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Eurovisión estudia si admite la canción de Israel con referencias a la guerra

El Gobierno hebreo rechaza cambiar la letra de la balada que representará al país, tal y como le reclama el ente televisivo europeo

Manifestación contra la participación de Israel en el Festival de Eurovisión, celebrada el pasado día 17 en las calles de Estocolmo (Suecia).
Manifestación contra la participación de Israel en el Festival de Eurovisión, celebrada el pasado día 17 en las calles de Estocolmo (Suecia).Fredrik Persson (TT NEWS AGENCY VIA REUTERS)
Luis de Vega

“Este año le toca ganar a Israel”. El mensaje, con cierta sorna, apareció en redes sociales hace semanas. Se refería a la victoria de la Ucrania invadida por Rusia en el concurso de Eurovisión de 2022 y reclamaba el primer puesto para Israel en guerra con Hamás desde el pasado 7 de octubre. La contienda ha calentado los prolegómenos del concurso de este año, después de varias campañas que piden que se prohíba participar a Israel, cuyas tropas han matado a más de 29.000 palestinos en Gaza, de la misma forma que se hizo con Rusia.

En Suecia, país anfitrión del concurso, unos 1.000 artistas, entre ellos estrellas de pop y veteranos de la competición musical, han firmado una carta abierta contra la participación de Israel. Lo mismo ha ocurrido en Finlandia (1.400 firmas de artistas y activistas), en Islandia y Noruega. Por otro lado, 400 miembros del mundo del entretenimiento, entre ellos Helen Mirren, han promovido un manifiesto a favor de la participación de Israel en el concurso musical.

Por el momento, los organizadores no han encontrado motivos para apartar a Israel, pero la polémica está sobre la mesa después de que haya trascendido que la canción con la que prevé concursar se titula Lluvia de octubre, una referencia directa a la guerra, algo que podría no ser aceptado, según las bases de un certamen que se vende como apolítico.

“Kan, la corporación israelí, mantiene un diálogo con la UER (Unión Europea de Radiodifusión) sobre la canción que representará a Israel en Eurovisión”, se ha limitado a transmitir a EL PAÍS una fuente de del ente público sin ocultar que están siendo momentos complicados y que no van a conceder entrevistas al respecto. “Eurovisión en peligro”, titulaba este jueves en su primera página el diario Yedioth Ahronoth. Este y algún otro medio dan a entender que Israel no va a aceptar cambios en la canción elegida.

La UER está actualmente escrutando las letras, un proceso que es confidencial entre el organismo y la cadena hasta que se haya tomado una decisión final, señalan fuentes del ente organizador que agrupa a las televisiones públicas, informa Héctor Llanos Martínez. Pero no ha ofrecido detalles del caso concreto de Israel, cuyo tema es una balada que está previsto que interprete la cantante Edén Golán. Esas fuentes añaden que todas las cadenas tienen hasta el 11 de marzo para presentar formalmente sus candidaturas. Si una canción es rechazada por cualquier motivo, aclaran esas fuentes, la emisora tiene la oportunidad de presentar una nueva canción o una nueva letra, según las reglas del concurso, que este año se celebra en Malmoe (Suecia) del 7 al 11 de mayo.

“La letra que puede dejar a Israel fuera de Eurovisión”, titula el diario Israel Hayom, que alude a la “disputa” abierta entre la televisión pública Kan y la UER. La canción, añade este medio, fue escrita en su mayor parte en inglés, pero hay al final varias frases en hebreo que nadie duda de que son una referencia al conflicto bélico que envuelve al país después de que Hamás asesinara el 7 de octubre a unas 1.200 personas en territorio israelí. Tampoco se oculta que el término “flores” (cantado en inglés), alude a los soldados caídos en combate. Israel Hayom no ve posible que la UER vaya a imponer su criterio si trata de obligar a Israel a realizar modificaciones en la letra.

Imagen de la manifestación Juntos por Palestina celebrada el pasado día 17 en Estocolmo.
Imagen de la manifestación Juntos por Palestina celebrada el pasado día 17 en Estocolmo.Fredrik Persson (EFE/EPA)

Eurovisión, según Yedioth Ahronoth, ha solicitado esos cambios, pero los responsables del ente público israelí, apoyados por el ministro de Cultura, Miki Zohar, han decidido seguir apostando por el texto actual. “La posibilidad de que Keren Peles [autora de la letra] hubiera escrito una canción para Eurovisión en 2024 que no tocara el tema de la guerra es inexistente hoy en día”, reconoce en un artículo de opinión en ese medio Raz Shechnick. “Si la UER insiste en que se cumplan sus exigencias de hacer los cambios, Israel se retirará con razón de Eurovisión”, añade. Mientras, las apuestas se están viendo afectadas por la polémica y la incertidumbre ante una posible descalificación. Israel ha caído tercer al séptimo lugar, según el canal 12 de televisión.

Israel, pese a no ser un país europeo, tiene una larga tradición en Eurovisión. Se llevó el triunfo por vez primera en 1978 con el famosísimo tema A-ba-ni-bi. Desde entonces, ha ganado el concurso tres veces más. La última, en 2018. Entonces, la cantante Netta Barzilai concursó con Toy, un pegadizo alegato feminista y antibullynig. La polémica saltó donde más escuece ante más de 200 millones de espectadores cuando, en 2019, Tel Aviv acogió la organización del certamen. Los islandeses Hatari, conocidos portadores de un mensaje antisemita, mostraron al mundo banderas palestinas durante las votaciones, algo también prohibido.

En un país en el que todo lo empapa el conflicto con los palestinos, la música no es ajena a la guerra. La propia Netta interpretó el pasado 18 de diciembre el Nothing Else Matters, de Metallica, en el entierro del baterista Yotam Haim, un rehén israelí de 28 años que murió en Gaza junto a otros dos secuestrados. Los tres fueron acribillados por los propios militares israelíes mientras avanzaban luciendo una bandera blanca.


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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.
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