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Anatomía de Twitter
Columna
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La profecía autocumplida de Sabrina

En Hollywood, y en el resto del mundo, no hay nada peor que una cara y un cuerpo que aparenten una cara y un cuerpo de su edad

Caroline Rhea, Melissa Joan Hart, Beth Broderick y Salem el gato, en una imagen promocional de la cuarta temporada de 'Sabrina, cosas de brujas'.
Caroline Rhea, Melissa Joan Hart, Beth Broderick y Salem el gato, en una imagen promocional de la cuarta temporada de 'Sabrina, cosas de brujas'.Bob D'Amico (Disney General Entertainment Con)

Quienes pasamos más horas de las que nos gustaría dentro de X sabemos que ahí todo vale, pero esta, francamente, no la vimos venir. “Disculpadme, mientras me adentro silenciosamente en el océano”, “me niego. Me quiero morir. Chao” o “quiero sentarme a llorar y ponerme botox” eran algunos de los más de mil citados que tenía un video en el que la actriz Melissa Joan Hart aparecía en Would You Kill For Me? The Mary Bailey Story, su última película, donde interpreta a una abuela.

Sí, han leído bien. La actriz de Sabrina, cosas de brujas, la hechicera adolescente de la serie que marcó a una generación a finales de los noventa es ahora abuela de dos niños de siete y 11 años… a sus 47 años. Un milagro de la ciencia, pensarán algunos. No es el caso. Es Hollywood siendo Hollywood o ratificando la profecía de “el último día follable” de la actriz, el gag canónico sobre el edadismo cinematográfico en el que Tina Fey, Patricia Arquette y Julia Louis-Dreyfus le explicaban a la cómica Amy Schumer que “en la vida de una actriz llega un día en que los medios deciden que ya no serás follable nunca más”.

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Si Angelina Jolie fue la madre de Colin Farrell en la película Alejandro Magno aunque solo fuese unos pocos meses mayor que él fuera de las cámaras y nos hicieron creer el romance de El graduado pese a que cinco años separaban a Anne Bancroft de Dustin Hoffman en la vida real, ¿cómo no van a convertir a una mujer de 47 años en una abuela de una niña de 11?

En Hollywood, y en el resto del mundo, no hay nada peor que una cara y un cuerpo que aparenten una cara y un cuerpo de su edad. Lo saben las que ya cumplieron la profecía. “No me llaman porque estoy vieja, gorda y parezco de mi edad”, dijo Kelly McGillis (66 años) sobre por qué nadie se puso en contacto con ella para rodar Top Gun: Maverick. También lo intuyen las que están a punto de cumplirla: “Alguien poderoso me dijo que mientras tengas 20 años eres o la novia en pelotas o la madre precoz que apoya a su hijo, y luego te mueres y te ponen en un congelador el resto del tiempo”, contó Betty Gilpin, intérprete de Glow. Anne Hathaway también lo sabe: “Antes no me quejaba porque no me afectaba y me beneficiaba. Cuando tenía veintipocos, se escribían papeles para mí de mujeres de mediana edad y los cogía. Ahora pienso: ‘¿Por qué esa chica de 24 años consiguió ese papel? Una vez tuve 24 y no me puedo enfadar. Así son las cosas”, dijo en otra entrevista, resignada.

¿Cuán machista es el cine? No más que cualquier otro gremio, pero sus códigos crean una narrativa cultural que se infiltra por el resto del mundo. Lo dejó claro Frágil, desaliñada y olvidada: un informe sobre los roles cinematográficos de las mujeres mayores, el primer análisis de cómo se representó a las mujeres mayores de 50 años en las 30 películas más taquilleras de 2019 de EE UU, Reino Unido, Francia y Alemania. El estudio desveló que ninguna mayor de 50 años tuvo un papel protagonista y solo una de cada cuatro películas pasó la prueba de los estereotipos edadistas. Ya lo decía Goldie Hawn en El club de las primeras esposas: “Hay tres edades en la vida de una actriz de Hollywood: el bombón, la fiscal del distrito y Paseando a Miss Daisy”. Y ni un hechizo de Sabrina, la bruja adolescente, ha podido remediarlo.

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