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Un bulo sobre la covid agota un medicamento para caballos en Estados Unidos

Las autoridades sanitarias alertan del uso masivo de ivermectina en humanos después de que se propagara la idea de que era un “tratamiento milagroso”

Antonia Laborde
Una caja de ivermectina, el medicamento para animales que se ha agotado debido a un bulo que afirma que cura la covid-19.
Una caja de ivermectina, el medicamento para animales que se ha agotado debido a un bulo que afirma que cura la covid-19.BENOIT TESSIER (Reuters)

“No sois caballos. Tampoco vacas. En serio. Dejadlo”. La Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) publicó el 21 de agosto este mensaje en sus redes sociales. La extraña advertencia venía acompañada de un artículo que alertaba de los peligros de que los ciudadanos consuman ivermectina, un medicamento antiparasitario de uso veterinario principalmente, para tratar el coronavirus. Pese a que las autoridades sanitarias rechazan que el fármaco sirva para combatir la covid-19, los bulos han provocado que el consumo se dispare en Estados Unidos, hasta el punto de que algunas clínicas veterinarias han tenido que racionar el suministro para los animales por la escasez.

El origen de la desinformación hay que buscarlo en un ensayo no concluyente publicado en abril de 2020 por la Universidad de Monash en Melbourne (Australia). Es decir, en los días más duros del confinamiento, con la pandemia descontrolada y sin visos en el horizonte de una vacuna para tratar el virus, fue noticia un experimento que concluía que la ivermectina eliminaba el coronavirus del cuerpo en 48 horas. Los científicos australianos advirtieron de que los resultados eran preliminares y que seguirían investigando. Además, el hallazgo implicaba que la cantidad de fármaco necesaria para surtir efecto debía ser mucho mayor que la dosis aprobada para su uso en humanos. “NO te automediques con ivermectina y NO utilices la ivermectina destinada al uso animal”, remarcaron desde la Universidad de Melbourne.

Sendos grupos en Facebook y Reddit, foro destinado a compartir información abonado a las teorías de la conspiración, desoyeron las advertencias y difundieron el “tratamiento milagroso” de la ivermectina, medicina utilizada principalmente para matar parásitos en caballos, perros y gallinas. Ante el interés suscitado, Merck, la compañía que fabrica el fármaco, tuvo que aclarar públicamente el pasado febrero que aún no han encontrado “ninguna base científica para un efecto terapéutico potencial” contra la covid, y que en la mayoría de los estudios que arrojan un impacto positivo en los pacientes que consumen ivermectina existe “una preocupante falta de datos confiables”.

En los humanos, las pastillas de ivermectina están aprobadas bajo receta médica para tratar algunos parásitos internos, como gusanos intestinales, y otros externos, como piojos, además de la rosácea, enfermedad cutánea. El medicamento cuenta con una versión que trata los parásitos que atacan principalmente a una amplia gama de animales y se pueden comprar en línea o en tiendas de alimentos sin dificultad. Ahí es donde están consiguiendo la medicina los creyentes en su eficacia contra la covid. La FDA ha asegurado que ha recibido múltiples informes de pacientes que han requerido atención médica, incluida la hospitalización, después de automedicarse con ivermectina para ganado. El fármaco para caballos concentra hasta más de siete veces la dosis aprobada para humanos.

Con la variante delta azotando Estados Unidos, la popularidad de la ivermectina cobró este verano mayor fuerza. Antes de la pandemia, los médicos entregaban semanalmente 3.600 recetas para uso humano. En una semana del pasado agosto, la cifra se elevó a más de 88.000, según cálculos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Los centros de control de intoxicaciones recibieron cinco veces más llamadas relacionadas con el medicamento que en julio, informó The Washington Post, citando al Centro de Información Toxicológica de Estados Unidos.

“Hay mucha información errónea” sobre los beneficios de tomar grandes dosis de ivermectina o su versión para animales para la prevención o el tratamiento de la covid-19, alerta la FDA en su página web. “No está bien”, “es peligroso”, “no lo haga”, apuntan. Las advertencias de la agencia reguladora, sumadas a la de la Organización Mundial de la Salud, encuentran oposición en destacadas figuras de medios de comunicación de derecha alternativa, así como en algunos políticos y médicos conservadores. Tal vez el caso más famoso es el del cómico Joe Rogan que, en su programa The Joe Rogan Experience, el podcast más oído del mundo, incluyó la ivermectina como parte de su tratamiento cuando se infectó con covid.

Otro altavoz del uso de ivermectina y la hidroxicloroquina es la doctora Simone Gold. En el verano de 2020 fundó America’s Frontline Doctors, que agrupa a médicos antivacunas. Después de que la arrestaran en enero de este año por participar en el asalto al Capitolio de Estados Unidos, ha continuado propagando desinformación sobre el tratamiento contra la covid. Hace un par de semanas dio una charla en una iglesia californiana donde ofreció a los asistentes una receta para conseguir ivermectina a cambio de una teleconsulta por 90 dólares (77,7 euros).

Mientras tanto, las tiendas de alimentos para animales padecen los efectos secundarios de la desinformación. V & V Tack and Feed, ubicada en Las Vegas, vende ivermectina para su uso en caballos. La demanda ha aumentado progresivamente los últimos meses, tanto que se ha agotado el medicamento. La dueña de los locales, Shelly Smith, en vista de lo que estaba ocurriendo con el fármaco y su uso en humanos, colgó un letrero que decía: “No beba esto”, según contó a la televisión local KNTV. Al comprobar que no surtió efecto, exigió a los clientes que quisieran comprar ivermectina que presentaran una fotografía junto a su animal. Ahora el problema es que no encuentra un proveedor que la abastezca y los dueños de los caballos enfermos no tienen con qué tratarlos.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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