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José Piñero, el creador de las vajillas de los chefs con estrella Michelin: “Hoy todo debe ser llamativo, estamos en la era Instagram”

Interiorista, diseñador industrial y “fabricante de ideas”, como le gusta definirse, este alcoyano comenzó su idilio con la alta gastronomía cuando ideó los platos sobre los que se sirve la comida del restaurante Heart, de los hermanos Adrià

Jose Piñeiro
José Piñero trabajando en su taller.Mikel Ponce

La revista Forbes incluyó a José Piñero en septiembre de 2020 en su lista de los 100 españoles más creativos del mundo de los negocios y algunos de sus compañeros de galardón, como los hermanos Roca —que figuraban en la lista entre los 100 cocineros—, quizá se enteraron de su denominación mientras preparaban una exquisitez para servirla en el Nou Mon, un globo terráqueo que ofrece snacks de diferentes zonas del mundo, una de las piezas más complejas que ha salido del taller de Piñero. Interiorista, diseñador industrial y “fabricante de ideas”, que es como le gusta definirse a este alcoyano de 51 años que tiene mucho de loco genial y estampa valleinclanesca, amplió el horizonte de su aventura desde la pintura mural hasta la cima en la que vive hoy cuando creó en 2015 la alucinante vajilla del restaurante ibicenco Heart de los hermanos Adrià.

“Ese momento fue mi salto definitivo a la alta gastronomía y la coctelería”, recuerda a EL PAÍS Piñero. “Todo surgió cuando un amigo alcoyano que fabrica ropa de mesa de los mejores restaurantes empezó a regalar a sus clientes caracoles personalizados con la imagen de su negocio a los que había dado volumen a partir de unas pegatinas diseñadas en mi taller. Yo solía acompañarle cuando se citaba con los grandes chefs por curiosidad, sin expectativa alguna de hacer un negocio, pero un día Albert Adrià, un hombre que ve mucho más allá de lo que hacemos el resto, me dijo que yo era la persona que estaba buscando para hacer realidad las piezas de vajilla que tenía en mente”.

Ahí nació un ambicioso proyecto: “En él trabajé codo a codo con gente muy grande: los hermanos Adrià y el Circo del Sol, que estaban creando el Heart”. Y en ese sueño brotaron, como si fueran hongos mágicos, el ceviche que aguarda al comensal en el hueco de una calavera trepanada y en tonos púrpura o la araña que soporta la lata de caviar, entre otras piezas oníricas y lisérgicas.

“A partir de entonces se me abrió un universo alucinante”, asegura Piñero, desde aquellas sillas de Dalí y ranas para chupar hasta sus últimas creaciones: las copas de la coctelería Paradiso, en Barcelona y nombrada la mejor del mundo en 2022, según la lista de World’s 50 Best Bars; el diseño y fabricación del espacio y los vasos de uno de los bares de moda en este 2023, el Calle 365 —con la colaboración del grupo Zet Graff—, o la vajilla y gran parte de la decoración del restaurante mexicano Maison Jaguar, estos dos últimos en Madrid.

Calle 365, un bar de Madrid diseñado por José Piñero.
Calle 365, un bar de Madrid diseñado por José Piñero.Calle 365

Entre medias, este creador que nunca dice “no se puede” y entre cuyos clientes se cuentan los chefs que más estrellas Michelin acumulan en España, ha soñado los elefantes dalinianos donde se sirven los platos del restaurante DiverXO de Dabiz Muñoz, las pinzas de cangrejo y cabezas de elefantes en el local de Paco Roncero —un chef que ha calificado de “creatividad brutal” las obras de Piñero— o las piezas inspiradas “en lo vegetal, en lo marino” del restaurante de Dani García, quien ha llegado a decir de las vajillas de Piñero: “Las piezas son tan bonitas que lo que contengan tiene que estar a su altura”. Entre otros grandes nombres de la gastronomía nacional a los que ha surtido de vajillas y coctelerías también se encuentran Quique Dacosta y Mario Sandoval.

José Piñero empezó trabajando en solitario como pintor de murales para decorar espacios cuando aún no existía la impresión digital de gran formato. Más tarde comenzó a decorar discotecas, estands de ferias o puntos simpáticos de supermercados (por ejemplo, ruletas que regalaban premios a los clientes que se animaban a jugar). Así, su taller de Alcoy fue creciendo hasta pasar de contar con su propietario como único empleado cuando abrió en 1992 hasta los cincuenta que hoy trabajan en El Taller de Piñero, donde son especialistas en el diseño de bares temáticos. “He querido convertir mi taller en un Arca de Noé de oficios: trabajamos juntos diseñadores, pintores industriales y artísticos, herreros, carpinteros, especialistas en moldes, etcétera; esto te da un superpoder para hacerlo todo”.

“Cuando me hacen un encargo, busco siempre el efecto Wauuu; hoy todo tiene que ser llamativo, estamos en la era de Instagram en lo profesional”, dice este fabricante de ideas, que sitúa su inspiración sobre todo en su propia tierra, la localidad alicantina, “lugar de grandes talentos y negocios inverosímiles que ha dado, por ejemplo, grandes pintores”. Entre sus creaciones, vasos que recrean las cabezas de Freddie Mercuri, El Joker o personajes de Avatar.

“Si no existiera el Taller de Piñero habría que inventarlo”, declara Albert Adrià en el documental El maker de los chefs, “es muy gratificante para un cocinero tener una persona que te apoya y nunca dice un no”. “Y es que”, continúa Adrià, “la vajilla es parte importante del lenguaje que utilizamos al servir la comida, en el Heart hubo de ser circense, festivo y divertido”. Tan divertido que todo empezó en un viaje por carretera en el que un anuncio de Vendo caracoles al borde del camino puso en marcha, en la mente de Piñero, otro viaje que no parece tener final.

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