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La batalla electoral en los medios: lucha desigual en el salón de ‘El hormiguero’

Motos avisa, al inicio de la entrevista con Feijóo, que iba a ser “diferente” a la de Sánchez. La derecha mediática critica al presentador por dejar “vivo” al líder del PSOE

La entrevista a Pedro Sánchez El Hormiguero enfada a la prensa de derechas, que desprecia a Pablo Motos
Pablo Motos y Pedro Sánchez, durante la entrevista en 'El Hormiguero'.
Natalia Junquera

—Señor Abascal, ¿tiene la sensación de que al señor Núñez Feijóo le da cierto reparo caminar con usted en público de la mano?

—Hombre, yo no quiero caminar con el señor Feijóo de la mano.

El líder de Vox pone cara de susto ante la pregunta de Silvia Intxaurrondo en La hora de la uno. Cree que ha entendido lo que quiere decir, que el presidente del PP pretende pactar con ellos sin que se note, pero después de todo es el Día del Orgullo Gay. Preguntado, más adelante, por si va a celebrarlo, contesta que no, que él es “heterosexual”. Vox invierte la mañana en aclarar que tienen amigos/votantes homosexuales mientras se oponen a que se exhiba la bandera LGTBI en ayuntamientos y parlamentos donde ahora pueden impedirlo. El PP decide colgar en sus cuentas en redes sociales los colores que no ha podido poner en esas fachadas por la presión de su socio.

Pero la vigesimosexta jornada antes de las elecciones del 23 de julio estuvo monopolizada por otros asuntos: la resaca de la entrevista de Pedro Sánchez en El hormiguero, la visita de Alberto Núñez Feijóo anoche al mismo programa y la bronca por los debates electorales.

Pablo Motos Feijóo El Hormiguero
Pablo Motos y Alberto Núñez Feijóo, el miércoles en 'El hormiguero'.Carlos Lopez Alvarez

Pocos días antes de las elecciones de 2015, el entonces candidato del PP, Mariano Rajoy, acudió a En tu casa o en la mía, de Bertín Osborne, escenario de charletas amables para mostrar el a veces sobreestimado lado desconocido de los entrevistados. Cocinaron, bromearon, jugaron al futbolín... y, como ocurría en otro programa del mismo presentador donde los invitados se transformaban al atravesar una cortina de humo, el presidente del PP entró como político y salió convertido en un hombre entrañable con el que apetecía tomarse unas cañas. El partido que las ha elevado a asunto de Estado pensó que de la caña al voto había un paso y llamó a todo aquello “El Bertinazo”. La visita de Rajoy a Osborne congregó ante el televisor a 4.350.000 espectadores y más de 8,7 millones de personas lo vieron en algún momento de la emisión.

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El hormiguero pertenece a la misma familia periodística, el puro entretenimiento, aunque en los últimos tiempos ha decidido incluir, entre chascarrillo y chascarrillo, críticas a Pedro Sánchez, el invitado de este martes. Iker Jiménez también acostumbra a incrustar ahora, entre misterio y misterio, comentarios políticos. Los invitados, fuera cual fuera su profesión, iban al programa de Pablo Motos a “divertirse”. Pero la noche del martes cambió el guion. Motos decidió hacer periodismo al uso, recopilando, por cierto, muchas de las preguntas que algunos de los medios a los que tachó de “favorables” al Gobierno han hecho al presidente en los últimos días. Apretó a Sánchez sobre la sedición, los indultos a los condenados del procés, las rebajas de penas y excarcelaciones de la ley del solo sí es sí o la posibilidad de una abstención del PSOE para evitar que el PP pacte con Vox. También insistió —como antes había hecho Jordi Évole— para que el presidente del Gobierno aclarase a qué medios se refiere cuando habla de “desproporción” en las tertulias donde se lanzan, según el líder del PSOE, acusaciones graves que nadie contrasta, como la de que pretende “alterar el resultado electoral”, o en las que le describen como una especie de “monstruo de siete cabezas”. Sánchez no quiso ponerles nombre, pero, al salir airoso de la entrevista, varios programas y periodistas la tomaron con Motos. Algunos se dieron, sin querer, por aludidos.

Ana Rosa Quintana arrancó su programa este miércoles diciendo: “Ayer asistimos a la fábula del elefante y la hormiga. (...) El Gobierno es un mastodóntico elefante que convoca ruedas de prensa en los Consejos de Ministros para hacer anuncios electorales y los medios, al final, somos las pequeñas hormigas que recogemos los mensajes”. Eduardo Inda, director de Ok diario, lamentó en la tertulia posterior: “Sánchez salió vivo, muy vivo de El hormiguero. Eché en falta muchas preguntas”.

Federico Jiménez Losantos, el locutor que susurra a la derecha, declaró a primera hora: “Atresmedia es el grupo que más está sirviendo a un golpista al que todas las víctimas del terrorismo consideramos un criminal por gobernar con la ETA, con los golpistas catalanes, con los comunistas amigos de Putin, de Maduro y de todos los genocidas del mundo soviético”. Le dolió especialmente que Motos diera la razón a Sánchez sobre el intento de hacer pasar la matanza del 11-M por un atentado de ETA a tres días de las elecciones, a lo que se refirió como “asqueroso”: “No te creerás que dos pelanas, que son los únicos condenados, fueron capaces de volar simultáneamente cuatro trenes”. También le cayó a Santiago Abascal por recurrir a la misma estrategia “victimista” del líder socialista, y por dar a otro medio una entrevista: “A Sánchez no le he cuidado nada, pero a ti sí. Cuando no eras nada, aquí te protegimos y tú eres muy mal pagador, un desagradecido”. Una columnista del medio que ha desatado los celos de Losantos resumió así el paso del presidente del Gobierno por El hormiguero: “Me resulta muy perturbador que Pedro Sánchez no tenga pupilas. Esa oscuridad uniforme en los ojos es escalofriante y muestra profundidad del Mal”.

El subdirector de otro medio conservador cuestionaba recientemente que hubiera que “darle espacio” a Sánchez, presidente del Gobierno y candidato a la reelección. En la misma línea, el PP critica que el líder del PSOE acuda en precampaña electoral a todos los medios de comunicación que puede. “Se ha refugiado en los platós”, se queja Feijóo, que desde el 1 de junio ha concedido el mismo número de entrevistas que Sánchez: seis, incluyendo El hormiguero la noche del miércoles.

Miguel Tellado, vicesecretario de organización del PP, declaró que le daba “miedo” escuchar al presidente del Gobierno “insultar a todos los medios de comunicación que no le aplauden”, unas horas después de que Esteban González Pons, vicesecretario de Acción Institucional del partido, asegurase que no confía en la neutralidad de la radiotelevisión pública y acusase a su director de informativos de representar al PSOE. El PP sí aceptó el cara a cara en Atresmedia y dijo que accedía también a su propuesta de celebrar un debate a siete (PSOE, PP, Vox, Sumar, PNV, ERC y EH Bildu), pero la empresa privada aclaró que ese formato había sido una “petición” de los populares de la que tomaban “nota”, no una iniciativa suya.

Motos avisó, al inicio de la entrevista con Feijóo, de que iba a ser “diferente” a la de Sánchez porque el líder del PP no llevaba cinco años gobernando y porque le apetecía “conocerlo” más. Le preguntó qué le divierte —”mi hijo”—; si no le daba vértigo imaginarse en La Moncloa —“está en la carretera de A Coruña”—; si le preocupaba la fecha de las elecciones teniendo en cuenta que él, a las dos semanas de vacaciones, ya no sabe qué día es —“los españoles no merecían esta fecha”—; si no era un poco ceder de más ante Vox hablar de violencia intrafamiliar —“el documento no niega la violencia machista”. Sus firmantes sí—; cuántos ministerios le sobraban —“seis o siete”—; qué hay de cierto en eso de que rehúye los debates —”Sánchez solo hizo un debate sobre el estado de la nación”—; o cuándo fue la última vez que habló con Julio Iglesias —“hace tres o cuatro días. Me dijo que El hormiguero era un programa muy importante y que si era yo mismo me saldría bien”—. Feijóo, animado, dejó un eslogan de sí mismo: “El primer presidente del Gobierno nacido en la España rural”, y se refirió al actual como “la persona que tuvo usted en el plató”. Relajado, le lanzó varias preguntas al entrevistador:

—El PSOE puede pactar con cualquiera y nosotros con nadie. ¿Estaría bien que yo pactara con Bildu, ERC o Podemos?

—No me haga opinar —rogó Motos.

—Yo no sé lo que ha pasado con Marruecos. ¿Usted lo sabe?

—No me haga entrar. Ayer no me dio tiempo, el presidente se alargó un poco con las respuestas...

Y con todo, el líder del PP se enredó en algunos asuntos. No supo aclarar qué no comparte de la ley de eutanasia; aseguró, contundente —pese a que su partido recurrió la ley del aborto ante el Constitucional— que “cuando una mujer quiere interrumpir su embarazo, no puede haber un poder público que se lo impida”, pero añadió que si había conflicto entre una menor y sus padres, debía decidir un juez. Explicó que tenía a una mujer en mente para que fuera su vicepresidenta si gana las elecciones, pero admitió que la entrada de Vox en el Gobierno dependía, al igual que en la Comunidad Valenciana, más de los números que de los principios: “Si me votan lo suficiente, le garantizo que el Gobierno será del PP en exclusiva”. Es decir, si no salen las cuentas, Abascal tendrá oportunidad de ser vicepresidente.

En la pregunta más incómoda, cuando Motos le recitó el currículum de la presidenta del Parlamento valenciano, Llanos Massó, de Vox, gracias a un acuerdo con el PP —“activista contra el aborto, negacionista del cambio climático y de la violencia machista y antivacunas”—, Feijóo contestó: “¿De Valencia o de Baleares?”. Era normal el despiste porque en Baleares, su partido entregó la presidencia de la Cámara a Gabriel Le Senne, autor de la frase “las mujeres son más beligerantes porque carecen de pene” y negacionista, a su vez, de la violencia machista, las vacunas y el cambio climático, al igual que la presidenta del Parlamento de Aragón, Marta Fernández. Feijóo se limitó a responder: “Discrepamos. Profundamente. El PP no es Vox”.

Las encuestas, salvo el CIS, siguen de su lado, pero Feijóo empieza a caer en contradicciones. En el PSOE más de uno se lamenta de no haber empezado antes esa ronda de entrevistas que el PP critica ahora. Las campañas sirven para movilizar al electorado y el socialista parecía el más deprimido en esos mismos sondeos. La pregunta que se hacen en Ferraz es si dará tiempo a invertir en tan poco tiempo la tendencia ganadora del PP, es decir, a remontar la ventaja que Sánchez —pese a las quejas— concedió a su rival al adelantar los comicios generales tras fracasar su partido en las municipales y autonómicas.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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