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JUAN TWO THREE

Juan Sanguino: “Queremos volver a los noventa para sentir la autenticidad de un mundo sin internet”

El periodista y escritor regresa, con el ‘podcast’ ‘Delirios de España’, a su década fetiche para estudiar la construcción de las celebridades que definieron cultura española de entonces

Juan Sanguino, periodista, fotografiado en su casa de Madrid
Juan Sanguino, periodista, fotografiado en su casa de MadridClaudio Álvarez

Juan Sanguino (Madrid, 39 años) es escritor, periodista y un hombre especializado. En libros como Generación Titanic (2017), Cómo Hemos Cambiado (2019) o Apriétame más fuerte (2023), así como en incontables artículos en ICON y la sección de Cultura de EL PAÍS, ha ido afinando la voz, propia e intransferible, con la que cuenta los grandes fenómenos de la cultura popular del cambio de siglo, ya sea española o del mundo anglosajón; ya sea Operación Triunfo (2017); Élite (2018-2024) o las desventuras sentimentales de Adam Levine.

Ahora, esa voz cobra una dimensión literal. En el del podcast Delirios de España, de Podium Podcast, Sanguino realiza un recorrido por cuatro historias icónicas –y, vistas desde el presente, surrealistas– que protagonizaron personas surgidas de la clase obrera en los años noventa, gente anónima que terminó convertida en los personajes más famosos del país por unas semanas. Delirios de España divide estas historias en tres episodios cada uno. Los dos primeros son narrativos, y el último, una conversación con otros periodistas que aportarán puntos de vista distintos sobre los sucesos. Manuel Jabois está entre ellos.

La elección de esta década no fue una decisión aleatoria de Sanguino. “Los noventa me interesan porque es la época en la que yo crecí, y tengo interés en desentrañarla. Entonces estábamos buscándonos como país, fue un periodo de experimentación donde pasaban cosas alucinantes que ahora pueden no tener ningún sentido”, cuenta el periodista al teléfono. “Quiero transmitir el estado de ánimo de la España de entonces: esa actitud echada para adelante y hasta un poco macarra. Ahora hay más miedo y precaución pero en esa época solo había una dirección, que era seguir el camino. Aunque, a veces, lo que esto significaba fuera huir hacia adelante”.

Los primeros tres capítulos abundan en la repercusión mediática que generó, en 1997, el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco Garrido por ETA. En concreto, el alucinante concierto-homenaje que se celebró en la Plaza de Toros de las Ventas de Madrid aquel 10 de septiembre, en el que actuaron algunas de las estrellas de la música más populares del momento: Amistades Peligrosas, Rocío Jurado, Los del Río… (Hubo notables ausencias, también, sobre las que sobrevoló el fantasma de lo ideológico).

El periodista Juan Sanguino, el pasado octubre en el centro de Madrid.
El periodista Juan Sanguino, el pasado octubre en el centro de Madrid.Claudio Álvarez

Pero el vehículo narrativo de la primera entrega es una aparición específica, la de Nacho Cano, enardecido, sobre el escenario de Las Ventas, con un cuerpo de baile uniformado con minifaldas de cuero negro y una consigna para la posteridad: “¡Más alto! ¡Que nos escuche Miguel Ángel!”. Hoy, ese grito ha sido rescatado en redes sociales para estupefacción de un público joven que no vivió aquella época.

Aquel concierto tenía como objetivo ayudar a que la sociedad pasara página tras el traumático asesinato. Sin embargo, en este relato “Nacho Cano sería el tiranosaurio de Parque Jurásico, alguien que sale poco pero que se convierte en lo más recordado de la historia”, ilustra Sanguino. “Miguel Ángel Blanco es el protagonista sin el que nada sería posible, pero está ausente. Así que, si alguien tiene un arco narrativo en esta historia es el pueblo español. España comienza en un lugar, antes del secuestro, y acaba en otro, después del concierto. Con este trabajo mi intención es investigar cómo se vivieron esas cosas. Lo que pasó con el concierto de Miguel Ángel Blanco era esperpéntico, pero ¿en ese momento a alguien le pareció mal?”.

Sí. Varios de sus artifices (políticos, cantantes o responsables de RTVE) hablan en el podcast sobre los errores que, en retrospectiva, se cometieron. Pero también reflexionan sobre una forma de ver el mundo y la sociedad que ya no existe. Los años noventa comenzaron en España “con los Juegos Olímpicos de Barcelona”, data el autor. “Es una década que representa posibilidades, futuro y prosperidad, pero en ese momento el progreso comenzó a significar una cosa distinta. Dejamos de querer ser virtuosos, de aprender, de evolucionar culturalmente. El progreso pasó a significar enriquecerse y mejorar tecnológicamente. Dejamos de ser curiosos”.

Las historias que siguen a la de Blanco Garrido en Delirios de España son, todavía, un misterio. “La primera trata sobre cómo se crea la celebridad desde los despachos; la segunda, desde el público; la tercera, desde la propia persona famosa y la cuarta desde la prensa”, adelanta Sanguino. “He buscado un equilibrio. Si has vivido en España, si vives en España, aquí hay una historia para ti”, promete.

El periodista Juan Sanguino, el pasado octubre en el centro de Madrid.
El periodista Juan Sanguino, el pasado octubre en el centro de Madrid.Claudio Álvarez

Junto a sus libros, este es el cuarto gran trabajo de Sanguino sobre esa década. “Si los ochenta fueron la adolescencia de España, los noventa fueron la madurez”, se aventura ahora. Entonces, en la sociedad española se cotizaban al alza ídolos que encarnasen el sentir popular. Algunos de estos ídolos estaban en la televisión, según Sanguino, la mejor forma de leer un país por el que aún no había pasado el bum de internet. “Antes todo el mundo veía la misma tele, escuchaba la misma música y se informaba con la misma prensa. Ahora, una persona de 40 o 50 años puede tener una vida completa sin escuchar a Aitana, aunque ella es muy, muy famosa. En los noventa había elementos de la cultura que eran inevitables. Eso hacía que los ídolos fueran mucho más grandes”.

Todos los momentos y los personajes que marcaron aquella época lo hacen en ese mundo previo a internet, clave en la visión de Sanguino de la era. “Ahora que entendemos lo que es internet nos preguntamos cómo era el mundo antes de eso. Los noventa son muy jugosos porque es el momento de la civilización más avanzado sin internet. Tanta información, tantos avances sociales o culturales, sin internet. Queremos volver a los noventa, pero no para volver tal cual, sino para recordar, para reconectarnos con cierta autenticidad”. Sin embargo, la nostalgia es un arma de doble filo, por eso ante la pregunta de si era un mundo mejor, Sanguino matiza: “Si eres una mujer, una persona LGTBIQ+, de una minoría racial, o incluso un hombre blanco heterosexual… seguramente querrías vivir en 2023 porque este es un mundo más justo. Cuando se dice que las cosas no eran más sencillas sino que tú eras más joven, es mentira. Sí que era más sencillo”.

Del mismo modo que en su día volvimos a los ochenta, ahora le llega a su momento a la última década del siglo XX. Es fácil sorprendernos mirando el universo que fue y agarrarnos a aquello que perdimos, a esa forma de estar en el mundo, en el país, que ya no es. Del mismo modo, es peligroso demonizar aquello que fuimos, no reconciliarnos con nuestros mayores. “Intento huir de la nostalgia, aunque es inevitable porque está en todas partes. Está arraigada en nuestro sentir social porque vivimos en una época de incertidumbre. Es inevitable tender a pensar que antes estábamos mejor. Huyo de la nostalgia pero no de la ternura”, ahonda el periodista.

“Cuando me he entrevistado con gente, todos me quieren aclarar que estaban haciendo lo que podían. Es como reconciliarte con tus padres, al pensar que ellos hicieron lo que pudieron”, ilustra. “Yo no puedo evitar, cuando escribo sobre la España de los noventa, pensar que escribo sobre mis padres; de hecho, comienzo el podcast hablando sobre mi madre. Intento no ser condescendiente con la época, porque había mucho talento, muchas inquietudes y muchísima euforia. Era un país embriagado con su propia posibilidad. Después de la crisis de 2008 esa España se hundió y no se ha recuperado”.

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