Amy Schumer desvela que sufre el síndrome de Cushing: “Nunca sabemos por lo que pasa alguien”
El cambio físico que ha mostrado la actriz en las últimas semanas ha generado comentarios que primero ignoró y ahora se ha decidido a explicar: “La vergüenza y las críticas con nuestros cuerpos, siempre cambiantes, es algo con lo que he lidiado durante mucho tiempo”
El físico de las mujeres sigue siendo, en 2024, objeto de escrutinio, especialmente si estas son famosas y tienen que enfrentarse a entrevistas, alfombras rojas y cualquier momento en el que estén ante el ojo público. Su ropa, sus decisiones estilísticas, sus rostros, todo en sus cuerpos, al fin y al cabo, es observado y comentado sin fin. Amy Schumer (Nueva York, 42 años) sabe bien lo que es eso desde hace casi dos décadas, cuando empezó su carrera en el mundo del entretenimiento. Ahora, una vez más, ha tenido que salir a hablar de los motivos de su cambio físico después de sufrir ataques y comentarios hostiles en redes sociales tras sus últimas apariciones en televisión. Y ha explicado que todo se debe a una enfermedad, el llamado síndrome de Cushing. Y también ha pedido, como siempre desde el humor, ponerle freno a los ataques sin control contra las féminas.
El síndrome de Cushing también es llamado hipercortisolísmo por suponer efectivamente eso, un exceso de cortisol en el cuerpo. Es un trastorno hormonal y, en el caso de Schumer, al parecer pasajero y causado por la toma de inyecciones de esteroides, que ha usado por prescripción médica para controlar algunas dolencias. Ella ya ha contado que sufre de endometriosis y, aunque en este momento pretendía guardarse el diagnóstico de este nuevo síndrome para sí misma, se ha visto obligada a contarlo a causa de la presión.
Schumer está estos días de promoción por distintos platós de televisión. Ha visitado los programas de Jimmy Kimmel, de Andy Cohen y de Kelly Clarkson, así como Good Morning America, para dar a conocer su nuevo trabajo, la serie Life&Beth (La vida y Beth, en Disney+/Hulu), que ha creado, escrito y protagoniza junto al actor Michael Cera. En esas apariciones se la ha visto algo distinta, con la cara más redonda, y decidió salir a explicar los motivos en su cuenta de Instagram, ante sus 13 millones de seguidores. “Muchas gracias a todos por vuestras opiniones sobre mi cara. He disfrutado de vuestras opiniones y de vuestra deliberación sobre mi apariencia, como todas las mujeres, durante casi 20 años”, escribía, como siempre, no dando puntada sin hilo. “Y sí, tenéis razón en que está más hinchada de lo normal ahora mismo. Sufro endometriosis, una enfermedad autoinmune de la que todas las mujeres deberían leer. Hay ciertas cuestiones médicas y hormonales sucediendo en mi mundo ahora mismo, pero estoy bien”, afirmaba. Y seguía: ”También creo que las mujeres no necesitan excusarse por su apariencia física y no tienen que dar explicaciones. Pero quería aprovechar la oportunidad para abogar por el amor propio y la aceptación de la propia piel. Como cualquier otra mujer o persona, hay días en los que me siento con confianza y estupenda y otros donde me quiero poner una bolsa en la cabeza. Pero me siento fuerte y hermosa y muy orgullosa de la serie que he creado, escrito, protagonizado y dirigido. Quizá, solo quizá, podríamos enfocarnos un segundo en eso”.
Ahí, el pasado 15 de febrero, Schumer prefirió no revelar exactamente qué le ocurría. Pero ha sido ahora, a través de la newsletter News Not Noise (Noticias, no ruido) de la periodista Jessica Yellin —que fue la corresponsal de CNN en la Casa Blanca— cuando ha contado que se trata de ese síndrome de Cushing. La periodista y la actriz tienen una buena relación, y de hecho fue también a través de ella donde Schumer contó hace unos años su primer embarazo, en el que sufrió hiperémesis gravídica.
“Como muchos de vosotros, me sentí horrorizada por los ataques a su físico tras su entrevista a principios de mes”, cuenta Yellin. “El troleo fue cruel, gratuito y misógino. Nadie tendría que defenderse por vivir en un cuerpo que a otro alguien no le encaja en sus gustos estéticos”, afirma la periodista, explicando que decidió ponerse en contacto con la actriz por si quería, como en otras ocasiones, contar a través de su boletín qué le ocurría. Y ella decidió explicar que sufría ese síndrome a causa de las inyecciones. Entre sus síntomas están tener el rostro hinchado, ganar peso y acumular grasa en los hombros, sufrir dolores de cabeza, de espalda y de huesos, así como ansiedad y cansancio extremo. “La última vez anuncié contigo que estaba embarazada. Esta vez anuncio que no lo estoy”, bromea la cómica en la carta.
“Me he sentido renacer”, reconocía la intérprete en su charla con la periodista. “Hay varios tipos de Cushing. Algunos pueden ser mortales, requieren cirugía cerebral o la extirpación de las glándulas suprarrenales. Mientras grababa la serie para Hulu, también me pasaba cuatro horas seguidas dentro de máquinas de resonancia magnética, con las venas obstruidas por la cantidad de sangre que me sacaban y pensando que quizá no llegaría a ver crecer a mi hijo”, confesaba la actriz, que tiene un niño de casi cinco años. “Así que descubrir que tengo el tipo de Cushing que se resuelve por sí solo y que estoy sana fue la mejor noticia que te puedas imaginar. Han sido un par de semanas locas para mí y para mi familia. Aparte de las preocupaciones acerca de mi salud, también he tenido que estar delante de las cámaras y con internet metiendo baza. Pero bueno, gracias a Dios por todo ello, porque así me di cuenta de que algo iba mal. Igual que cuando me di cuenta de que le había puesto a mi hijo un nombre que no sonaba muy bien. Como dicen por ahí, nadie vence a internet”, bromea,
Aunque obviamente todos sus datos son información médica que no tiene por qué compartir con el público, Schumer relata que lo ha contado para “abogar por la salud de las mujeres”. “La vergüenza y las críticas con nuestros cuerpos, siempre cambiantes, es algo con lo que he lidiado y que he presenciado durante mucho tiempo. De verdad quiero que las mujeres se quieran a sí mismas, y que sean incansables en la lucha por su propia salud en un sistema que habitualmente no las cree”. Ella misma se siente “extremadamente privilegiada por los recursos disponibles” a su alcance para mejorar su salud, no muy comunes para mucha gente. “Me siento agradecida y quiero usar mi voz para seguir luchando por las mujeres”, explica. “Lo único que quiero añadir es que este es un buen ejemplo del hecho de que nunca sabemos por lo que está pasando alguien. Todos luchamos con algo. Quizá podríamos ser un poco más amables con los demás y con nosotros mismos”.
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