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Las participantes del concurso Miss Francia tendrán contrato laboral tras una demanda feminista

La asociación Osez le Féminisme continúa pese a ello su denuncia ante un tribunal laboral, al considerar que se mantienen los “criterios discriminatorios” del programa

Clemence Botino, Miss France 2020, en el Festival Internacional de Series de Cannes, en febrero de 2020.
Clemence Botino, Miss France 2020, en el Festival Internacional de Series de Cannes, en febrero de 2020.D.Charriau (Getty)
Silvia Ayuso

Las 29 misses que el 11 de diciembre participarán en una de las finales televisadas más seguidas de Francia, el concurso de belleza Miss France, contarán este año con un contrato de trabajo y serán remuneradas. Es la primera vez en la historia de este concurso nacido en 1919 y retransmitido por televisión desde 1987 que se reconoce formalmente la relación laboral de las aspirantes con la sociedad que gestiona el programa. Una decisión que la nueva directora de Miss France, Alexia Laroche-Joubert, ha anunciado como iniciativa propia, si bien se produce a solo un mes de que una asociación feminista, Osez le Féminisme, presentara una demanda contra el concurso ante un tribunal laboral.

“Miss Francia es un concurso, pero también es una emisión de televisión. Desde mi nombramiento, hemos trabajado en la línea editorial. Eso tendrá consecuencias artísticas y jurídicas. Este año, las 29 misses que desfilarán, tendrán contratos de trabajo”, anunció Laroche-Joubert al presentar el programa del mes próximo ante la prensa francesa.

A mediados de octubre, Osez le Féminisme presentó una demanda contra la productora Endemol Production, que produjo hasta este año el concurso, al considerar que la empresa “explota a las mujeres, que repiten e interpretan cada año un espectáculo sexista, discriminatorio y lucrativo, generando millones de euros de beneficios, y todo ello violando el derecho laboral” que prohíbe la discriminación de un candidato a un puesto por su aspecto físico, edad u origen, entre otros. En aquel momento, Laroche-Joubert, que ha asumido la dirección de la nueva sociedad Miss France, rechazó taxativamente que se pudiera hablar de una relación laboral en este caso. “Hablamos de un concurso (…) el trabajo es otra cosa, tienes un empleador, horarios, etc. Esto son concursos regionales y se tiene la opción de presentarse o no. No son contratos de trabajo, se llama concurso, hace cien años que celebramos concursos de belleza, son anteriores incluso a sus emisiones por televisión”, declaró.

Un detalle que no ha dejado de destacar Osez le Féminisme que, en un comunicado, ha anunciado que pese al anuncio efectuado este miércoles en París, continuará adelante con su demanda, que tiene ya una primera fecha fijada: una “audiencia de conciliación” ante el tribunal laboral de Bobigny, en París, el 1 de diciembre.

Según las feministas, la decisión ha sido tomada porque el anuncio del contrato laboral para las misses es “ampliamente insuficiente”. La existencia de un contrato —y de ahí la decisión de Osez de apostar por la vía de la denuncia laboral— implica, recuerdan, la aplicación de las reglas del código de trabajo. Ello, a su vez, consideran, “debe llevar lógicamente a la supresión de todos los criterios discriminatorios como los genéticos o de apariencia física [uno de los requisitos es medir al menos 1,70 metros], el no haber estado nunca casada ni tener hijos o tener un comportamiento ‘conforme a los valores de la elegancia’”, como exige el concurso Miss Francia y que excluye a mujeres tatuadas o con piercings, entre otros.

La responsable del concurso no ha dudado en cargar contra las feministas, a las que acusa de “querer matar Miss Francia”, según recogen los diarios 20Minutes o Le Parisien. Laroche-Joubert lamentó las “polémicas” creadas, dijo, por “grupos neofeministas que tienen una mirada condescendiente sobre un programa popular y amable y sobre el entusiasmo que suscita”. No obstante, se mostró dispuesta, una vez más, a debatir algunas normas que ya en su momento calificó como “obsoletas”. “Puede que sean necesarias discusiones sobre el término jurídico de ‘soltera’”, señaló. “También hemos sido algo demasiado restrictivos en cuanto a los tatuajes, pero son temas que tenemos que hablar con los comités” regionales, indicó.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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