos, a que la enfermedad llegue a ser endémica, con brotes frecuentes, como pasa en algunos países de África. No cierran por completo la puerta a que se pueda producir una pandemia, pero los consultados por EL PAÍS lo ven “muy improbable” y, en cualquier caso, tendría características muy distintas a la de covid.

Estos son los cuatro escenarios que prevén, cuyas fronteras no son estancas: no siempre está definido dónde termina uno y comienza el siguiente. Están ordenados de más probable a menos:

Brote contenido en unas semanas

Las medidas de contención que se están poniendo en marcha —detección y aislamiento de casos— deberían ser suficientes para frenar al virus. Así lo creen, por ejemplo, Óscar Zurriaga, de la Sociedad Española de Epidemiología, y Raúl Rivas González, catedrático del área de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca.

Por lo que se sabe hasta ahora, el patógeno se transmite por fluidos. Si no se encuentran nuevas vías, quiere decir que para contagiarse hace falta un contacto estrecho con otra persona (o animal) infectada. Esta falta de agilidad del virus para propagarse sería la principal aliada para frenarlo. Aunque por el momento los casos siguen aumentando, Rivas González cree que lo previsible es que entre seis y ocho semanas después de su comienzo el brote termine. Si se cumple esta previsión, a principios de julio debería desaparecer. Lo que no evitaría decir que, igual que en esta ocasión, se pudieran producir nuevas importaciones.

El problema de este escenario es que este brote está generando muchos más casos y en más lugares del mundo que ningún otro del pasado (fuera de África). Los investigadores no saben todavía por qué. En la secuenciación genética del virus, se ha comprobado que las variaciones con respecto a brotes anteriores en países occidentales es mínima, así que no parece que pueda ser mucho más contagioso.

Sin embargo, la hipótesis de la transmisión aérea del virus no está completamente cerrada. Esto explicaría, según Matilde Cañelles, inmunóloga e investigadora del CSIC, que esté siendo complicado rastrear los casos: “La mayoría no tiene relación con otros que se conozcan, y esto es un poco preocupante. Creo que debería comenzar ya la vacunación en anillo”.

Esto lleva al siguiente escenario.

Contención a base de vacunaciones en anillo

Si la detección de casos y su aislamiento no fuera suficiente, haría falta dar un paso más: vacunar a las personas que han estado en contacto con los contagiados y a los contactos cercanos de estas. Es lo que se llama “vacunación en anillo”, y que algunos científicos proponen que comience ya. Otros países con menos casos que España —como Francia o Estados Unidos— ya han iniciado estas vacunaciones con el fármaco que se utilizaba para la viruela, la única enfermedad humana que se ha conseguido erradicar. Se cree que es capaz de proteger con bastante eficacia (superior al 70%) para la variedad del mono. Esto confiere una buena protección a las personas que recibieron en su día la inmunización, que se paró a finales de los setenta en España.

Rivas González manifiesta que también sería interesante vacunar a los sanitarios, que pueden estar en contacto con el virus por motivos profesionales. Zurriaga piensa que con esto sería suficiente, pero no descarta que en algún momento haya una vacunación masiva: “No creo que sea lo indicado, pero si algún país lo hace, no me extrañaría que otros fueran detrás por motivos más políticos que científicos”.

Los consultados coinciden en que las vacunaciones deberían ser suficientes para hacer desaparecer al virus. Pero tampoco está garantizado.

Que el virus se convierta en endémico

Uno de los principales miedos de las autoridades sanitarias es que el virus se convierta en endémico en Europa, como ya lo es en algunos países de África. Esto querría decir que habría brotes con relativa frecuencia, ya sea porque no se llegue a frenar el contagio en humanos, o porque llegue a la fauna y los animales se conviertan en reservorio desde el cual el virus salte de forma recurrente a las personas. “Por eso es muy importante el aislamiento de los infectados, pero también de sus mascotas. Porque como el virus entre en contacto con otros animales, será mucho más difícil de controlar. Y es la razón por la que es tan importante descubrir cuál es el origen de este brote”, subraya Rivas González.

En cualquier caso, este experto recuerda que las características de Europa y África son muy distintas: “No podemos compararnos con lo que pasa allí. Nosotros tenemos una ventaja clave, que es el diagnóstico”. Zurriaga coincide: “La identificación de posibles casos es muy diferente. También su gravedad: en África la letalidad por esta enfermedad [de aproximadamente un 1% de los casos en la variante que circula por Europa] suele deberse a sepsis; aquí eso es mucho más complicado”.

Una “casi imposible” pandemia

“Una pandemia es muy improbable, diría que casi imposible”, señala Rivas González. Zurriaga lo ve “muy poco factible”. “Si por ejemplo se hiciera endémico en países de Latinoamérica, con los que tenemos mucho contacto, podríamos tener casos sistemáticos en lugar de esporádicos”, añade.

Cañelles tampoco lo ve un escenario probable, pero es cauta: “No podemos descartar del todo la transmisión por aerosoles, como pasó con la covid. Si se confirmase, la pandemia sería más probable”.

Como recuerda José Jiménez, investigador de virus emergentes en el Departamento de Enfermedades Infecciosas del King’s College de Londres, “todavía hay demasiadas cosas que no sabemos sobre el brote actual y si algo deberíamos haber aprendido ya es que los virus siempre nos pueden sorprender”.

Las comparaciones con la covid son inevitables. Sin embargo, incluso en este “improbable” escenario, la pandemia sería muy distinta, ya que, como apunta Jiménez, hay muchas diferencias entre ambos virus: el SARS-CoV-2 era desconocido y contra él no había vacunas ni medicamentos; para el de la viruela del mono no hay específicos, pero los que se usaban para la viruela humana parecen ser bastante efectivos. Es un virus, además, que se conoce desde hace medio siglo, ha provocado brotes frecuentes en África y tiene una estructura mucho más estable que la del patógeno que ha causado la covid. “Tenemos las herramientas para frenarlo”, zanja Cañelles.


Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_