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¿Cuánto se puede estirar el ‘tema Bildu’ en campaña?

Sánchez da por agotada la polémica con la rectificación del partido ‘abertzale’, pero el PP se aferra a ETA en la campaña. Un miembro de la cúpula de Feijóo afirma que “la ley de vivienda se levanta sobre las cenizas del atentado de Hipercor”, mientras La Moncloa confía en que para el fin de semana, con mítines centrales, haya cambiado el tercio

La portavoz del Partido Popular en el Congreso, Cuca Gamarra, este miércoles en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. Foto: J.J.GUILLEN (EFE) | Vídeo: EPV
Carlos E. Cué

En la cúpula del PP aseguran que el antisanchismo, epicentro de su campaña hasta que llegó Bildu, es lo que más une a los votantes populares, de Vox y de Ciudadanos. Y como Alberto Núñez Feijóo quiere pescar en todos esos caladeros, el diseño de campaña estaba claro: derogar el sanchismo. Pero ETA une aún más a la derecha, incluso 12 años después de dejar de matar y cinco años después de dejar de existir. Tanto une, que incluso disipa las distancias entre moderados y duros en el PP. El líder de ese sector que se define moderado, Alberto Núñez Feijóo, subió el listón el martes al decir que Pedro Sánchez “es más generoso con los verdugos que con las víctimas”. La instrucción era clara, así que su equipo la siguió al pie de la letra, pero con algunas versiones aún con más decibelios.

El que llegó más lejos fue un miembro de cúpula, el Comité de Dirección que se reúne cada lunes, el senador Pedro Rollán. Se aprobaba en el Senado definitivamente la ley de vivienda, la primera de la democracia, y Rollán dijo que los cimientos de esta norma, pactada por el PSOE y Unidas Podemos con ERC y Bildu, “se levantan sobre las cenizas del centro comercial Hipercor, con 21 muertos, cuatro de ellos niños”.

Otro político popular encuadrado en la moderación como Juan Manuel Moreno Bonilla, el presidente andaluz, que siempre trata de evitar los tonos más duros y ha logrado con esa estrategia ampliar el espacio del PP en esta comunidad hasta llevarlo a la mayoría absoluta, mostraba hasta qué punto la estrategia de hablar solo de Bildu y de ETA ha calado en toda la estructura del PP, como una instrucción de campaña que anula cualquier otro tema. Moreno, que hace dos semanas sufría el embate del Gobierno por Doñana y se veía obligado a aparcar, al menos de momento, su plan de legalizar los regadíos en el entorno del parque, ha encontrado una forma de darle la vuelta: ETA. Le preguntaban por el rechazo de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, a un proyecto urbanístico con campo de golf que la Junta ha autorizado cerca de Doñana, una “idea loca” para la ministra. “Me gustaría que esa valentía que algunos demuestran en atacar e insultar a Andalucía, la tuvieran para criticar que todavía hay 37 colaboradores de ETA en las listas electorales de Bildu”, contestó el presidente andaluz.

ETA vale para todo en campaña. Pero la pregunta que se hacían este miércoles en todos los cuarteles de campaña y en los pasillos del Congreso y del Senado, donde se vivían las últimas sesiones antes de la recta final, despejada de plenos para concentrarse en los mítines, es: ¿hasta cuándo puede durar? La polémica de Bildu ya se ha comido varios días de campaña. Los socialistas insisten en que es un tema mediático, que la gente no está en eso y sí cala su campaña de anuncios y temas sensibles —este miércoles han vuelto a la vivienda, con la aprobación de la ley y aprovechando que Sánchez estaba en Baleares, un lugar donde el problema es especialmente dramático y la política del Gobierno del PSOE también muy intensa—, pero los populares creen que Bildu ha reventado la campaña del presidente y ya no se recuperará.

Múltiples factores

Sánchez ha dado oficialmente por muerta la polémica este miércoles en el Congreso. Claro que el presidente no juega solo, nadie lo hace en política, y todo dependerá de múltiples factores. Las campañas tienen vida propia. Pero él ha buscado una escenificación especial, muy pensada, para dar ese cierre, al menos desde la visión del PSOE: un cruce con Mertxe Aizpurua, la portavoz de Bildu en el Congreso. Todo estaba muy medido. Le dijo que “no es decente” lo que hicieron metiendo a terroristas en las listas, y que del mundo de los exetarras se espera “un mensaje mucho más rotundo y contundente de reparación, perdón, reconciliación y homenaje las víctimas”.

Pero también le dijo otra cosa que deja muy claro que el Gobierno da por buena la rectificación de Bildu y seguirá adelante con sus negociaciones en asuntos sociales. El PSOE no apoya a Bildu para gobernar en ninguna institución ni viceversa —de hecho el PSN dejó que UPN se hiciera con el Ayuntamiento de Pamplona precisamente porque no quería apoyar a Bildu en ningún gobierno— y tiene enormes discrepancias de fondo en cuestiones muy sensibles, como la gestión del posterrorismo, pero sí acuerda con ellos Presupuestos basados en negociaciones sociales y leyes como la de vivienda. Aizpurua, punta de lanza de la estrategia de Bildu que trata de centrar su nueva agenda en temas sociales para ampliar su espacio político, preguntaba por el escudo social, que se tiene que renovar en junio. Y Sánchez le dijo que por supuesto en junio, en función de la situación, habrá un nuevo decreto con medidas del escudo social y remató: “Esperamos contar con su apoyo”. Esto es, las cosas seguirán más o menos igual.

El Gobierno está convencido de que Bildu ha rectificado porque se ha dado cuenta del enorme despropósito que es intentar trasladar a la sociedad que es un grupo que quiere hacer política, centrarse en temas sociales y disputarle al PNV la primacía en el País Vasco, y a la vez tener a sanguinarios terroristas en sus listas. No ha dado marcha atrás para hacerle un favor al Ejecutivo en la campaña, señalan los socialistas, sino por su propio interés. El PNV, de hecho, ya estaba acorralando a Bildu con este tema. Las conversaciones entre el PSOE y Bildu son frecuentes y fluidas, no solo en el Congreso para los asuntos diarios. Y en estos días también ha habido contactos para trasladarles el error que suponía este giro —Sánchez ya lo dijo públicamente el viernes— y saber si pensaban rectificar. Pero Bildu funciona de forma muy compleja, con muchos filtros y muchas mesas de decisión. A los socialistas les llegaba que podría haber rectificación, pero sin certezas. Hasta que finalmente llegó el martes y, al menos en la interpretación del PSOE, fue rotunda, con un comunicado muy autocrítico.

Ahora queda ver cuánto logra estirar el PP la polémica. Varios dirigentes populares consultados creen que para Sánchez va a ser muy difícil volver al eje que tenía pensado, de anuncios y debates sobre su gestión. El presidente de momento este miércoles ha decidido no hacer ningún anuncio, a la vista de que aún el tema Bildu sigue arrasando. Pero a partir de mañana las cosas podrían cambiar. En el PSOE están convencidos de que la polémica no llegará fuerte al fin de semana, decisivo porque llegarán las últimas encuestas y sobre todo los grandes mítines centrales, con el epicentro en la Comunidad Valenciana, la joya de la corona: Sánchez irá el sábado y Feijóo el domingo, y espera llenar la plaza de toros. Si el tema Bildu llega vivo hasta ahí, será muy difícil ya cambiar la campaña. Si no, la partida vuelve a empezar y el final como siempre será muy incierto.

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