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El candidato mejor posicionado en Perú apenas supera el 10% de los votos a un mes de las elecciones

El izquierdista Yonhy Lescano lidera la batalla electoral contra otros 18 aspirantes a la presidencia

Las preferencias aún no se decantan con claridad en Perú a un mes de las elecciones generales del próximo 11 de abril. Según una encuesta difundida el pasado martes, el populista de centro-izquierda y excongresista del partido Acción Popular Yonhy Lescano encabeza la intención de voto con un 13% de los apoyos, seguido de tres candidatos de la derecha empatados con un 7% cada uno. Los conservadores compiten por ser el mejor exponente de la mano dura y la defensa del libre mercado. Un 21% de los electores no sabe por cuál de los 18 candidatos votar y un 16% prefiere dejar su boleta en blanco, según el sondeo de Datum.

Si bien la campaña electoral está marcada por las propuestas para salir de la crisis causada por la pandemia —la economía peruana cayó un 11% en 2020—, en la última semana ha cobrado impulso una polémica sobre la posibilidad de que las empresas del sector privado importen las vacunas contra la covid-19. Candidatos presidenciales de varios partidos políticos, de oposición al Gobierno de Francisco Sagasti, promueven esa opción.

De los 19 candidatos presidenciales, Lescano, el favorito, es el que ha tenido un mayor recorrido en la política. Ha sido parlamentario tres veces por el mismo partido y ha representado a Puno, la región donde nació, en la frontera con Bolivia. Abogado, de 62 años, Lescano ofrece luchar contra los monopolios, en especial el farmacéutico, y es conservador en lo social. Afirma que no aceptaría el aborto en caso de violación sexual “porque asesinan a un ser inocente” y plantea que el Estado asuma la responsabilidad de esos bebés.

El partido de Lescano lideró el movimiento para desalojar del poder, el pasado noviembre, al entonces presidente Martín Vizcarra, investigado por recibir supuestos sobornos millonarios de empresas cuando era gobernador regional de Moquegua en 2014. El congresista Manuel Merino, de la bancada de Acción Popular, asumió el cargo de gobernante interino por seis días tras el abandono de Vizcarra, y es investigado por las muertes y heridos que causó la represión policial en las protestas que estallaron entonces en el país.

Entre los empatados con un 7% de intención de voto de la derecha ha crecido en visibilidad Rafael López. El candidato es un exconcejal y financista del partido de Luis Castañeda, el exalcalde de Lima investigado por la presunta recepción de sobornos de las constructoras brasileñas Odebrecht y OAS.

López cambió el nombre de la agrupación Solidaridad Nacional, manchada por las pesquisas a Castañeda, y se postula por Renovación Popular. En la encuesta de enero del Instituto de Estudios Peruanos figuraba con un 2%, pero sus mensajes ultraconservadores al estilo de Trump han generado indignación y se han vuelto virales. En uno de sus discursos proponía que las niñas víctimas de violación que se quedaban embarazadas pudiesen pasar una estancia en “un hotel cinco estrellas, con piscina, alimentación”, para que luego decidieran si querían quedarse con el bebé o darlo en adopción.

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López es empresario y una de sus compañías es parte del oligopolio ferroviario que da servicio a Machu Picchu, el principal atractivo turístico peruano. Sus empresas tienen deudas tributarias millonarias. El político, que también es miembro del Opus Dei, ha reclutado como candidatos a miembros del Sodalicio, una secta católica peruana sancionada por abusos psicológicos y sexuales.

El exfutbolista George Forsyth cuenta con el 7% de las preferencias electorales y postula por una agrupación política a la que se sumó en 2020. Antes fue alcalde distrital y concejal por dos partidos de derecha. Ofrece “ponerse los pantalones” para enfrentar la delincuencia y amenaza a los “malos migrantes venezolanos” con expulsarlos del país si llega a ser elegido. Perú ha recibido a cerca de un millón de venezolanos desde 2017.

Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular, es candidata presidencial por tercera vez y se ha estancado en un 7% de intención de voto, pero también encara el mayor rechazo, con un 62% del electorado que afirma que nunca votaría por ella. Este jueves, el fiscal José Domingo Pérez ha pedido 30 años de cárcel para la candidata, por los delitos de crimen organizado, lavado de activos y obstrucción a la justicia, entre otros, por haber recibido aportes no declarados de Odebrecht y del principal banco peruano para sus campañas de 2011 y 2016.

El marketing de la candidata apela al legado de su padre, el autócrata y expresidente Alberto Fujimori, y ha señalado que de llegar a la presidencia lo indultará. Su lema de campaña es “mano dura para volver a rescatar a Perú”. El patriarca de los Fujimori está preso por crímenes de lesa humanidad y corrupción.

El investigador y psicólogo social Hernán Chaparro refiere que varios candidatos han optado por posiciones ultraconservadoras porque “los avances, aunque sean pocos, en asuntos de género generan miedo y reacciones. Varios están, por lo menos, en la agenda de debate. Y en la misma línea, reaccionan a una pérdida del poder económico en las decisiones del Estado [durante el Gobierno de Vizcarra]”.

La candidata de izquierda moderada Verónika Mendoza, figura con un 6% de preferencias electorales. Sus principales propuestas son una reforma tributaria que incluye un impuesto a las grandes fortunas y un referéndum sobre una nueva Constitución.

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