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El famoso Pinotxo reabre en el Mercado de Sant Antoni con ganas de ser un referente del barrio

El popular bar de La Boqueria seguirá con la misma carta tradicional con sus callos, ‘cap i pota’ y garbanzos

Bar Pinotxo de la Boqueria
Dídac Assín, Jordi Assín, Maria José Díez y Xavi en el nuevo bar Pinotxo, en el Mercado de Sant Antoni.Gianluca Battista
Mar Rocabert Maltas

Callos, cap i pota, garbanzos guisados o chipirones con alubias. Estos seguirán siendo los platos que se cocinarán en el nuevo Pinotxo, que abre este martes en el Mercado de Sant Antoni. Relativamente cerca de La Boqueria, donde se hizo famoso gracias a la singularidad de Joan Bayén, Juanito, fallecido hace unos meses, pero bastante lejos de la bulliciosa Rambla repleta de turistas. Su sobrino, Jordi Asín, con su mujer Maria José Díez, y su hijo Dídac, además de Xavi, volverán a levantar la persiana de este negocio familiar. Lo hacen después de quedarse sin él en el turístico mercado de Barcelona porque Bayén lo vendió poco antes de morir a un tercero. “Somos los mismos, haremos lo mismo”, decía Asín el jueves mientras terminaban los últimos detalles de la obra.

En el lustroso Mercat de Sant Antoni, el Pinotxo ocupa ahora cuatro paradas más grandes, así que ha ganado unos buenos metros. Todo reluce, desde la madera de los techos hasta la barra, de un corian blanco que recuerda al mármol. Como en todo bar de mercado, los clientes se sentarán mayoritariamente en taburetes, pero esta vez también hay espacio para cuatro mesas en un extremo, que queda justo enfrente de una de las entradas del mercado. Con una curiosa forma de cruz, fue ideado por Ildefonso Cerdá, el padre del Eixample, y reabierto en 2018 después de una larga remodelación.

Después de nueve meses de parón, Asín, que asegura que les “tocó la lotería” cuando encontraron este nuevo bar, gracias al traspaso que les hizo La bacallanería Masclans, no duda en repetir que quieren “hacer mercado y barrio”. No esperan recibir a turistas, uno de los principales problemas para los comerciantes y clientes de toda la vida de La Boqueria, porque no están al lado de la Rambla, donde cada día pasean miles de personas que suben de los cruceros y muchos otros visitantes. Los propietarios cuentan que van a comprar los productos, frescos y de temporada, a sus proveedores habituales, pero también a las tiendas del mercado. Así que no faltarán los xuixos de crema, que vienen de la pastelería Lis, otro de los motivos para visitarlo.

El horario de apertura será también el de siempre. Se servirán desayunos y comidas a partir de las 8:00 h de la mañana y hasta las 16.00 h de la tarde. Los guisos mantendrán un precio de entre 8,50 y 9,50 euros, de manera que un almuerzo puede costar entre 20 y 25 euros de media. “Se está generando mucha expectativa, da respeto”, reconoce Asín, con muchas ganas de subir la persiana el próximo martes a primera hora. El lunes por la tarde celebrará la reapertura con una copa de bienvenida para todos los comerciantes, los amigos y los periodistas.

El que fue el bar Pinotxo de la Boqueria, ahora Mític.
El que fue el bar Pinotxo de la Boqueria, ahora Mític.MASSIMILIANO MINOCRI

Mientras tanto, en La Boqueria, el espacio que albergó el mítico Pinotxo sigue abierto, pero con un cartel que reza Mític y recetas similares sin la misma manufactura. El culebrón de este bar empezó cuando Juanito, el simpático camarero vestido siempre con pajarita y originales chalecos, traspasó el local a la empresa Restaurante Egipcio S.L.U., que también explota el bar Central de La Boqueria, por sorpresa de su sobrino, que trabajaba allí desde hacía años con su familia. Asín denunció que la marca del establecimiento, la carta y la sociedad que gestiona el negocio no fueron vendidas porque él tiene el 50%, y la magistrada prohibió a los nuevos dueños usar el nombre de Pinotxo hasta que se resolviera el caso. El nuevo propietario retiró el nombre, pero colocó en el rótulo fotografías de Juanito.

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Sobre la firma

Mar Rocabert Maltas
Es periodista de tendencias y cultura en la redacción de Cataluña y se encarga de la edición digital del Quadern. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la Agència Catalana de Notícies. Vive en Barcelona y es licenciada en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra.
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