_
_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Alberto, el enemigo está dentro

Hay en la derecha un ruido que amenaza con convertirse en clamor. Núñez Feijóo está amortizado. ¿Es la hora de Díaz Ayuso?

Balcón de Génova. Feijóo celebra la victoria del PP en las elecciones del 23J.
Balcón de Génova. Feijóo celebra la victoria del PP en las elecciones del 23J.Alvaro Garcia


Una tarde de hace algunos años, paseando por Nápoles, el historiador de Filosofía Moral Giuseppe Ferraro me contó que, a su paso por la ciudad, el escritor estadounidense Herman Melville (Nueva York, 1819-1891) se maravilló de que los cañones de Fernando II de las Dos Sicilias, el Rey Bomba, no estuviesen apuntando hacia el mar, sino hacia la ciudad. “Era la prueba”, explicaba el profesor Ferraro, “de que el enemigo estaba dentro”.

No sería extraño que un mensaje parecido fuera el que Pablo Casado le trasladase a Alberto Núñez Feijóo durante aquel almuerzo medio secreto que compartieron en un restaurante de Madrid el pasado 22 de febrero, justo en el aniversario del ajusticiamiento político del joven político a manos de su antigua amiga Isabel Díaz Ayuso y bajo el silencio cómplice de la bancada popular. Es hasta cierto punto comprensible que Núñez Feijóo echara en saco roto las advertencias de un hombre herido. Pero ahora, ni 72 horas después de las elecciones que dejaron al PP tan lejos de La Moncloa, el presidente del PP empieza a darse cuenta de que las suspicacias de Fernando II en Nápoles y de Pablo Casado en Génova 13 tenían sentido.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Hay un murmullo creciente entre los dirigentes del PP, que ya critican –aunque todavía protegidos por el anonimato—los errores de su todavía líder durante la campaña, sus lapsus, sus pactos con Vox, la incomparecencia en los debates… Fuera, en las redes, la frustración de la derecha –que daban por descontada la imagen de Pedro Sánchez marchándose de la Moncloa—ya es un ruido que amenaza con convertirse en clamor. Los primeros en desempolvar el ariete tienen sobrada experiencia en el viejo oficio de la traición interna. El ejemplo más claro es el de Esperanza Aguirre, que ya ha dicho abiertamente que la campaña de Feijóo contra Vox fue errónea y que el futuro del PP pasa por Díaz Ayuso. En una intervención en un programa de la Cuatro llegó a decir:

–Yo estoy convencida de que no va a haber unas nuevas elecciones. Va a haber un gobierno Frankenstein. Pedro Sánchez interpreta que a él le ha salido muy bien este adelanto electoral y que los españoles le dan permiso para seguir cuatro años más con los terroristas, los independentistas, con todos los enemigos de España. Y nosotros no les hemos descalificado lo suficiente…

En el plató, de fondo, se oyen risas. No es para menos. Esperanza Aguirre –que ya conspiró contra Mariano Rajoy y secundó la operación para derribar a Pablo Casado– considera que la campaña del PP –la de derrocar al sanchismo y la de Txapote—ha sido de guante blanco y que lo que hacen falta ahora son candidatos más duros, tipo Díaz Ayuso. El problema de Núñez Feijóo es que Aguirre no está sola. La discusión está en Twitter, donde conocidos portavoces de la ultraderecha ya han dejado tranquilo a Sánchez por un rato y apuntan hacia Núñez Feijóo.

–Feijóo sugiere ahora que quiere gobernar con Sánchez. En campaña me prometió que quería derogar el sanchismo porque, entre otros motivos, ha dejado a “violadores en la calle, pactó con Bildu, nos va a poner peaje en las autovías y nos ha mentido”. No entiendo nada. ¿Y vosotros?– jalea Javier Negre.

También la discusión ha entrado de lleno en espacios radiofónicos como el de Federico Jiménez Losantos, quien hace un par de días sostuvo una sonada bronca con Juan Carlos Girauta, antiguo dirigente de Ciudadanos y ahora cercano a Vox.

–Tú ya quieres echar a Feijóo –le afeó el periodista al político.

–Porque se tiene que marchar.

–¿Y Abascal?

Así se llevaron un rato, hasta que Jiménez Losantos llegó a la conclusión de que Girauta está mal de la cabeza.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_