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La oposición nacionalista arrasa en los comicios locales de Taiwán

La derrota fuerza a la presidenta, Tsai Ing-wen, a abandonar su cargo al frente del partido

La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, en una comparecencia este sábado en Taipéi.
La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, en una comparecencia este sábado en Taipéi.ANN WANG (REUTERS)
Guillermo Abril Agencias
Pekín / Taipéi -

La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, ha dejado este sábado su cargo al frente del partido de Gobierno, el Demócrata Progresista (PDP), después de sufrir una contundente derrota en las elecciones locales. El gesto, que cumple con una tradición política de la isla autogobernada, supone asumir la responsabilidad por los malos resultados. Su formación, chinoescéptica e inclinada a la independencia, ha perdido las alcaldías de las principales ciudades frente al nacionalista Kuomingtang (KMT), más próximo a tender lazos con Pekín, que considera al territorio parte inalienable de su territorio. En la capital, Taipéi, se ha hecho con la alcaldía Chiang Wan-an, supuesto bisnieto de Chiang Kai-shek, el histórico líder del KMT.

“Los resultados han estado por debajo de nuestras expectativas”, ha declarado Tsai en una comparecencia. “Aceptamos humildemente los resultados y aceptamos la decisión del pueblo taiwanés”. En 2018, siendo ya presidenta de Taiwán, también dejó el cargo en cabeza del PDP tras una debacle en los comicios municipales. “Debo asumir toda la responsabilidad”, ha reconocido en la sede de su partido. “Con resultados como estos, hay muchas áreas que debemos revisar”. La política, de 66 años, tiene previsto seguir al frente del país hasta el final de su mandato, en 2024.

La contienda electoral ha supuesto en cierta medida un respiro sobre el debate geopolítico que ha dominado la escena en los últimos meses, y ha estado centrada en cuestiones domésticas y cotidianas, como la contaminación, los atascos, la criminalidad y la adquisición de vacunas frente a la covid. Pero la propia Tsai hizo un llamamiento a tomar el voto como algo más que una papeleta local, al asegurar que el mundo tiene la vista puesta en Taiwán y en su defensa de la democracia ante las tensiones militares con China.

Las relaciones a ambos lados del Estrecho se adentraron en una fase turbulenta en agosto. La controvertida visita a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, enfureció a Pekín, que consideró que Washington había cruzado una línea roja, y el gigante asiático dejó claro su enfado con la realización de unos poderosos ejercicios militares en torno al territorio autogobernado. El incidente ha marcado la agenda internacional de los últimos meses, enfriando aún más la gélida diplomacia entre China y Estados Unidos. Los líderes de ambas potencias, Xi Jinping y Joe Biden, han logrado reconducir parte de sus diferencias en la reciente cumbre del G-20 de Bali.

Pekín se ha apresurado a subrayar que los resultados “han revelado que la opinión pública mayoritaria de la isla está a favor de la paz, la estabilidad y la buena vida”, según un portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán citado por la agencia oficial Xinhua.

Las elecciones taiwanesas pueden interpretarse como una derrota a mitad de mandato de Tsai, que ejerce como presidenta desde 2016 y revalidó el cargo en los comicios de 2020. Aunque tampoco conviene exagerar sus resultados: también en su última victoria presidencial arrastraba el eco del fracaso en las municipales previas.

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En esta ocasión, los taiwaneses decidían alcaldes y concejales en 9 ciudades y 13 condados. Con la mayor parte de los votos escrutados, el KMT lideraba o ya se había proclamado este sábado vencedor en 13 de ellas y el PDP solo en cinco, con resultados muy similares a los de 2018. También se votaba en referéndum una propuesta para rebajar la edad de voto de los 20 a los 18 años, iniciativa que no ha salido adelante.

En Taipéi se ha proclamado vencedor Chiang Wan-an, que se reclama a sí mismo como bisnieto de Chiang Kai-shek. Según The Strait Times, se considera nieto de una relación extramatrimonial del hijo del histórico líder del KMT que combatió en la guerra civil china contra los comunistas de Mao Zedong y, tras su derrota, acabó refugiándose en Taiwán, donde estableció su propio Gobierno, que denominó República de China.

La nueva estrella en auge del partido nacionalista se ha convertido, a sus 43 años, en el alcalde más joven de Taipéi, una plaza que podría servirle como plataforma hacia la presidencia. “Todos nosotros lo hemos logrado”, ha proclamado este sábado Chiang ante varios miles de personas congregadas frente a la sede de su partido. “Dejaré que el mundo vea la grandeza de Taipéi”, ha añadido en un discurso en el que no ha hecho ninguna referencia a las tensa cuestión geopolítica que sobrevuela el enclave. El candidato derrotado en la capital, Chen Shih-chung, del gobernante PDP, también evitó en gran medida adentrarse en el farragoso terreno geopolítico.

Los lazos de la isla con China vivieron su mejor momento en más de 70 años de historia durante el mandato del último presidente del Kuomintang, Ma Ying-jeou, entre 2008 y 2016. Los vientos de cambio comenzaron a soplar con la llegada de Tsai a la presidencia. “Solo el respeto al compromiso del pueblo taiwanés con nuestra soberanía, democracia y libertad puede servir de base para reanudar una interacción constructiva a través del estrecho de Taiwán”, reclamaba en octubre en un discurso pronunciado con motivo del Día Nacional de la República de China en el que consideró “lamentable” que Pekín haya intensificado las “intimidaciones”, amenazando “la paz y la estabilidad” de la región.

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