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Siesta, piscina y consultorio sentimental en La Paz y El Pilar

Un banco solitario en el Parque Norte desde el que se otea la metamorfosis de una ciudad

Un banco en el parque en Parque Norte, en el barrio de El Pilar.
Un banco en el parque en Parque Norte, en el barrio de El Pilar.Winston Manrique

En la cima de una pequeña colina de un parque de Madrid hay un banco de madera abandonado desde donde se escucha y se ve el futuro que se hizo realidad en la ciudad y el porvenir que se avecina. Está en el Parque Norte en el barrio de La Paz rodeado de más de dos mil plátanos, pinos piñoneros, olmos de Siberia, ciruelos rojos…

Un banco solitario desde el cual se otea la metamorfosis de una ciudad que desde los años sesenta y setenta es promesa continua de futuro en el norteño Distrito Fuencarral-El Pardo. A la espalda del banco, que es el noroccidente, los edificios de viviendas no han parado de crecer. La vida de nuevos profesionales y familias emergentes se esparce allí. En origen en los años sesenta y setenta predominaban viviendas de protección oficial dirigida a la migración obrera que llegaba a la ciudad.

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En los ochenta fueron los primeros en experimentar en Madrid lo que era tener un centro comercial: La Vaguada. Está en el barrio El Pilar como una gran arca en una explanada con tiendas y puntos de integración comunitaria como biblioteca, centro de salud, centro cultural y piscina municipal. Donde más que compras era y es paseos, ocio, punto de encuentro y socialización.

Desde el banco se intuye esa vida. Mientras al oriente emergen de detrás de los árboles los rascacielos más altos de España: el complejo Cuatro Torres Business Area que pronto serán cinco. En medio de ellas crece Caleido de cristal oscuro. Será la eterna y elegante hermana menor de las cuatro gigantes, solo medirá 181 metros con 36 plantas. Poco comparada con Torre de Cristal (249 metros), Torre Cepsa (248.3 metros), Torre PwC (236 metros) y Torre Espacio (224 metros).

Alrededores del Parque Norte, en el barrio de El Pilar.
Alrededores del Parque Norte, en el barrio de El Pilar.Winston Manrique
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Si desde el banco se avanza hacia ellas, las torres parecen un ecualizador gráfico de columnas que suben y bajan por las colinas arboladas que llegan hasta sus pies donde antes estuvo la Ciudad Deportiva del Real Madrid.

Los rumores del parque envuelven ese banco. Voces de familias, parejas o grupos de jóvenes que bajo las sombras de los árboles pasan la tarde entre juegos de la botella, contando sus últimos viajes o haciendo terapia en círculo a un amigo con problemas sentimentales… La algarabía de los niños en el parque infantil trepa por momentos, y más aún el grito relampagueante de un padre:

-¡Juan! que te he dicho que no te subas ahí!

Seguro que la advertencia ha despertado a más de uno de los que había preferido echarse una siesta sombreada de naturaleza.

O desconcentrado a los jugadores de ajedrez en las mesas dispuestas por ahí.

O detenido el ritmo de algún deportista que corría por los caminos culebreros y ondulantes del parque.

O echado a perder los tres puntos de alguno de los jugadores de baloncesto de la cancha próxima.

En un momento se alcanza a oír a una pareja preguntar al grupo de muchachos que hace terapia sentimental a uno de sus amigos:

-Perdonad chicos, ¿sabéis dónde queda el centro cultural… cómo se llama Marta?

- Valle-Inclán.

-Eso, ¿Valle-Inclán?

-Sí, detrás de esos árboles. Pero creo que está cerrado - se oye decir a uno de los muchachos terapistas de amores.

Parque Norte, en el barrio de El Pilar.
Parque Norte, en el barrio de El Pilar.Winston Manrqiue

Hasta el banco también sube el leve rumor de las voces y gritos alegres y entusiastas de los bañistas del Centro Polideportivo Vicente del Bosque, al otro lado de la avenida Monforte, en el costado sur del parque.

Desde esa piscina se ve en casi toda su magnitud a Cristal, Cepsa, PwC, Espacio y Caleido. Es una de las cinco piscinas municipales al aire libre que ha abierto esta temporada en la ciudad. Para ir hay que hacer reserva online, pagar y pedir el turno de mañana o de tarde.

El leve murmullo de los bañistas despierta un olor a piscina en el banco. Detrás del polideportivo se adivina la Puerta de Europa, las dos Torres Kio, con su inclinación hacia encontrarse sobre el Paseo de La Castellana que recorre Madrid de sur a norte. Allí también termina la calle Bravo Murillo, una de las más largas de la ciudad que atraviesa Cuatro Caminos donde se puede tomar una de las mejores rutas de autobús para conocer Madrid: la ruta Circular. Allí las voces de la gente y de la ciudad no son el rumor que llegan hasta este banco huérfano en la colina sino que son la pura vida.

Para saber más

Libro: 'Fuencarral y El Pardo: Historia de los distritos de Madrid', de María Isabel Gea Ortigas.

Al parque se puede llegar en Metro, en las líneas 7 y 9. También en una quincena de líneas de autobuses, muchas de ellas salen de Plaza de Castilla.

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