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¿La última gira de Madonna? Cómo resumir cuatro décadas de éxitos, escándalos e hitos culturales en dos horas

‘Celebration’ ya ha creado tanta expectación como preguntas. ¿Cómo puede hacer una artista que a lo largo de su carrera ha sido tantas mujeres diferentes para dar cabida a todas ellas en el mismo escenario durante una noche?

Durante su parada en Londres en la gira 'Sticky and Sweet' (2009), Madonna muestra al público su nombre (Madonna). Foto: Kevin Mazur
Guillermo Alonso

La gira Celebration repasará las cuatro décadas de la carrera de Madonna (Detroit, 64 años) con sus grandes éxitos, según anuncia la promotora Livenation. Madonna nunca había hecho una gira sin un nuevo disco de estudio que promocionar, tampoco un concierto de grandes éxitos. Se intuye en este proyecto la pretensión de recordar que Madonna, en los últimos tiempos de actualidad más por los que algunos consideran un comportamiento errático en las redes sociales que por su música, no solo es la mujer que más dinero ha recaudado con su giras en la historia sino que, con el Blonde Ambition Tour, en 1990, inventó el concierto pop tal y como lo conocemos hoy en día: un evento teatralizado y dividido en actos que tira tanto de canciones como de espectáculo visual.

Ahora que tras 40 años sin hacerlo se permite tirar de nostalgia y autohomenaje, cabe preguntarse cómo se las arreglará con un catálogo tan amplio que incluye, además, tantas personificaciones de sí misma. Era habitual que en sus giras concepto general obedeciese a su personaje de ese momento (el new age techno en Drowned World Tour, la diva disco en Confessions Tour, el colorismo ghetto en Hard Candy, la musa del after triste de MDNA), ¿pero cómo mezclarlo todo en un concierto de unas dos horas de duración?

Cómo contar el génesis

Si este repaso a su carrera en directo fuese cronológico (no parece probable), Madonna podría comenzar con su canción más exitosa en Spotify, actual termómetro de las tendencias musicales: Material Girl, de su segundo disco Like a Virgin (1984). Un milagro de TikTok y Stranger Things (que la incluyó en una escena, la misma serie que convirtió Running up that hill de Kate Bush en un éxito planetario 37 años después de su publicación) que alzó una canción que en su día no llegó a número uno en los mercados más importantes (se quedó en el 2 en Estados Unidos y en el 3 en Inglaterra). Pero es tal vez su primera gran canción-evento, porque le dio a Madonna un sobrenombre (se le conoció como la chica material durante lustros) y un legado que destruir (varias canciones de Ray of Light, de 1998, y American Life, de 2003, se dedicaron a anular aquel mensaje que reivindicaba el dinero, fuera irónico o no).

Madonna en el 'Virgin Tour' (1985).
Madonna en el 'Virgin Tour' (1985).Michael Ochs Archives (Getty Images)

Aquella Madonna se presentaba como un lienzo en blanco en el que proyectar las fantasías de una década. Su primer álbum, Madonna (1983) había triunfado de forma moderada gracias a canciones disco cuando el disco estaba muerto, debidamente mezcladas con la electrónica, y la había presentado al mundo como una disco diva irreverente, que lo mismo podía cantar sobre irse de vacaciones (Holiday) que sobre arder de deseo sexual (Burning up). Pero fue Like a Virgin (1984) la que empezó a construir el personaje: el sencillo Like a Virgin, su primer número uno, nos introdujo su amor por los dobles significados en sus títulos (el Erotica entero viviría de esto), y Material Girl le dio tantas satisfacciones como dolores de cabeza cuando en la década siguiente quiso dejar claro que ella no, que ella no era esa mujer. Solo ha cantado la canción en dos giras en casi 30 años, aunque en 2022 lanzó una versión del tema (casi una canción nueva, en realidad) a dúo con el rapero Saucy Santana en el que aclaraba “una chica materialista no es una chica sin gusto”. Si Madonna homenajea a Nueva York en su gira y quiere contar el génesis de su historia tal y como ocurrió debería hacerlo con todas estas canciones. O sea, bailando.

La Madonna que tú y yo conocemos

El primer disco (Madonna) es un éxito, el segundo disco (Like a Virgin), un gran éxito, y cuando llega True Blue (1986) Madonna ya es una superestrella. Grabado durante su primer año de matrimonio con Sean Penn (Madonna era ya entonces, también, una estrella de la crónica social), True Blue es el molde en el que la propia Madonna (y todas sus sucesoras) se mirarán a la hora de hacer un disco. Papa Don’t Preach, la canción que dio a conocer aquel álbum, es una de las más extrañas de la historia del pop: un tema bailable sobre una joven que se enfrenta a su padre porque se niega a abortar. Las asociaciones de planificación familiar criticaron a la cantante, mientras se ganaba el amor de los conservadores, las dos partes aparentemente ajenos a la posibilidad de que la cantante simplemente reivindicase el derecho a elegir. En todo caso, en el videoclip de la canción, dirigido por James Foley, Madonna inventa su primer meme: la camiseta con la frase Italians do it better (Los italianos lo hacen mejor). Si no la utiliza en el vestuario de esta gira será una oportunidad perdida. Casi cuatro décadas más tarde existiría un sello musical independiente angelino llamado Italians Do It Better y acabaría publicando un álbum de versiones de Madonna en el que Papa Don’t Preach era una balada gélida y susurrada, como si esa mujer tan segura de traer un bebé al mundo en 1986 no estuviese realmente segura de hacerlo en 2021.

Madonna with Sean Penn, 1987
Madonna y Sean Penn, casados, en 1987.Ron Galella, Ltd. (Ron Galella Collection via Getty)

Por cierto, La Isla Bonita, otro clásico de Madonna incluido en este álbum, tenía una base ofrecida a Michael Jackson para formar parte de su álbum Bad y rechazada por él. La carrera de Madonna no solo empieza aquí a cruzarse con la de Jackson, sino que empieza a jugar en su misma liga.

Madonna se sube al púlpito

True Blue vendió aún más que Like a Virgin. Su cuarto álbum, Like a Prayer (1989), llegó precedido por el sencillo del mismo nombre, una de las canciones que Madonna no se ha cansado de cantar (la artista tiene una relación ambivalente con sus propios éxitos: hay algunos que no ha vuelto a cantar casi nunca más). El vídeo de Like a Prayer, en el que Madonna baila frente a cruces ardiendo y se besa con un santo negro que cobra vida, levanta la ira de los conservadores (que ya se dan cuenta de que tal vez Madonna no era antibortista, solo provocadora) y allana el terreno para otro de sus mayores éxitos. Pero en el disco Like a Prayer, hoy en varias de las listas de los mejores de la historia (como la de Rolling Stone) hay mucho más que controversia. Por ejemplo, una canción de venganza contra Sean Penn (’Til death do us part) que hoy, en plena resaca del éxito de Shakira y Bizarrap, parece una elegante pieza de cámara. Y una emocionante balada a piano en recuerdo a su madre (fallecida cuando Madonna tenía cinco años) llamada Promise to try que si cantase hoy, a sus 64 años y convertida ella en madre de seis hijos (y tras una relación muy complicada con uno de ellos), podría paralizar un estadio. Por el mismo motivo, Oh Father sería también obligada si Madonna quiere ponerse personal en medio de la celebración. Express Yourself fue objeto de polémica en 2011 cuando muchos (y la propia Madonna) consideraron que Born this Way, de Lady Gaga, se le parecía demasiado. Ella llegó a cantar los dos temas seguidos en su gira MDNA a modo de pulla hacia la artista. Llegados a este punto, y cuando se supone que ahora mantienen una buena relación, está claro lo que tendría que pasar para ganarse a las redes sociales para siempre y crear uno de esos momentos épicos de estadio: que las dos la canten juntas.

Madonna se desnuda

En la banda sonora de Dick Tracy Madonna demostró algo inédito hasta entonces: que cantaba bien según lo que programas como La Voz consideran cantar bien. Sooner or later, composición de Stephen Sondheim, se mantiene hoy como su gran ejercicio de virtuosismo vocal (lo demostró en los Oscar), pero nadie acude a una gira de Madonna por el virtuosismo vocal. En aquella banda sonora, y a modo de epílogo, estaba Vogue, lo más parecido a una canción insignia que tiene Madonna, dueña en realidad de diez o quince canciones insignia. Si es insignia es porque ella misma parece muy cómoda con este tema: lo canta siempre, lo reivindica, lo versiona y lo homenajea (no existe una canción posterior de su discografía, sino tres, que la sampleen o versionen en parte). Es posible que cualquier otro gran éxito de Madonna pueda quedarse fuera de esta gira de grandes éxitos si la artista apela al formato, a su visión artística o al tiempo del espectáculo, pero si no está Vogue podría haber una auténtica revuelta.

Madonna at the 'Blonde Ambition Tour'.
Madonna en el 'Blonde Ambition Tour'.Jim Smeal (Ron Galella Collection via Getty)

Esta canción es de 1990, pero podríamos decir que con ella cierra su etapa imperial de los ochenta para entrar en una nueva era en la que decidió provocar con algo aún más incómodo y delicado que la religión: el sexo libre y sin culpa.

No es que las cantantes no estuviesen sexualizadas antes, es que Madonna decidió sexualizarse ella sola y según sus reglas. En Justify my love (1990) la artista enumera sus fantasías sexuales sobre una base producida por Lenny Kravitz (él también debería salir al escenario). Y cuando llegó Erotica, ya todo sería así. Erotica (1992) habla en realidad del amor, la pérdida y el sida, pero el público siempre lo asociará a la provocación y a su libro Sex. Este disco, se diría, incomodó a Madonna durante unos años por el traspiés que supuso en su carrera, pero últimamente lo ha reivindicado porque, con 64 años y mostrándose sexual y ambigua, está tocando los mismos botones y molestando a la misma gente que entonces: aquellos que piensan que una mujer, tenga la edad que tenga, no debe hablar de sus deseos.

Madonna se viste

La etapa posterior a Erotica es muy divisoria. Para algunos se convierte en una artista seria y respetada capaz de arrasar con una balada (en Bedtimes Stories, de 1994, está Take a bow, su mayor éxito en la lista Billboard pero que ella casi nunca ha vuelto a cantar); para otros, simplemente recoge cable y se convierte en una dama de la canción un poco aburrida. Es complicado en un ambiente festivo encaje cualquier cosa de la banda sonora de Evita (1996) y, si entra algo de Ray of Light (1998), considerado su resurrección y mejor disco por gran parte de la crítica, debería ser la propia Ray of Light, himno trance, o la monumental Frozen, pero corremos el peligo de que lo haga con la versión que hace poco convirtió en un himno electro-minimal-trap de solo dos minutos para la era TikTok. Esta es una de las intrigas que suscita la gira: ¿veremos a esa Madonna que en los últimos dos años ha intentado captar nueva audiencia tiktokera tirando de sus ídolos underground y reconvirtiendo algunos de sus éxitos (Frozen, Material Girl, Hung Up) en piezas listas para ejecutar coreografías frente al móvil? El sentido común dictaminaría que eso sería una locura, pero la gracia de Madonna siempre ha radicado en no guiarse por el sentido común.

Madonna at the Drowned World Tour
Madonna en el 'Drowned World Tour'.New York Daily News Archive (NY Daily News via Getty Images)

Esta era espiritual e luminosa de Madonna se cerró con Music, que ya apuntaba maneras mucho más lúdicas. Music es otra de esas piezas que Madonna interpreta y celebra siempre que tiene ocasión y que se diría imprescindible en una gira de grandes éxitos, aunque posiblemente sus fans agradecerían la inclusión de Don’t tell me, triste, evocadora, pegadiza y cuyo videoclip consiguió que en el año 2000 y 2001 todas las tiendas de fast fashion de Europa vendiesen complementos femeninos estilo cowboy, algo que dado los ciclos del mercado podríamos recuperar ya.

Madonna sigue bailando

En los últimos años y giras Madonna ha estado introspectiva, recordando discos y momentos de su carrera que gozaron de menos éxito pero que ella valora más que algunos de sus éxitos. ¿Recordará en este concierto de grandes éxitos que en 2003 publicó un disco llamado American Life, su segundo gran traspiés tras Erotica y del que nadie, salvo sus seguidores, recuerda una sola canción? En sus dos últimas giras (Madame X y Tears of a Clown, esta última un minitour con solo dos fechas) recuperó temas de este disco, pero todo a punta a que un gran público esperando grandes éxitos podría aprovechar este momento para ir al cuarto de baño. Así que tirar de Confessions on a Dancefloor, su regreso a las listas y al éxito masivo en 2005, será lo suyo. Hung Up es su tema obligado (solo esperemos que no sea en su versión tiktokera con Tokischa). Y dado que ha anunciado que la gira será un homenaje a Nueva York, la presencia de I love New York parece obligada. Podría incluir así parte de su ira política de ese momento, dirigida contra George W. Bush de forma obvia en American Life y mucho más crípticamente aquí: “Si no te gusta mi actitud, que te jodan / Vete a Texas, a jugar al golf”.

Rebel Tour Madonna
Madonna durante la gira 'Rebel Heart Tour'.

En Hard Candy (2008) Madonna sigue bailando, aunque en clave r&b, y cabe preguntarse si cantará 4 Minutes, que podríamos considerar su último gran éxito por ahora, dado que era un dueto con Justin Timberlake, que no goza precisamente de un pico de popularidad. Give it 2 me, lo más cerca que ha estado del bakalao, siempre le ha gustado mucho más a ella y a nosotros.

Un extraño espacio en blanco

La última década de Madonna, la que va de MDNA (2012) hasta hoy y pasa por los discos Rebel Heart (2015) y Madame X (2019), ha dejado joyas, rarezas y descubrimientos, pero apenas éxitos. Otro de los grandes enigmas está en cómo incluirá esta última década en el repaso a su carrera, o si la incluirá. Si obedecemos a las cifras, Madonna debería cantar Gimme all your luvin’ (su último sencillo en alcanzar el top 10 de la lista Billboard estadounidense), Bitch I’m Madona (lo único parecido a un éxito que dejó Rebel Heart, en parte gracias a su videoclip lleno de estrellas) y Faz Gostoso, que pese a no ser un sencillo de Madame X se convirtió en un éxito en Spotify gracias a la presencia de Anitta. Pero si algo es memorable de esta última década es que Madonna se vuelve humana, frágil y temerosa del fracaso, como demuestra en Love Spent, Joan of Arc o Wash All Over Me, verdaderas joyas ocultas de esta era.

En todo caso, la reivindicación de esta Madonna tardía está sobreentendida por su mera presencia en el escenario, en el hecho de que vaya a hacer una gira que, contra todo pronóstico, no se parecerá nada al autohomenaje complaciente que han hecho otros artistas a su edad que se disponen a repasar su catálogo. Madonna no se ha caracterizado en la última década por abrir nuevas vías musicales, pero sí por dejar un camino abierto a otras artistas pop que no están dispuestas a retirarse, a apalancarse en Las Vegas o a reconvertirse en damas de canción ligera. Madonna, con su presencia para muchos incómoda en redes sociales (ora sacándose un pecho, or inhalando popper) está haciendo lo que siempre hizo: incomodar. Antes, aparte de incomodar, también cantaba. Si cumple con esta gira y hace de nuevo las dos cosas, podremos constatar que ha vuelto.

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Sobre la firma

Guillermo Alonso
Editor web de ICON. Ha trabajado en Vanity Fair y Telecinco. Ha publicado las novelas ‘Vivan los hombres cabales’ y ‘Muestras privadas de afecto’, el libro de relatos ‘La lengua entre los dientes’ y el ensayo ‘Michael Jackson. Música de luz, vida de sombras’. Su podcast ‘Arsénico Caviar’ ganó el Ondas Global del Podcast 2023 a mejor conversacional.

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