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Un exasesor del Gobierno de Portugal acusa al ministro de Infraestructuras de amenazarlo con “dos puñetazos”

El antiguo colaborador declara en la comisión de investigación parlamentaria de la aerolínea TAP que fue “secuestrado” en el ministerio y que llamó a la policía para ser liberado

Joao Galamba
El ministro de Infraestructuras de Portugal, João Galamba, comparece en la comisión de investigación de TAP.OLIVIER HOSLET (EFE)
Tereixa Constenla

Frederico Pinheiro, asesor especializado en la aerolínea TAP de los dos ministros de Infraestructuras de Portugal desde 2019, Pedro Nuno Santos y João Galamba, hizo esta tarde un relato demoledor tanto para la figura del actual ministro como de su equipo más cercano. En la comisión parlamentaria de investigación sobre la gestión política de TAP, nacionalizada a finales de 2021 para evitar su quiebra, Pinheiro declaró que João Galamba le despidió por teléfono con términos “impropios” y confirmó, como publicó la revista Visão, que le amenazó con “dos puñetazos”. Según Pinheiro, el mandatario le dijo: “No te despido personalmente porque si lo hiciese, todavía te daba dos puñetazos”.

Pinheiro fue acusado por el titular de Infraestructuras de resistirse a entregar las notas informales sobre las reuniones estratégicas para la comisión parlamentaria, de apropiarse del portátil de trabajo a pesar de haber sido despedido y de haber agredido a unas compañeras del Ministerio de Infraestructuras que habían intentado evitar la salida del ordenador. El testimonio de su antiguo colaborador está en las antípodas. “Soy el agredido y no el agresor”, afirmó Pinheiro.

Según su relato, tras ser despedido por teléfono, decidió acudir a la sede para recoger cosas personales, además del portátil oficial. “Nadie me prohibió entrar, no agredí a nadie, me liberé de cuatro personas [la jefa de gabinete del ministro, Eugenia Correia, dos asesoras de prensa y una técnica] que me agarraban y trataban de quitarme la mochila en una situación absurda y surreal. Me liberé en legítima defensa. Fui yo quien llamó a la policía. No partí ningún vidrio con mi bicicleta ni con ningún otro objeto. No hui, no robé. Son afirmaciones falsas, injuriosas y difamatorias”, sostuvo. “Infelizmente, siento que nuestros responsables políticos no respetan los principios básicos del Estado de derecho”, añadió.

No solo Galamba, también el primer ministro António Costa acusó al exasesor de robar el portátil y usar la violencia contra antiguas compañeras. Por lo ocurrido, Galamba presentó una dimisión rechazada por Costa con un contundente respaldo público, que provocó una fractura importante en la tradicional sintonía que había mantenido hasta entonces con el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, partidario de la salida de Galamba del Gobierno.

Después del forcejeo entre Pinheiro y sus antiguas compañeras, el asesor descubrió que no podía salir del ministerio. “Me di cuenta de que me habían encerrado dentro del edificio y fui yo quien llamó a la policía, y lo hago porque soy el agredido y no el agresor”, afirmó el colaborador, que también aseguró que dispone de un informe médico donde constan las huellas de ese enfrentamiento. Cuatro agentes personados facilitaron la salida del exempleado, que acabaría entregando el portátil esa misma noche a un espía del Servicio de Información y Seguridad (SIS) después de copiar documentos personales y también las notas sobre las reuniones sobre TAP que interesan a la comisión.

La intervención de los servicios secretos es otro más de los aspectos controvertidos en esta historia, ya que muchos especialistas consideran que fue una actuación irregular. Pinheiro declaró que se sintió amenazado por el espía, que le recomendó entregar el ordenador por “las buenas” y que le confesó que estaba recibiendo muchas presiones “de arriba”.

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Antes de la llamada del espía, el antiguo colaborador escribió un correo electrónico al ministro y a la jefa de gabinete donde se ofrecía a devolver el portátil y el móvil del trabajo. Con el teléfono en la mano, Pinheiro aseguró a la comisión: “Tres semanas después nadie me ha respondido a este correo”. “Todas las coacciones fueron dirigidas a recuperar el portátil. El objeto no era la recuperación, sino la intimidación de un simple ciudadano”, sostuvo el antiguo asesor, que destacó que el móvil oficial que sigue en su poder es un “pequeño ordenador” donde también se guardaban los documentos confidenciales sobre la TAP, que según el Gobierno justificaron la operación de rescate del portátil. Pinheiro entregó el móvil a la comisión parlamentaria, que lo pondrá en manos de la Policía Judicial para intentar recuperar información borrada por informáticos del Ministerio de Infraestructuras.

Además del relato de lo ocurrido en el ministerio, Pinheiro acusó a Eugenia Correia de dar instrucciones para no facilitar a la comisión de investigación las notas que el adjunto había tomado durante dos reuniones organizadas para preparar la intervención de la presidenta de TAP, Christine Ourmières-Widener, en la comisión de economía de la Asamblea de la República. La primera reunión, mantenida en secreto durante tres meses, se celebró el 15 de enero entre Galamba y la presidenta de TAP. La segunda, al día siguiente, juntó a parlamentarios socialistas, personal del Ministerio de Infraestructuras y a Christine Ourmières-Widener para pactar preguntas y respuestas sobre una posterior comparecencia parlamentaria. Según Pinheiro, la participación de la directiva de la aerolínea en ese encuentro fue sugerida por el ministro, aunque la versión que Infraestructuras difundió a comienzos de abril es que era una iniciativa de la presidenta.

La divulgación ante la comisión de las notas que tomó Pinheiro de ambos encuentros fue lo que desencadenó su despido y el surrealista episodio que le siguió. El asesor insistió esta tarde en su versión de que la voluntad inicial de la jefe de gabinete era no facilitar los apuntes de las reuniones, en contra de lo que sostiene el titular de Infraestructuras, João Galamba, que acusó al exasesor de no querer facilitarlas. En su comparecencia de cinco horas, Pinheiro también desveló que, antes de su despido, le fue requerido su móvil para comprobar las comunicaciones que mantenía con la presidenta de TAP, Christine Ourmières-Widener, y que un técnico informático borró el registro de llamadas y mensajes anteriores al 6 de abril, por orden de la jefa de gabinete.

Las siguientes comparecencias previstas en la comisión de investigación son las de la jefa de gabinete, Eugénia Correia, y el ministro de Infraestructuras, João Galamba, que hablará el jueves por la tarde.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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