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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Reformas pendientes de la UE

La convocatoria de una Convención impulsada por el Parlamento Europeo permitirá acercar los tratados a las expectativas democráticas de la ciudadanía

Union Europea
Pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, en una imagen de la institución.Europa Press
El País

La Conferencia sobre el Futuro de Europa nació como una iniciativa orientada a colocar a los ciudadanos en el centro del debate sobre el futuro de la Unión con el propósito de escuchar sus posiciones. Se inauguró en Estrasburgo el 9 de mayo de 2021 y un año después ha concluido sus trabajos con escasa atención mediática. La ciudadanía ha podido presentar las más diversas propuestas a través de una plataforma multilingüe disponible desde el 19 de abril de 2021, concebida para reforzar la legitimidad del proyecto europeo, particularmente entre los más jóvenes. Las conclusiones de los trabajos incorporan propuestas en campos temáticos que van desde el cambio climático o la salud, pasando por la economía y el empleo, la educación, la transformación digital, la migración, las cuestiones de democracia europea, los valores y derechos o la UE en el mundo.

La audacia del Parlamento Europeo y su voluntad de reforma llega empujada por la fuerza del europeísmo de vocación más federalista pero tiene enfrente a fuerzas refractarias a cualquier avance en el proceso de integración, como es el caso del Gobierno húngaro. El éxito de una futura reforma de los Tratados de la Unión depende de una gestión pragmática de sus objetivos, sin grandes afanes constituyentes pero sí dispuesta a mejorar su funcionamiento futuro. Entre las novedades fundamentales que habrá que afrontar están tanto la pandemia como la guerra en Ucrania: ambas han demostrado la necesidad que tiene Europa de aumentar las competencias tanto en el ámbito de la seguridad y la defensa compartida como en el de la salud o la energía. El debate en torno a la actual unanimidad que exigen esas materias y la posibilidad de habilitar en su lugar mayorías cualificadas está en marcha, en particular en asuntos tan sensibles como la fiscalidad. Otro debate futuro habrá de ser la conveniencia de recuperar la llamada idea de los spitzenkandidaten, es decir, el hecho de que los cabezas de lista de los partidos que concurren a las elecciones al Parlamento Europeo sean los candidatos a presidir la Comisión Europea.

Es coherente, así, que el Parlamento Europeo haya decidido impulsar un proceso de reforma de los Tratados de la UE a través de la convocatoria por parte del Consejo Europeo de una Convención destinada a esos debates. El procedimiento exige aprobar el texto resultante por “común acuerdo” de los Veintisiete representantes de los gobiernos en el seno del Consejo de la Unión y, posteriormente, la ratificación unánime de los Estados según sus propias normas constitucionales. El riesgo de accidente, como ya ocurrió con las reformas de Maastricht, la Constitución Europea o Lisboa, está siempre presente. En todo caso, la presidencia de la Unión que corresponde a España en el segundo semestre del próximo año deberá incorporar la reforma de los Tratados, dada la antelación de 18 meses con que se confecciona su agenda.

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