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Los españoles han vuelto al cine, pero los estrenos en ‘streaming’ siguen siendo un problema

La taquilla española no muere, por mucho que la maten los analistas: ha crecido por tercer año consecutivo mientras gigantes como Disney o Warner han dado un paso atrás en sus políticas de estrenos en ‘streaming’ al observar que las salas, tantas veces enterradas, resisten con fuerza

Algunos espectadores hacen cola en el cine Capitol de Madrid para ver 'A propósito de Henry', éxito de Harrison Ford estrenado en 1991.
Algunos espectadores hacen cola en el cine Capitol de Madrid para ver 'A propósito de Henry', éxito de Harrison Ford estrenado en 1991.Peter Turnley (Corbis/VCG via Getty Images)

Las funestas predicciones sobre el futuro de las salas de cine en detrimento del streaming han sido muy exageradas. El distanciamiento social de la pandemia dejó bajo mínimos el público que acudía a ver una película ante la gran pantalla. Pero la tendencia se ha revertido. Aunque a niveles generales aún se está un 18% por debajo de los datos prepandemia, en 2023 la taquilla española mejoró un 26% los datos del curso anterior, según un informe de ComScore. Tiene gran responsabilidad el fenómeno Barbenheimer, es decir, el estreno, en julio, de las películas Barbie y Oppenheimer, que han hecho de este verano el segundo con mayor recaudación de los últimos diez años.

Entre ambas han llevado a las salas a más de ocho millones y medio de espectadores. Con Super Mario Bros. La película y Avatar: El sentido del agua (estrenada a finales de 2022 y, por tanto, con buena parte de su taquilla obtenida en enero), los cuatro estrenos más exitosos han superado, por primera vez desde 2019, los 20 millones de euros.

“Julio de 2023 ha sido el mejor mes de nuestra historia”, declara Fernando Lobo, responsable de programación y comunicación de los Cines Embajadores de Madrid, que ve en el éxito de Barbie y Oppenheimer una reminiscencia de la era del cine como fenómeno de masas. Su caso, subraya, es una rara avis: abrieron el año de la pandemia, cuando muchos cines se veían abocados al cierre. “Hemos querido recuperar para el barrio de Arganzuela esta actividad de ocio”, explica. “El cine se ha ido relegando al centro comercial de periferia, pero tener una sala debajo de casa facilita que se vaya. Se trata de poner los servicios al alcance de los ciudadanos”.

Para cadenas como Yelmo Films, la recuperación ha pasado por expandir la oferta. La empresa española, con más de 50 complejos en todo el país, ha apostado por proyecciones en directo como la final del mundial de Qatar, Eurovisión o conciertos de grupos como Coldplay, ópera, teatro y ballet. También nuevos formatos, desde cines que mezclan la experiencia audiovisual con la gastronómica hasta salas 4D-E Motion, que juntan el 3D con vibraciones de butacas, viento, agua y olores. Incluso han creado salas para los más pequeños, con pufs y toboganes.

Los cines alternativos y más pequeños, por su parte, han buscado fidelizar a la gente de su barrio o ciudad. Numax, en Santiago de Compostela, opta por precios populares, con la sesión a 5,90 euros o 4 con abono anual. Son las únicas salas de la capital gallega que exhiben cine independiente y en versión original subtitulada, entre otras iniciativas. “Tenemos librería, donde se hacen presentaciones y otras actividades, intentamos ayudar al cine gallego y traemos también a cineastas a dar clases”, cuenta Xan Gómez, socio cooperativista y fundador de este cine que el pasado año congregó a 33.000 espectadores.

La Gran Vía en el año 1995, cuando todavía estaba llena de cines.
La Gran Vía en el año 1995, cuando todavía estaba llena de cines.Sofia Moro (Cover/Getty Images)

Cuando los televisores llegaron a las casas a mediados del siglo XX se hablaba del fin de la radio. Algo parecido ha pasado con el streaming y las salas. Había quien auguraba su fin con el acceso a películas de estreno en casa por el pago de una suscripción mensual, a veces, más barata que una sola entrada. Sin embargo, la realidad ha ido por otros cauces. 2023 ha sido también el año de la huelga de actores y guionistas de Hollywood, motivada por la amenaza de una inteligencia artificial nutrida de propiedades intelectuales y los bajos pagos de la industria por series y películas vendidas a plataformas. Con más de 160.000 actores secundándola, fue la mayor huelga en más de 60 años. Tras 118 días de protestas, Disney, Netflix, Warner y otros grandes estudios aceptaron sus demandas, lo que repercutió en una subida salarial y un bonus de pago por el streaming. También lograron protección frente a la inteligencia artificial.

Gómez ve primordial llegar a un modelo de convivencia entre salas y plataformas. “Los gobiernos deberían establecer un límite legal de unos tres meses para que las películas se estrenen en streaming”, opina. Fernando Lobo cita el caso de Disney, que vio cómo Viuda Negra pinchaba en taquilla a consecuencia del estreno simultáneo en su plataforma por un precio adicional. Y aboga por “sinergias”: “¿Por qué no ponemos, por ejemplo, los capítulos de La Mesías en cines? ¿No hubiese sido más rentable para Movistar?”.

La sociedad de la nieve como síntoma de la vuelta al cine 

La película de J. A. Bayona producida por Netflix, pese a contar con un estreno limitado (110 copias, menos de un tercio de las de Wonka) y una ventana de exhibición exclusiva en cines de solo tres semanas, ha obtenido cerca de 2,3 millones de euros en salas españolas, según datos del Ministerio del Cultura al cierre de esta edición. Estrenada el 14 de diciembre y nominada al Oscar a la mejor película internacional, La sociedad de la nieve ha logrado convencer a 330.000 espectadores a acudir al cine aunque pudiera verse en Netflix 20 días después. Queda para la imaginación aventurar cuánto habría recaudado con un gran estreno comercial al uso.

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