Colombia se despide de los tapabocas en espacios cerrados

El uso de mascarillas en espacios cerrados por fin dejará de ser obligatorio en Colombia. Desde el próximo domingo, la mayoría de las restricciones impuestas para superar la pandemia del coronavirus en un país que ha alcanzado altos niveles de vacunación pasan a ser un amargo recuerdo, aunque con algunas excepciones. Se mantiene, por ejemplo, el uso de los tapabocas en las aulas de los colegios, lo que ha generado la polémica tras el esperado anuncio que ha hecho este lunes el presidente Iván Duque. El Gobierno ya había levantado la obligación de mascarillas en espacios abiertos desde febrero.

“A partir del primero de mayo se va a retirar el uso obligatorio del tapabocas en espacios cerrados con la excepción de los servicios de salud, los hogares geriátricos, el transporte y los espacios cerrados dentro de las instalaciones educativas”, explicó el mandatario a primera hora de este lunes en una declaración desde la Casa de Nariño, el palacio de Gobierno. La medida está contemplada para todos los municipios que hayan vacunado al menos al 70% de la población, y a un 40% con la dosis de refuerzo. El 83% de los colombianos han recibido al menos una dosis de la vacuna y el 70% el esquema completo. En un país con cerca de 50 millones de habitantes, más de 11 millones ya tienen una dosis de refuerzo.

Tampoco será necesario de ahora en adelante presentar un certificado de vacunación para ingresar a eventos masivos o espacios cerrados como comercios, restaurantes, bares, cines o espectáculos deportivos. Como parte de ese impulso por flexibilizar las medidas más estrictas, se seguirá pidiendo un carné de vacunación a los viajeros que deseen ingresar al país, pero quienes no lo tengan podrán entrar con una prueba de PCR negativa menor a 72 horas o un test de antígenos realizado en las últimas 48 horas.

La obligatoriedad de tapabocas en los colegios ha sido un punto de fricción. Diversos sectores han señalado las consecuencias emocionales y de aprendizaje que perjudican el bienestar de los niños. El ministro de Salud, Fernando Ruiz, ha tenido que salir a explicar que la decisión es únicamente para espacios cerrados como los salones de clase, y que obedece también al actual pico de enfermedades respiratorias que atraviesa el país en medio de la temporada de lluvias. “El Comité Epidemiológico evaluó el tema, y consideró que podemos tener situaciones en las cuales puede haber un incremento de la infección respiratoria, que puede enmascararse con el covid-19 en los niños, principalmente”, dijo el funcionario.

El Ejecutivo ha reivindicado con insistencia los resultados de la campaña de inmunización, sumada a la reactivación económica. Como punto de partida, el país contaba con un sólido historial de vacunación, sin grandes movimientos adversos, y uno de los programas más grandes de la región. El Gobierno de Duque optó por combinar una estrategia multilateral con varias negociaciones bilaterales con farmacéuticas, cuyos detalles solo entregó a cuentagotas, escudado en los acuerdos de confidencialidad. Por momentos se instaló una sensación de retraso frente a otros países de la región que ha sido superada. Cuando el ritmo de vacunación comenzó a decaer, las autoridades decidieron exigir que los ciudadanos estuvieran vacunados para ingresar a restaurantes y locales de entretenimiento, una estrategia que ahora está llegando a su final.

Colombia enfrentó en el primer trimestre de este año la cuarta ola de contagios, provocada por la variante ómicron, y desde entonces los indicadores de la crisis sanitaria han venido mejorando. El pasado miércoles, las autoridades reportaron una sola muerte por covid, la menor cifra desde que se registró la primera víctima mortal, en marzo del 2020. En el balance acumulado, las cifras oficiales se acercan a las 140.000 muertes relacionadas con la covid-19 a lo largo de toda la pandemia.

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