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Y en invierno ¿cuánto y cómo se riega? Así se mantienen las plantas del jardín y la terraza cuando llega el frío y la lluvia

La tierra y el sustrato deben tener siempre una correcta hidratación. Al igual que las personas, es posible que en esta época del año se beba menos agua, pero árboles y macetas la necesitan para continuar sus procesos vitales

Una mujer riega una planta de brezo en flor fresca, que crece en otoño.
Una mujer riega una planta de brezo en flor fresca, que crece en otoño.getty
Eduardo Barba

Llegan los meses más fríos a la Península, y su efecto ya se ha dejado sentir por fin en las plantas. Para ellas, esta bajada de temperatura es un momento vital y necesario, aunque nos parezca que estarían mejor calentitas al abrigo de un invernadero. Claro está, hablamos de aquellas que estén adaptadas a nuestro clima, para las que sobrellevar el bajón de temperaturas no es un problema. Para un ficus tropical es otro cantar, y el invierno no le hará ni pizca de gracia. Evidentemente, la temperatura invernal no es la misma en la costa malagueña, en las tierras castellanas o en las islas, así que no se puede generalizar hablando del clima.

En estas semanas, las plantas se están preparando para la invernada que forzosamente les llega en muchos sitios de España. La retirada de los nutrientes en las hojas provoca los colores otoñales para aquellas especies caducas. Pero para las que son perennes también hay cambios. Para empezar, su metabolismo se ralentiza sobremanera, hasta prácticamente detenerse. Al menos, en apariencia. La fotosíntesis es un proceso que necesita de un rango de temperaturas ideal de entre 12 a 28 °C, generalmente. Así que durante muchos días invernales la planta no puede realizarla, por lo que su maquinaria de generar energía se detiene irremisiblemente. Pero si vienen unos días más cálidos, las perennifolias como un laurel (Laurus nobilis) o un aligustre del Japón (Ligustrum lucidum) pondrán en marcha su máquina fotosintética, al contar con hojas para llevarla a cabo.

Pensar que una gran mayoría de plantas no necesita ser regada entre diciembre y febrero es un error más habitual de lo que parece en regiones españolas donde pueden darse varias semanas sin lluvia. Y no solo nos referimos al jardín, sino también a las plantas en macetas y jardineras en una terraza. Es obvio que la cantidad de agua que necesitarán en enero no es la misma que en el mes de mayo, con toda la planta produciendo nuevas hojas, flores y frutos y con una temperatura atmosférica alta. Pero hay que mantener siempre, en líneas generales, una correcta hidratación de la tierra del jardín o del sustrato de la maceta. Hay plantas que, en cambio, se beneficiarán al permanecer con las raíces secas, como les ocurre a los cactus. Quitando estas excepciones, la raíz necesita estar hidratada para estar sana. Es un poco como nuestras mucosas de la nariz, que han de tener ese punto de humedad.

A la posibilidad ya mencionada de que aparezcan varias semanas sin lluvias hay que sumarle el hecho de la mayor o menor cantidad de horas de sol, sin días nublados, y la presencia de uno de los factores más desecantes que hay para la planta: el viento. Con días ventosos se hace aún más necesario asegurarse de que las plantas del jardín o la terraza cuentan con agua suficiente en la raíz para hacer frente a este parámetro desecador.

El mejor aparato de medida para saber la cantidad de agua que necesitan las plantas es el ojo y la experiencia de la persona que las cuida.
El mejor aparato de medida para saber la cantidad de agua que necesitan las plantas es el ojo y la experiencia de la persona que las cuida. getty

Por otro lado, si lloviera hay que estar seguros de que la lluvia ha penetrado lo suficiente en la tierra. Hay un refrán maravilloso que encierra parte de la amplia sabiduría del campesino: “Agua de cielo no quita riego”. Por eso, el mejor aparato de medida para saber la cantidad de agua que necesitan las plantas es el ojo y la experiencia de la persona que las cuida en un lugar concreto. De esta manera, sabrá cuándo activar el sistema de riego, abrir las mangueras o llenar la regadera para asistir a sus queridos seres vegetales. Si tenemos dudas, podemos realizar una cata de forma sencilla con un solo golpe de azada. Si después de abrir el terreno vemos que los primeros centímetros de la tierra están secos, es el momento de regar.

Aunque no todos los jardines se riegan por igual. Hay algunos acostumbrados a la ausencia de agua una vez que están establecidos. Si se han elegido especies autóctonas y resistentes al clima local, esa es una ganancia, y un estilo de jardinería naturalista cada vez más en boga. Pero incluso en ellos hay que tener un especial cuidado en ciertos lugares, como recuerda Gilberto Segovia, ingeniero agrícola: “Cuando llueve, puede que esa agua caída sea suficiente para el jardín. Pero si tienes un árbol perenne, como un ciprés (Cupressus sempervirens) o una encina (Quercus ilex), en sus copas se queda una gran parte de la lluvia. Entonces, debajo de esos árboles el suelo está seco y la planta que se encuentre allí sufre, aunque el resto del jardín esté húmedo”.

En la terraza hay que estar todavía más pendientes aún del agua, ya que es muy fácil que el cepellón de las plantas se deshidrate. Cuanto más grande sea la planta, o menor tamaño tenga la maceta, hay que estar más alerta ante la necesidad acuciante de agua.

Con las plantas de interior hay que estar vigilante con el uso de las calefacciones, que puede causar sequedad.
Con las plantas de interior hay que estar vigilante con el uso de las calefacciones, que puede causar sequedad. getty

Pero, ¿y qué ocurre con las plantas de interior? Ellas se libran del efecto del invierno. Bueno, solo en apariencia. Para ellas, desde luego que la temperatura no es un factor limitante en su cultivo. Pero el uso de las calefacciones puede causar aún más sequedad, así que hay que vigilar, de nuevo, que el sustrato no se seque. Lo que sí que les va a afectar es la bajada de las horas de luz, así como de su intensidad. Por esta razón hay que encontrar el equilibrio entre no regar en exceso —por su menor capacidad para realizar la fotosíntesis— y cuidar la sequedad causada por las calefacciones. Pero se debe respetar, como siempre, la máxima jardinera de regar las plantas de interior solamente cuando el sustrato se haya secado, como regla general. Es ahora cuando es más fácil que el exceso de riego origine la muerte de las plantas del salón.

Vemos así cómo es posible que en el invierno las plantas, como las personas, beban menos agua, pero la sigan necesitando para continuar con sus procesos vitales.

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Sobre la firma

Eduardo Barba
Es jardinero, paisajista, profesor de Jardinería e investigador botánico en obras de arte. Ha escrito varios libros, así como artículos en catálogos para instituciones como el Museo del Prado. También habla de jardinería en su sección 'Meterse en un jardín' de la Cadena SER.

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