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Pantallas en la palma de la mano y ‘tamagotchis’: la carrera por imaginar los dispositivos más allá del móvil

Las empresas tecnológicas apuestan por la inteligencia artificial para el desarrollo de nuevos teléfonos inteligentes que revolucionarán el mundo de los asistentes personales

Broche IA (AI Pin)
Broche IA (AI Pin) colocado en la sudadera de un usuario en una imagen cedida por la empresa estadounidense Humane.Humane
Luis Alberto Peralta

Para los gigantes tecnológicos globales, el uso de la inteligencia artificial (IA) en los dispositivos no es ninguna novedad. Empresas como Amazon, Samsung, Apple o Microsoft aseguran haber trabajado con herramientas como el machine learning (aprendizaje automático) desde hace más de una década. Lo que sí ha cambiado es el grado de sofisticación de estos programas en sus interacciones con los usuarios, especialmente desde el lanzamiento de plataformas como ChatGPT. En esta línea, un puñado de start-ups han echado gasolina al debate, argumentando que los teléfonos inteligentes y los asistentes virtuales pronto serán desplazados por nuevos dispositivos que pongan la IA en el centro.

Las empresas están incorporando la inteligencia artificial a gafas, relojes y todo tipo de productos. Sin embargo, hay aparatos que van mucho más allá. Uno de los más nuevos y que más ha llamado la atención en la industria es el “AI Pin” (broche IA) de la empresa estadounidense Humane. El dispositivo, desarrollado con la colaboración de Microsoft y OpenAI, es en un asistente virtual portátil que se lleva en la ropa y no tiene pantalla. Además, incorpora un micrófono y un altavoz, pero también un panel táctil y una cámara para registrar información visual y gestos. También cuenta con su propia conexión “ilimitada” a internet y se vincula a otros dispositivos por medio de bluetooth (por ejemplo, a unos audífonos).

Según Humane, para interactuar con el broche se puede usar la voz o manipular una especie de pantalla láser que se proyecta sobre la palma de la mano. El artilugio es capaz de tomar fotografías o responder mensajes automáticamente. También realizar funciones complejas, como calcular las calorías de un alimento, traducir diálogos en tiempo real, resumir conversaciones o responder preguntas como lo haría ChatGPT. Sin embargo, para visualizar contenidos como fotos o vídeos con más detalle, se debe acceder por medio de un ordenador a una plataforma llamada “centro”, donde toda la información queda almacenada.

Pantalla del dispositivo de Humane, proyectada sobre la palma de una mano, en una imagen cedida por la empresa estadounidense.
Pantalla del dispositivo de Humane, proyectada sobre la palma de una mano, en una imagen cedida por la empresa estadounidense. Humane

Sus creadores son Imran Chaudhri y Bethany Bongiorno, dos de las mentes que diseñaron el iPhone y el sistema operativo iOS de Apple. Una portavoz de Humane cuenta a EL PAÍS que el objetivo de la empresa es potenciar las experiencias “humanas” por encima de las digitales, reduciendo el uso de los dispositivos con pantalla. Según explican en la start-up, el broche recaba información de “cada aspecto de nuestras vidas” a través de las interacciones diarias. Con estos datos, la inteligencia artificial puede “aprender” los hábitos del usuario para crear “experiencias de IA” personalizadas y resolver problemas sin la necesidad de un móvil o de aplicaciones. Por el momento, la empresa no ha publicado detalles de cómo funcionarán estas “experiencias”, pero estarán vinculadas a su propio sistema operativo, bautizado como Cosmos.

La empresa ha iniciado una agresiva campaña de marketing para lograr posicionarse. De hecho, el broche fue exhibido por la supermodelo Naomi Campbell durante la semana de la moda de París de 2023; y será presentado durante el Mobile World Congress de Barcelona esta semana. El aparato saldrá a la venta en Estados Unidos en abril, y el precio previsto es de 699 dólares (unos 650 euros), pero también se tendrá que pagar una suscripción mensual de 24 dólares (unos 22 euros) por los servicios. La portavoz de la start-up indica que, por el momento, no tienen fecha de lanzamiento en Europa.

Un tamagotchi como asistente

Este artilugio no es el único de su tipo. La empresa estadounidense Rabbit presentó en enero su dispositivo R1, un asistente virtual y “compañero de bolsillo”, creado con ayuda de la conocida firma de diseño Teenage Engeneering. Este aparato, cuya apariencia está inspirada en los tamagotchi de Bandai populares en los 2000, alcanzó 40.000 órdenes en el lanzamiento de su preventa. A diferencia del de Humane, este proyecto sí cuenta con una pantalla (de 4,88 pulgadas), y sus creadores lo plantean como una continuación lógica de los asistentes virtuales y de los móviles. En esta línea, aseguran que es capaz de hacer todo lo que un smartphone, pero también de identificar objetos en tiempo real o ejecutar funciones tan complejas como comprar un vuelo por su cuenta. Se maneja a través de su pantalla táctil y por comandos de voz.

En Rabbit plantean que R1 es una respuesta necesaria ante la complejidad de las interfaces. Según la empresa, la lógica detrás del aparato es sencilla: utiliza modelos de inteligencia artificial para que su sistema “aprenda” a operar programas que ya existen. De esta forma, permite que los usuarios interactúen facil y rápidamente con aplicaciones de móvil por medio de la voz, o soluciona sus consultas a través de búsquedas automáticas en internet. De hecho, sus creadores prometen que en el futuro se le podrá enseñar de forma personal a utilizar casi cualquier programa a través de su “modo web de aprendizaje”.

“Hemos llegado a un punto en el que tenemos cientos de aplicaciones en nuestros teléfonos con diseños complicados que no se comunican entre sí. Como resultado, los usuarios finales se sienten frustrados con sus dispositivos y a menudo se pierden”, señaló Jesse Lyu, el fundador de la empresa, en enero. Entonces también comunicaron que el coste del dispositivo será de 199 dólares (unos 183 euros), aunque más de un analista del sector ha calculado que esta cifra no sería suficiente para hacer su negocio sostenible si no se incluyen pagos adicionales, como ocurre con el asistente de Humane.

Más allá del móvil

Las grandes tecnológicas también están en una carrera por aprovechar esta tecnología al máximo. Por ejemplo, Meta anunció en septiembre de 2023 que incorporarían su nuevo asistente de inteligencia artificial (Meta AI) al proyecto de gafas inteligentes que tienen con la marca Ray Ban. Según la empresa de Mark Zuckerberg, esta adición permitirá controlar diferentes características de las gafas a través de la voz, así como hacerles preguntas.

David Alonso, director de Negocio de Movilidad de Samsung en España y Portugal, explica a EL PAÍS que algunos de sus dispositivos ya cuentan con un procesador dedicado a estas funcionalidades. La empresa anunció recientemente que su “IA móvil” estará presente tanto en teléfonos como tabletas, y que permitirá funciones como la traducción de llamadas en tiempo real, la edición imágenes con IA generativa o las búsquedas asistidas en internet. Alonso afirma que el concepto de “ecosistema” cobrará valor con la IA, porque esta tecnología vinculará dispositivos tan distintos como tabletas, relojes, televisores o electrodomésticos.

Alonso también resalta que esta es la primera generación de dispositivos que tienen la IA como prioridad, y no piensa que posibles nuevos aparatos vayan a desplazar a los que actualmente gobiernan el mercado. “Al teléfono móvil lo vienen matando desde hace ya muchos años. Se habla en muchos foros de su desaparición. Pero lo que vemos día a día es que el smartphone está más vivo que nunca y es una herramienta esencial. Ahora, con estas nuevas funcionalidades de inteligencia artificial, estamos presenciando el inicio de una nueva era de la telefonía, que irá mucho más allá de un dispositivo o una pantalla”, asegura el ejecutivo de Samsung. En este contexto, Alonso añade que la IA no solo está ayudando a personalizar las experiencias, sino que vuelve los dispositivos más accesibles e inclusivos para las personas con limitaciones visuales, así como más sostenibles en cuanto a consumo de energía.

Más allá de los dispositivos

Para Andrés Pazos, director senior de desarrollo de negocio de Alexa en España, la forma en que la IA puede enriquecer las experiencias de los usuarios va más allá de los aparatos en sí. Un ejemplo de cómo la IA ya está cambiando la relación con el mundo real, cuenta Pazos a EL PAÍS, es la forma en que los comandos de voz están reduciendo la brecha digital. El ejecutivo destaca que las interacciones cada vez más fluidas a través del diálogo permiten que las personas mayores o con algún tipo de limitación puedan relacionarse de manera más sencilla y eficiente con los dispositivos, sin tener que aprender comandos o interactuar con una pantalla. Pazos asegura que la inteligencia artificial ha sido clave en este proceso, puesto que ha permitido que los aparatos aprendan a interpretar diferentes formas de hablar para procesar las solicitudes de los usuarios.

Otro ejemplo son los llamados “inmobiliarios inteligentes” (Alexa smart properties), un servicio que permite interactuar con diferentes espacios a través de asistentes de voz. Esta tecnología ya se está implementando en hoteles de España para permitir que los huéspedes pidan recomendaciones, comida a la habitación o servicio de tintorería, y en residencias de mayores. En el corto plazo, se espera que se puedan controlar factores como la luz y la temperatura de un cuarto y ahorrar tiempo a los huéspedes. Para Pazos, el futuro es una IA que funcionará como un “cerebro”, conectando a un entramado de dispositivos para proporcionar a cada usuario una experiencia personalizada, e, incluso, anticiparse a sus necesidades.

Para el ejecutivo de Amazon, el futuro consistirá en alcanzar lo que él llama la “inteligencia ambiental”, es decir, lograr que los dispositivos nos faciliten la vida trabajando de manera armoniosa y fluida a través de la IA y la interconectividad. “Hablamos de un paso más allá de la inteligencia artificial. Sería interactuar con todos los servicios de manera orgánica, y que cuando no se les necesita pasen a un segundo plano. Que uno no tenga que aprender a usar los dispositivos, sino que gracias a la inteligencia artificial se nos permita relacionarnos de manera tan natural que uno se olvide que están allí”, concluye.

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