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Ucrania avanza al otro lado del río Dniéper, su mayor logro en el frente de guerra en un año

Fuerzas especiales y marines ucranios establecen varios puntos de desembarco a lo largo de 20 kilómetros de orilla bajo dominio ruso

Guerra Ucrania Rusia
Un soldado ucranio patrulla en barco por el río Dniéper, en la línea del frente cerca de Jersón, el 11 de junio de 2023.Felipe Dana (AP)
Cristian Segura (Enviado especial)

Las fuerzas especiales y los marines ucranios han conseguido superar lo que el genio militar prusiano Carl von Clausewitz escribió en 1832 que era el mejor aliado de la naturaleza para un ejército que defiende: avanzar contra un enemigo atrincherado en la orilla opuesta de un gran río. Pese a todas las adversidades, varios miles de los mejores soldados ucranios han conseguido establecerse a lo largo de 20 kilómetros de orilla oriental del río Dniéper, en la parte de la provincia de Jersón en manos rusas, en el frente sur de la guerra.

Las Fuerzas Armadas Ucranias han abierto, donde parecía más difícil lograrlo, un nuevo flanco contra el invasor. Es su mayor éxito en el frente de guerra en un año, desde la liberación de la mitad occidental de la provincia de Jersón, la que queda en el margen derecho del Dniéper. El otro éxito significativo de Kiev desde el verano han sido los ataques aéreos y con drones marinos contra la flota rusa en Crimea, haciendo retroceder a los buques de guerra enemigos en el mar Negro. Pero en tierra, Ucrania no ha ido sobrada de buenas noticias. La contraofensiva iniciada en verano en el sector de Zaporiyia no obtuvo resultados y Rusia está atacando en las provincias de Donetsk y Járkov, siendo superior en artillería, drones y en número de tropas. Pero esta superioridad ha sido a costa de dejar más vulnerable el flanco sur, el de Jersón, apostando por la dificultad orográfica que es superar el Dniéper y sus kilómetros de humedales.

Las Fuerzas Armadas Ucranias iniciaron en octubre con el máximo secreto una campaña de constante asalto con lanchas rápidas al otro lado del Dniéper. Pese a que en verano también se producían asaltos, el operativo a gran escala no se llevó a cabo antes porque la destrucción de la presa de Nova Kajovka el pasado junio inundó kilómetros de campos. El agua fue retrocediendo y con el paso de las semanas, los terrenos inundados se secaron. El resultado es que han conseguido establecer lo que en teórica militar se conoce como dos “cabezas de puente”: dos puntos asegurados por tropas a los que están llegando las embarcaciones a diario, para el relevo de los soldados e incluso para el transporte de blindados ligeros de infantería, según informa a EL PAÍS Vitali, comandante de una compañía de las fuerzas especiales, que pide no dar su apellido.

El puente Antonovki, en Jersón, por donde las tropas ucranias cruzan hacia la orilla del Dniéper ocupada por Rusia, en una imagen del pasado 20 de noviembre.
El puente Antonovki, en Jersón, por donde las tropas ucranias cruzan hacia la orilla del Dniéper ocupada por Rusia, en una imagen del pasado 20 de noviembre.Cristian Segura

Las dos cabezas de puente están separadas por unos 20 kilómetros; una se encuentra a la altura de la ciudad de Jersón, en las inmediaciones del puente de Antonivka, combatiendo en el municipio de Oleshki; la otra, más al norte, en la localidad de Krinki. Más al sur de la ciudad de Jersón se está reproduciendo la misma estrategia, según el análisis militar semanal de Espreso, uno de los medios de referencia de Ucrania, del 15 de noviembre: se están intensificando los desembarcos en Hola Pristan, pueblo a siete kilómetros de la capital de provincia.

Roman Svitan, coronel retirado de las Fuerzas Armadas Ucranias y uno de los analistas más citados de la guerra, aseguró el 15 de noviembre en el digital Oboz que esta tercera punta de lanza puede ser determinante para liberar el tramo final del Dniéper, hasta el cabo de Kinburn, porque puede forzar un retroceso de las tropas rusas hacia el municipio de Skadovsk, a las puertas de Crimea, para evitar ser aisladas. Esta situación permitiría también a Ucrania recuperar el control del golfo del Dniéper, una segura salida fluvial al mar Negro desde Jersón y Mikolaiv.

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El Estado Mayor ucranio informa de que oficialmente el objetivo inmediato es hacer retroceder al invasor a 20 kilómetros de distancia del río, para asegurar una recuperación de la vida civil y económica en los municipios en la orilla occidental. Esta distancia es la mínima para reducir la capacidad de acción de la artillería de origen soviético más común en el bando ruso. Tanto Espreso como el Instituto para el Estudio de la Guerra, centro estadounidense de análisis del conflicto, subrayan que una de las razones para las operaciones en el Dniéper es forzar un traslado de tropas rusas en los frentes de Donetsk, Járkov y Zaporiyia hacia el sur. Fuentes del Alto Mando para el Sur dan por hecho a este diario que un avance terrestre desde el Dniéper hacia Crimea, a unos 100 kilómetros de distancia, es por el momento imposible, por la inferioridad en recursos humanos y en artillería.

En Oleshki, frente a la ciudad de Jersón, se están librando combates entre las fuerzas rusas y ucranias. La localidad, en una imagen del 20 de noviembre.
En Oleshki, frente a la ciudad de Jersón, se están librando combates entre las fuerzas rusas y ucranias. La localidad, en una imagen del 20 de noviembre.Cristian Segura

Si en algo coinciden los dos ejércitos es en restringir el acceso al Dniéper de los medios de comunicación. El Alto Mando ucranio para el frente sur niega este acceso y la posibilidad de entrevistar a militares en la retaguardia. En la contraofensiva de verano, en el frente de Zaporiyia, el secretismo también fue obsesivo. Representantes del Gobierno se quejaron públicamente de que los medios de comunicación y analistas recurrieran cada vez más a fuentes militares rusas para entender lo que ocurría en el campo de batalla. Lo mismo está sucediendo en Jersón. La BBC entrevistó este noviembre a militares rusos que han combatido en Krinki. Estos aseguraban que miembros de las fuerzas especiales ucranias habían asaltado sus posiciones vestidos con uniformes rusos, ataviados como bomberos o como personal de servicios de emergencia, algo que contraviene la Convención de Ginebra.

Estos soldados rusos estimaban que ya habían desembarcado en Krinki 500 militares ucranios, aunque la cifra en toda la zona es muy superior, según subrayaron el 16 de noviembre fuentes militares occidentales a The Guardian. Según el rotativo británico, las Fuerzas Armadas ucranias habían conseguido establecer tres brigadas de marines en el lado oriental de Jersón, lo que equivaldría a 6.000 soldados. Si se tiene en cuenta que esta tropa combate en rotaciones de varios días, esto indica que puede haber por lo menos 3.000 militares operando en la orilla izquierda.

Los soldados rusos confirmaron a la BBC algo que han señalado analistas occidentales y rusos: primero son las fuerzas especiales las que toman posiciones enemigas y luego entra en acción el cuerpo de marines, la infantería naval ucrania. Se han reportado enfrentamientos entre ambos ejércitos a cuatro kilómetros de la orilla, pero Vitali, el comandante de las fuerzas especiales, indica que sus hombres se infiltran mucho más allá entre las filas enemigas. El objetivo es localizar la artillería rusa y los pilotos de drones para que los obuses y los aparatos no tripulados ucranios los anulen. Esto es clave, indica, para asegurar el transporte en barcazas de blindados de infantería como los estadounidenses Bradley, maniobras que pueden durar 40 minutos.

Militares ucranios se preparan para un desembarco en el Dniéper, el pasado 15 octubre.
Militares ucranios se preparan para un desembarco en el Dniéper, el pasado 15 octubre.Mstyslav Chernov (AP)

Por el momento no ha cruzado la infantería con brigadas mecanizadas, “pero muy pronto será posible”, afirma Vitali. El coronel retirado Svitan no era tan optimista en su entrevista con Oboz y explicaba que primero es necesario ir sumando compañías de asalto que consigan alejar a los rusos a 15 kilómetros: será entonces cuando podrán levantarse pontones y establecer baterías de defensa antiaérea en la orilla occidental. Por el momento, comentaba Svitan, los ucranios tienen que actuar en pequeños grupos tácticos en constante movimiento, sobre todo ahora que el mando ruso ha destinado a un nuevo regimiento de paracaidistas para recuperar el control en Krinki, según informó el jueves el Centro para Estrategias de Defensa, un instituto de estudios militares ucranio. “El terreno [humedales o bancos de arena] no es apto para cavar trincheras, por lo que la mejor defensa es estar en movimiento y dispersarse”, concluyó Svitan.

Desde la retaguardia ucrania en Jersón, el fuego de los obuses es constante, también de cohetes de medio alcance de precisión como los estadounidenses Himars, para interrumpir las líneas logísticas enemigas. El Ministerio de Defensa británico confirmó este viernes que un ataque ucranio destruyó el 10 de noviembre un convoy ruso en el frente de Jersón, a 23 kilómetros del río, terminando con la vida de más de 70 soldados. Los servicios de inteligencia británicos también aseguran que el 19 de noviembre, en Donetsk, una concentración de tropas rusas fue bombardeada, con el resultado “de decenas de bajas”.

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Sobre la firma

Cristian Segura (Enviado especial)
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.
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