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Los últimos días de ‘Kichi’ como alcalde de Cádiz: “Los que estamos más experimentados nos vamos para fuera para seguir empujando”

González asegura que no regresará a la política institucional y le pide a Yolanda Díaz que no se convierta en “la arquitecta de la casa grande del PSOE”

Kichi
José María González, 'Kichi', el martes en un reparto de propaganda electoral en el Mercado Central de Cádiz.Alejandro Ruesga
Jesús A. Cañas

A la gaditana Ana Bella le invade la pena en la intersección del Mercado Central en la que el rojo del atún de los mostradores del pescado compite con el bermellón de unas cerezas del tamaño de ciruelas de los puestos de los fruteros. “¡Qué lástima que se vaya! Pero ha cumplido su palabra”, exclama la mujer, mientras contempla al todavía alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, abrirse camino entre la bulla, cargado de publicidad electoral. En los folletos ya no está su rostro, sino el de quien lo sustituye como candidato a las municipales, David de la Cruz. “Este es más guapo que tú”, le suelta un detallista y él rápido recoge el guante: “Oye, que yo tenía lo mío con su edad”. Bella, limpiadora en paro de 54 años, mira la comitiva en la distancia, casi ruborizada: “Mira que es vecino, pero me da apuro acercarme. Me gusta cómo lo ha hecho, así que los suyos mi voto lo tienen”.

—Primero fue Teresa Rodríguez [exparlamentaria andaluza, líder de Adelante Andalucía y pareja de González] la que volvió al instituto a los ocho años y ahora el alcalde de Cádiz…

—¿De qué crees que hablamos en casa? (risas). Es muy sano para el proyecto, se mantiene siempre gente joven por delante. Siempre hay alguien guapo, con ganas, fuerte, con los ojos eléctricos, que se come el mundo, ¿sabes? Y los que estamos más experimentados, los que tenemos almanaque, nos vamos para fuera para seguir empujando.

González ultima gestiones en el Ayuntamiento, mientras que ya tiene solicitado el regreso al instituto como profesor, que se materializará el 19 de junio.
González ultima gestiones en el Ayuntamiento, mientras que ya tiene solicitado el regreso al instituto como profesor, que se materializará el 19 de junio.Alejandro Ruesga

El neoclásico despacho oval de la alcaldía de Cádiz está aún lleno de los recuerdos y regalos que González (Róterdam, 47 años) ha atesorado en estos dos mandatos. Todavía no hay aires de mudanza, pero con independencia de lo que sea de Adelante Izquierda Gaditana —la confluencia de todas las izquierdas, salvo Podemos, que encabeza De la Cruz— en las municipales, habrá cambio de decoración el 17 de junio, día de la toma de posesión del nuevo regidor que salga de las urnas. “Algunas cosas se quedarán, otros son más personales”, avanza González, en su primera entrevista en varios meses. Pero él ya ha comenzado a preparar su partida, a juzgar por el formulario que tiene relleno sobre su mesa, en el que solicita su reincorporación como profesor de Geografía e Historia en el instituto Virgen del Carmen de Puerto Real, donde dará clases a chavales desde Secundaria hasta Bachillerato.

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“Me quedo con ellos, antes que con más de un pleno”, bromea el alcalde, en tono distendido. En estos ocho años, ha tenido sesiones broncas, pero también momentos “tan especiales, tan intensos, tan profundos, alegres y amargos, de todo”, con un grupo de personas a las que, de la noche a la mañana, no volverá a ver. Ahora, agota días como el del martes entre sesudas reuniones de gestión —”la ciudad no para”, como advierten desde su gabinete— y actos de campaña, como ese reparto de publicidad en el mercado, en el que el propio Kichi se empeña en explicar con paciencia que se va para “cumplir con la palabra dada” ante notario. Justo el mismo compromiso que hace unos días adquirió De la Cruz, periodista de 35 años que ha dado el salto de redactar los argumentarios del alcalde a postularse a serlo. “He sentido vértigo. Es humano expresarlo sin tapujos, pero me siento a la vez muy arropado”, explica el candidato, al otro lado del teléfono, aún con la resaca del debate electoral de la noche anterior en la televisión municipal.

—¿Qué consejo le ha dado a David?

—Lo que le he dicho en alguna ocasión, y es uno de los consejos que más me han valido, fue el que me dio mi padre el día que fui a investirme como alcalde: “Que no me pongas la cara colorada”.

—¿Y qué consejo le daría a Yolanda Díaz como candidata de Sumar?

—No me atrevería. Le aconsejo que, ya que le gustan tanto los datos y es tan rigurosa, buscase un buen referente como yo lo tuve con Fermín Salvochea [alcalde anarquista de la ciudad en el siglo XIX]. Que busque un buen espejo en el que mirarse, porque no vaya a ser que, al final, se lleve el dudoso mérito de ser la constructora o la arquitecta de esa “casa grande” que el partido socialista viene pregonando desde los años de la Transición. Yo creo que se podría generar un proyecto alternativo mucho más ambicioso que el de ensanchar por la izquierda la casa grande del PSOE.

El todavía alcalde explica a los vecinos que se marcha para cumplir con la palabra dada.
El todavía alcalde explica a los vecinos que se marcha para cumplir con la palabra dada.Alejandro Ruesga

Hacía tiempo que González no opinaba abiertamente de algo que no tocase, al menos tangencialmente, la política municipal. Ha sido una de las estrategias que ha seguido para desligar los intereses y problemas del sur de dinámicas nacionales y centralistas que ensombrecen cualquier otro debate. El punto álgido de esa hoja de ruta fue la ruptura de Teresa Rodríguez y de él mismo con Podemos, materializada en 2020, pero cristalizada dos años atrás con desencuentros. “Aquello compensó”, señala González, “es necesario ser de izquierda y reivindicar una voz andalucista”. Aunque el divorcio no fuese amistoso: “Se nos rompió el corazón. Pero bueno, ya estamos curtidos en mil batallas. No es la primera puñalada que se nos pega, ya tenemos el pellejo duro”. Ahora el regidor es “escéptico” en que la izquierda sea capaz de llegar a un acuerdo para las elecciones generales de diciembre: “Lo que tenemos aquí es un acuerdo por los intereses de Cádiz. Es una confluencia de la izquierda gaditana que no se puede entender fuera de la lógica geográfica de la ciudad”.

A Kichi le quedan poco menos de tres semanas antes de que ceda un bastón de mando que preferiría dar a De la Cruz. Mientras, saca pecho de una herencia en forma de reducción de tasas de paro (de más del 33% en 2015 al 25% ahora), de deuda municipal —el PP la dejó en 275 millones— y de desahucios. Aún le queda tiempo de cerrar flecos de una gestión que el regidor asegura que nunca vio compartimentada cada cuatro años, sino como “un proyecto que nació”, creció y que espera que continúe: “Me voy muy, muy tranquilo porque sé que [el proyecto] descansa en buenas manos, en gente buena”. De paso, González espera dejar atrás ocho años de una exposición pública que lo convirtió en diana de bulos recurrentes —ahí está su falso chalé— y de mofas incluso por su físico. Golpes que crearon “magulladuras que duelen”, como reconoce quien ahora solo apela a recuperar el anonimato perdido: “Es la posibilidad de encontrar un camino de vuelta para volver a ser una persona normal. En estos ocho años hemos vivido un tiempo de exposición muy brutal, muy radical (…). Pero también creo que mis hijos y la alcaldía son lo mejor que me ha pasado en la vida”.

—¿Aquí termina Kichi en primera línea política?

—Mi carrera política institucional empieza y termina en la ciudad de Cádiz (…). Evidentemente, sigo en el proyecto. No quiero que mi enseñanza sea que lo único que se puede hacer en política es la vida institucional. Yo voy a seguir haciendo política desde el día 19 de junio, donde se me requiera.

—Entonces ya pueden ponerle una calle con su nombre, como es costumbre en Cádiz.

—No, no, eso cuando me muera, si acaso.

—Al menos, un retrato en el Ayuntamiento…

—Bueno, el retrato ya está hecho y todo. Qué vergüenza, macho. No me gustan los reconocimientos, ni honores. No, no, yo creo que lo importante es pasar por la vida sin hacer demasiada ostentación. Que sean los demás los que te pongan nota, los que hablen de tus cosas buenas y malas. Pero eso de ponerte una calle… A quien me esté escuchando, por favor que no lo haga. Si me queréis, no hacedlo.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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