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ANATOMÍA DE TWITTER
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Chile, el golpe y la memoria

Un asesor de Boric se ve forzado a dimitir por unas declaraciones sobre la dictadura enredadas en Twitter

El escritor Patricio Fernández durante una entrevista en su casa en Santiago, Chile.
Patricio Fernández, escritor, periodista y analista político chileno, durante una entrevista en su casa en Santiago (Chile).sofia yanjari
Francesco Manetto

Todo comenzó con una conversación académica en Radio Universidad de Chile. O quizá no y la charla entre el sociólogo de izquierdas Manuel Antonio Garretón y Patricio Fernández, asesor del presidente Gabriel Boric y coordinador de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado de 1973, fue solo un pretexto. El caso es que unas palabras de Fernández, un extracto de apenas 90 segundos en una entrevista de casi 50 minutos que inundó Twitter y las redes sociales, abrieron la caja de Pandora. La historia terminó la semana pasada con la renuncia del afectado después de que un sector del Partido Comunista, parte del Gobierno, y organizaciones de derechos humanos le acusaran de relativizar el quiebre de la democracia a manos del dictador Augusto Pinochet.

Lo sucedido en Chile no es solo un episodio de gresca política local, porque detrás hay un debate universal sobre la memoria, la convivencia y el lenguaje. Además, nos habla de la relación entre las distintas sensibilidades de una coalición de izquierdas. Pero empecemos por la supuesta manzana de la discordia. Fernández, escritor y periodista, no restó de ninguna manera importancia a la gravedad del golpe. Dijo que, en un país dividido, se puede “intentar acordar que sucesos posteriores a ese golpe son inaceptables en cualquier pacto civilizatorio”, en referencia a la dictadura de Pinochet. El propio Garretón lo corrobora en un vídeo aclaratorio: “Concordamos en que el golpe militar no tiene ninguna justificación, ni explicación, ni contexto que permitan legitimarlo”.

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No fue suficiente para apaciguar las aguas. El hecho de poner el foco en la barbarie posterior al golpe desató una serie de ataques a Fernández, cuyo discurso iba en línea con lo expresado por el propio Boric en un reciente programa de televisión. La diputada comunista Lorena Pizarro fue una de las más beligerantes. “Me parece inconcebible que se haya nominado a este señor sin tener ningún vínculo con la causa”, lanzó. El periodista fundó en 1998 el semanario The Clinic, un guiño a la London Clinic en la que acababa de ser detenido Pinochet, y participó en el último y fallido proceso para reescribir la Constitución como independiente adscrito al Colectivo Socialista.

El agrio debate generado en Twitter, no exento de críticas de los sectores más duros de la coalición dirigidas al propio Boric, volvió a avivarse a raíz de dos opiniones encontradas sobre la polémica, ambas publicadas por EL PAÍS. La primera es una columna del escritor Rafael Gumucio, que critica cierta concepción patrimonial de los derechos humanos y el “instinto de exclusión que suele ejercer el Partido Comunista y sus satélites”. En ella señala abiertamente a la diputada de esa organización Carmen Hertz, quien respondió con otro artículo que no escatima acusaciones a Fernández y llega a hilar un paralelismo, al igual que hizo en redes, entre la derecha y “los progresistas”.

La comparación es un viejo caballo de batalla, a los dos lados del Atlántico, de los sectores de la izquierda que más suelen reivindicar su pureza. También por esta razón, el caso de Patricio Fernández es especialmente emblemático. El periodista dio un paso al costado el pasado miércoles. “Presidente, mi persona se ha vuelto un escollo para el buen desarrollo de esta conmemoración”, escribió en su carta de renuncia, en la que recuerda el reto de convivencia de los chilenos. “El desafío es grande, hay deudas por saldar, dolores que comprender, rencores e intolerancias que vencer”. Boric lo defendió. Lo calificó de “tremendamente respetuoso con los derechos humanos” y rechazó las acusaciones en su contra: “Jamás justificaría el quiebre de la democracia en un golpe de Estado”. Al mismo tiempo, aceptó su dimisión al comprender sus razones. Fernández no será reemplazado y su plaza quedará vacante.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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