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La Casa Blanca advierte de que los fondos de EE UU para Ucrania se agotarán antes de fin de año

Si el Congreso no aprueba nuevas partidas, el país invadido “quedará mutilado en el campo de batalla” y Rusia tendrá más fácil ganar la guerra, según la directora de presupuestos

Guerra de Rusia en Ucrania
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en una visita a la región de Járkov la semana pasada.Anadolu (Anadolu via Getty Images)
Macarena Vidal Liy

Ya no queda de dónde rascar. Los fondos para la ayuda militar a Ucrania están agotados. La Casa Blanca ha enviado al Congreso de EE UU una dura advertencia este lunes: si los parlamentarios no aprueban antes de que acabe el año la partida que la Administración ha solicitado, 105.000 millones de dólares (unos 97.000 millones de euros) para Ucrania, Israel y la frontera estadounidense con México —entre otros destinos—, Kiev se arriesga a “quedar mutilada en el campo de batalla” y perder lo recuperado en dos años de combates. Moscú tendrá mucho más fácil ganar la guerra.

El drástico mensaje, una llamada de atención sobre la situación en Ucrania cuando la atención pública ha girado hacia Oriente Próximo y la guerra entre Israel y Hamás, ha llegado en una carta de la responsable financiera de la Casa Blanca, Shalanda Young, a los líderes de los partidos en el Senado y la Cámara de Representantes. El momento es clave: el líder de la mayoría demócrata en la Cámara Alta, Charles Schumer, tiene previsto someter la petición de fondos a votación de los senadores esta misma semana.

“Quiero dejarlo claro: si el Congreso no actúa, al final de este año nos quedaremos sin recursos para adquirir más armas y equipos para Ucrania, y para entregarle equipos procedentes de los arsenales de las fuerzas estadounidenses”, escribe la directora de la Oficina de Gestión y Presupuestos de la Casa Blanca. “No hay un cofre mágico de dinero disponible. Nos hemos quedado sin fondos, y casi sin tiempo”.

Desde septiembre, cuando los desacuerdos entre demócratas y republicanos ―e internamente entre estos últimos― estuvieron a punto de dejar a la Administración sin fondos para su funcionamiento, el Congreso ha rechazado la solicitud de partidas suplementarias para ayuda militar a Ucrania.

Estados Unidos es el principal suministrador de asistencia militar al país invadido. Según Young, ha aportado ya 67.000 millones de dólares para que Kiev pueda defenderse y recuperar el terreno ocupado por Rusia desde que las tropas de ese país cruzaran la frontera en febrero de 2022. La gran mayoría de los parlamentarios apoyan continuar esa asistencia, que consideran fundamental para poner freno a Moscú, proteger la seguridad nacional estadounidense y defender los principios democráticos y de soberanía. Sin embargo, y aunque esa opinión es generalizada entre republicanos y demócratas en el Senado y suma mayoría en la Cámara de Representantes; en esta última los diputados del ala derechista republicana consideran que se ha desembolsado suficiente dinero para esta causa y han bloqueado cada votación sobre la ayuda.

La Casa Blanca solicitó en octubre la partida de 105.000 millones, con un llamamiento del presidente Biden, en un discurso a la nación, que buscaba un “acuerdo amplio entre los dos partidos” para obtener el visto bueno a la medida. De la cantidad total solicitada, 61.000 millones se asignan a Ucrania. Otra parte de esos fondos, 13.600 millones, se destinan a reforzar la protección de la frontera sur ante la escalada en el número de inmigrantes que la cruzan irregularmente desde México. Con esa provisión, el Gobierno trataba de atraer votos de los republicanos, pues insisten en vincular la ayuda a Ucrania con medidas más drásticas contra la inmigración irregular.

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Hasta ahora, los llamamientos de la Casa Blanca no han tenido éxito. Aunque se han abierto conversaciones entre demócratas y republicanos sobre medidas para endurecer la protección fronteriza, la semana pasada entraron en punto muerto. Para los legisladores demócratas, las exigencias republicanas son excesivas.

En su carta, Young insiste en que si el Congreso no aprueba los fondos, y Estados Unidos se ve obligado a cortar sus suministros de armamento a Ucrania, aumentará “la probabilidad de victorias militares rusas”. Es imperativo, sostiene, que el país invadido reciba apoyo, para evitar que el conflicto se extienda por la región.

“Ayudar a Ucrania a defenderse y garantizar su futuro como un país soberano, democrático, independiente y próspero, beneficia nuestros intereses de seguridad nacional”, resume la responsable presupuestaria de la Casa Blanca en su misiva.

Con este argumento, que busca vencer las objeciones de los republicanos que consideran que el dinero solicitado debería invertirse en EE UU y no en el apoyo a fuerzas extranjeras; Young recuerda que la mayor parte de los fondos para la ayuda militar a Ucrania repercuten en el territorio estadounidense, crean puestos de trabajo y estimulan la economía. En buena medida, van a parar a las fábricas de armamento, que han incrementado su producción en el último año y medio para proveer las ingentes necesidades de munición y equipos del país invadido. “Por ejemplo, sistemas de defensa aérea producidos en Alabama, Texas y Georgia”, recoge en su texto la alta funcionaria. Se trata de tres Estados bajo control republicano.

Una posible opción que han adelantado algunos legisladores, ante lo distante de las posiciones, es esperar al año próximo, cuando se podría incluir una nueva partida de asistencia militar en un proyecto de ley más amplio de presupuestos para Defensa.

Pero Young insiste en que la ayuda debe aprobarse ya, y recuerda que desde septiembre los envíos de apoyo se han tenido que ir espaciando, así como reduciendo, por la falta de fondos. “Este no es un problema para el año que viene”, apunta. “Es el momento para ayudar a una Ucrania democrática a combatir la agresión de Rusia. Es hora de que el Congreso actúe”.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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