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Al rescate de Francisco de Miranda, 'El Precursor'

Fermín Goñi aborda en 'Los sueños de un libertador' la desconocida figura del militar y activista político criollo

La invisibilidad histórica de Francisco de Miranda (1750-1816), precursor de los movimientos emancipadores de América Latina, disgusta a Fermín Goñi, que aborda la figura del militar criollo en Los sueños de un libertador (Rocaeditorial) tras investigar su vida durante 10 años y acumular una biblioteca de tres metros y medio lineales sobre el personaje. Miranda no es muy conocido en España pese a que conoció a George Washington, comió con Napoleón Bonaparte, intimó con Catalina de Rusia y tocaba la flauta durante su asedio a Maastricht a sangre y fuego.

El nombre del prócer, nacido en Caracas de padre español y madre criolla, conocido como El Precursor, permanece inscrito en el Arco del Triunfo de París como general de la Francia revolucionaria, en la que encontró la gloria y casi la muerte. Goñi, que presentó su obra en el salón Simón Bolívar de la Casa de América de Madrid, rescata del olvido a quien fue, además, uno de los activistas políticos y castrenses más cultos e intensos del siglo XVIII y principios de siglo XIX, y viajero hasta su muerte. "Miranda fue todo desmesura. Es la vida más apasionante que he conocido nunca", subraya Goñi, periodista y autor de seis novelas.

Perseguido por la policía española durante 40 años, con orden de busca y captura en todas las cancillerías de la España colonial, el general Miranda fue mentor de Simón Bolívar, que acabó entregándolo a las tropas realistas durante las guerras independentistas americanas. "Fue un hombre de acción sin fortuna que actuó casi siempre en solitario", señala el autor, que se entrevistó con el presidente venezolano, Hugo Chávez, para hablar sobre Miranda, preso en una cárcel gaditana durante los últimos cuatro años de su vida.

El ilustrado guerrero abrazó la carrera militar comprando una licencia de capitán en el Ejército de Carlos III, ayudó a los independentistas norteamericanos y combatió contra Inglaterra en el Caribe; Miranda llevó a la victoria al Ejército francés en circunstancias adversas, pero fracasó en la invasión de la Gran Colombia, así llamaba a Venezuela, al frente de 300 aventureros y 10 embarcaciones. Aquella expedición tomó el puerto de La Vela del Toro e izó la bandera tricolor, hoy en la enseña oficial de Venezuela. La influencia de Francisco de Miranda sobre el inicio de las sublevaciones criollas habría de demostrarse capital.

Su condición de masón

¿Y cómo pudo establecer contacto con gente tan importante como Washington, Pitt, Jefferson, Adams, Wellington, Napoleón, Federico el Grande o Potemkin? "Miranda no se entiende sin su condición de masón. Le abrió muchas puertas", agrega el autor, extrañado de que Televisión Española anuncie una serie sobre los libertadodes americanos sin contar con Miranda. "¿Dónde se han documentado? Pareciera que le sigue persiguiendo la maldición de la invisibilidad. El protagonismo lo tiene casi en exclusiva Bolívar. Fuera de él y San Martín, los otros emancipadores son casi desconocidos".

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La peripecia del épico personaje, que conspiró para crear los Estados Unidos de América del Sur, al llegar al convencimiento de que España era incapaz de gobernar eficazmente un imperio de más de 13 millones de kilómetros cuadrados —"quizás le faltó estrategia para lograrlo", dice Goñi— es tan intensa que algunos tramos de su vida parecen inverosímiles. "Nuestro ideal son los Estados Unidos de América del Sur, la gran confederación de los pueblos del hemisferio austral que han sido España y que ahora serán libres porque esa es su condición natural y no otra".

La biblioteca del soñador, que alcanzó los 6.000 volúmenes, le acompañó siempre: durante la defensa de Melilla (1774), el ataque a Argel (1775), y la batalla de Pensacola (1781). Los manuscritos de su diario y sus archivos personales, agrupado en 73 volúmenes bajo el título de Colombeia, han sido incluidos por la Unesco en su programa Memoria del Mundo. Bonaparte lo recordaba impetuoso y libertario: "En la comida se encontraban hombres de la más grande importancia, entre ellos creí ver a un Don Quijote, con la diferencia de que no estaba loco. Era el general Miranda. Tiene el fuego sagrado del amor a la libertad en el alma".

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