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Caída y rehabilitación de Pedro Nuno Santos, el exministro portugués que aspira a suceder a António Costa

El diputado socialista rehace su futuro político en la misma comisión de investigación que se creó para examinar su gestión en la aerolínea TAP

Pedro Nuno Santos
Pedro Nuno Santos, exministro portugués de Infraestructuras, durante su comparecencia en la comisión de investigación parlamentaria sobre la TAP, el jueves 15 de junio.
Tereixa Constenla

La vida política tiene giros de Hollywood. El exministro de Infraestructuras de Portugal Pedro Nuno Santos dimitió a finales de diciembre tras divulgarse en el Correio da Manhã que su departamento había autorizado el pago de medio millón de euros a una gestora pública para que abandonase la aerolínea TAP, nacionalizada tras ser salvada de la quiebra por el Estado portugués con ayudas de 3.200 millones de euros. Meses después, la directiva Alexandra Reis volvió a ser contratada en otro organismo público del mismo ministerio y más adelante fue nombrada secretaria de Estado del Tesoro sin devolver el dinero. Reis dimitió tras conocerse lo ocurrido.

Pedro Nuno Santos compareció la semana pasada en la comisión parlamentaria de investigación creada a raíz de aquel episodio y ha salido con más capital político del que tenía hace seis meses para competir por el liderazgo del Partido Socialista (PS) cuando renuncie el primer ministro, António Costa. Incluso periodistas críticos como João Miguel Tavares consideraron su intervención como “una gran manifestación de talento político”. “Fue perfecto en el equilibrio entre autoconfianza y humildad, admitió que cometió errores y que por eso presentó la dimisión. No sorprende que al PS le guste tanto; por debajo de António Costa, nadie le llega a los talones en términos de carisma”, escribió el columnista en Público, donde también alertaba sobre su impetuosidad. “Siente un impulso tan grande para la acción que el espacio de reflexión se disipa”, añadía.

“Hice el trabajo de buena fe, las cosas no salieron bien y asumí mi responsabilidad política y dimití”, declaró el exministro en una comparecencia que duró más de siete horas. La única sombra que no logró despejar fue el hecho de que, a la hora de su dimisión, negase haber autorizado la indemnización y, semanas después, informase de lo contrario tras haber repasado sus wasaps. “Hay verdades que son más inverosímiles que las mentiras”, se justificó ante los diputados.

Nuno Santos era el principal blanco a escudriñar en esta comisión, que ha examinado a lo largo de 168 horas de audiciones la intervención política sobre la compañía TAP entre 2020 y 2022, cuando él estaba al frente del Ministerio de Infraestructuras, que tutelaba la aerolínea. Propuesta por el Bloco de Esquerda, la comisión recibió luz verde de António Costa, que alentó la investigación “caiga quien caiga” y “le duela a quien le duela”.

Lo que no esperaban Costa ni la sociedad portuguesa es que los trabajos de la comisión acabasen desencadenando episodios escandalosos que han hundido la imagen del nuevo ministro de Infraestructuras, João Galamba, y han deteriorado las relaciones entre el primer ministro y el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa.

La comisión sacó a la luz alguna actuación sorprendente en la etapa de Pedro Nuno Santos, como un correo electrónico del entonces secretario de Estado de Infraestructuras, Hugo Mendes, a la presidenta de la aerolínea, Christine Ourmières-Widener, favorable al cambio de un vuelo desde Maputo (Mozambique) a Lisboa para contentar a Rebelo de Sousa. “Sé que es incómodo para ti, pero no podemos perder su apoyo político. Una frase suya contra TAP o el Gobierno y empuja al resto del país contra nosotros. Es nuestro principal aliado político, pero puede transformarse en nuestra peor pesadilla”, escribió Mendes, que reconoció que fue un comentario desafortunado, aunque no una orden de alteración del vuelo.

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En su intervención, Pedro Nuno Santos le defendió (”un secretario de Estado es más que un email”), como también ensalzó a otros defenestrados en esta crisis. Elogió la competencia de Alexandra Reis, que ha devuelto la indemnización tras ser declarada ilegal por una inspección de finanzas, y el talante de Frederico Pinheiro, el asesor en el sector aéreo que él nombró en 2019. El despido de Pinheiro por parte del ministro Galamba desencadenó un episodio dantesco con amenazas de puñetazos, solicitudes al servicio de espionaje para rescatar un portátil oficial sustraído por el exasesor y llamadas a la policía para intervenir en el Ministerio de Infraestructuras. Lo ocurrido rompió la cordialidad institucional entre el presidente de la República y el primer ministro Costa, que se negó a aceptar la dimisión de Galamba tras el escándalo, como deseaba el jefe del Estado.

Paradójicamente, la comisión ha reforzado a Nuno Santos y debilitado a su sucesor, João Galamba, que nada tenía que ver con la indemnización. También el ministro de Finanzas, Fernando Medina, que cerró las audiciones de la comisión el viernes, ha salido airoso de la prueba al justificar la destitución de la presidenta ejecutiva de TAP por haber otorgado una indemnización “ilegal” a la administradora Reis. Medina, que es apuntado a menudo como el delfín preferido de Costa, considera que el despido fue por “causa justa”. Si para algo ha servido la comisión de investigación en el ámbito del Partido Socialista, es para volver a colocar a los aspirantes a la sucesión en el mismo terreno donde estaban.

Pedro Nuno Santos se reincorporará el 4 de julio a la Asamblea de la República como simple diputado. En la comisión dijo que no era “candidato a nada”, pero la prensa interpretó de forma unánime que había comenzado su campaña interna por el liderazgo socialista. Algunos guiños van en esa línea: reivindicó la geringonça (fue el puente principal entre el Gobierno socialista y los socios en aquel acuerdo parlamentario con eel Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Portugués), evitó fracturar el partido con críticas a António Costa y reivindicó su propio legado como el ministro que logró que la aerolínea TAP y Comboios de Portugal (la compañía pública de ferrocarril) diesen beneficios.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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