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Mapa | Ayuntamientos ricos y ayuntamientos pobres: cuánto gasta cada municipio en sus habitantes

El análisis de las liquidaciones presupuestarias de todos los consistorios realizado por EL PAÍS revela importantes desigualdades en el gasto de cada localidad

Borja Andrino

El dinero que entra y sale de las arcas municipales será un factor determinante para la legislatura que comenzará tras las elecciones del día 28 en los más de 8.000 municipios españoles. Muchos ayuntamientos manejarán presupuestos de pocos miles de euros, como La Losilla, en Soria, que en los últimos cuatro años ha gastado, de media, 11.363 euros al año. Un presupuesto que queda muy lejos de los más de 5.000 millones que gestiona el Ayuntamiento de Madrid o los 3.000 millones del de Barcelona.

Entre estos dos extremos existen importantes diferencias, casi siempre condicionadas por la población: donde más gente vive mayor es el gasto de la localidad. Pero, ¿en qué proporción? En el siguiente mapa mostramos cuál es el gasto de cada Ayuntamiento (la media entre 2018 y 2021) medido por cada habitante y por cada vivienda.

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En el mapa del gasto por habitante, muchas zonas de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Aragón destacan sobre el resto. Puede parecer extraño que estas regiones de la España vaciada, con una población muy envejecida y de rentas relativamente bajas, sean las que más gasten en sus habitantes. Parte de esta paradoja la explican los gastos fijos que tienen estos municipios (los que hay que pagar viva o no viva gente en el pueblo) y también la economía de escala: “Con una misma farola se ilumina a mucha gente en Madrid y a muy poca en un pueblo de 35 habitantes”, apunta César Martínez, investigador en el Instituto de Derecho Local de la Universidad Autónoma de Madrid.

También se puede comparar el gasto por el número de viviendas. En ese mapa destacan los municipios de algunas regiones más urbanas en Madrid, Cataluña, País Vasco o Navarra, que tienen más capacidad de recaudación. “En las zonas urbanas no solo hay viviendas. También hay mayor presencia de locales comerciales, oficinas y naves industriales, que pagan impuestos”, añade Miguel Angoitia, profesor de Hacienda Pública en la misma universidad.

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Entre las grandes ciudades del país, aquellas donde viven más de 200.000 habitantes, destacan algunas capitales de Cataluña, País Vasco y Madrid. En Barcelona, la inversión es de unos 3.600 euros por cada vivienda, 1.800 por cada barcelonés, prácticamente la misma que reciben los vecinos de Bilbao. En el extremo contrario aparecen ciudades donde el gasto por habitante no alcanza los 800 euros, como en Móstoles, Badalona y capitales de provincia como Alicante o Córdoba.

En el siguiente escalón, el de ciudades de 50.000 a 200.000 habitantes, también se encuentran importantes diferencias entre las que más y menos gastan. En la parte superior hay municipios turísticos como Calvià, Marbella, Estepona o Torremolinos, junto a otras ciudades como Getxo o Donosti. El gasto por habitante en estas ciudades ronda el triple que en otros municipios como Valdemoro y Parla, en Madrid, o San Vicent del Raspeig y Torrent, en la Comunidad Valenciana.

¿Ayuntamientos ricos y ayuntamientos pobres?

En los gráficos anteriores se aprecian diferencias relevantes que no parecen casuales. Boadilla, Sant Cugat, San Sebastián, Alcobendas o Pozuelo de Alarcón lideran el gasto por habitante en grandes ciudades y también destacan por ser municipios con vecinos más ricos, según publica la Agencia Tributaria cada año. Ayuntamientos como estos ingresan más que otros con vecinos más pobres.

En 2021 entraron en las arcas de todos los municipios españoles más de 50.000 millones de euros, casi la mitad a través de impuestos directos. En el siguiente gráfico se puede observar cómo en los municipios más ricos la recaudación de impuestos directos por habitante también es mayor. Esto repercute directamente en el gasto por vecino.

“En los lugares donde la renta es mayor, los inmuebles tendrán mayor valor catastral y, por tanto, pagarán más Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Además, también habrá mayor actividad económica, más coches, más obras y más transacciones inmobiliarias, lo que engrosará los ingresos de estos lugares a través de los impuestos que gravan cada una de esas operaciones”, apunta el investigador de la Universidad Autónoma de Madrid César Martínez.

Los desequilibrios de la financiación municipal

Otra parte importante de ingresos de los ayuntamientos proviene de las transferencias estatales, que se reparten según dos sistemas: uno para grandes municipios y otro para los más pequeños. Ambos presentan desequilibrios en cómo distribuyen los fondos.

Un problema esencial tiene que ver con la población, que es determinante en el reparto de fondos en municipios pequeños y no suele ser un buen indicador de las obligaciones del municipio. Por ejemplo, un municipio como Alcalá de la Selva, en Teruel, de 352 habitantes, tiene que mantener un casco urbano —alumbrado, abastecimiento o recogida de basuras— en el que hay unas 1.800 viviendas.

Además, hay considerables desigualdades entre ciudades de mayor dimensión, ya que el sistema de financiación tiene en cuenta el potencial económico del municipio para calcular las transferencias, beneficiando a las que más tienen. En un trabajo a punto de publicar, Martínez apunta como ejemplo de la desigualdad del sistema el caso de Barcelona y Mérida. En 2014, la ciudad catalana recibió 619 euros por habitante de transferencias estatales, cuatro veces más que los que recibió el Ayuntamiento de la capital extremeña por cada vecino (149).

Las limitaciones a la hora de hacer las cuentas no vienen solo de los ingresos anuales, sino también de la deuda de los consistorios. En 2021 los municipios españoles acumulaban una deuda de 22.000 millones de euros, la mitad del máximo que llegaron a sumar en 2012. Esta reducción, obligada por la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Financiera, ha sido desigual y sigue afectando a algunos municipios. Es el caso de Jaén o Jerez de la Frontera, donde la deuda acumulada cuadruplica el gasto que hacen por vecino. “La deuda influye de forma directa, porque obliga a destinar parte del gasto al pago de intereses; y también de forma indirecta, porque cuando la deuda es pequeña es factible un endeudamiento para realizar, por ejemplo, infraestructuras públicas”, apunta Angoitia.

Metodología

Los datos de gasto de los ayuntamientos provienen de las bases de datos de liquidaciones presupuestarias consolidadas que publica el Ministerio de Hacienda. Para el cálculo hemos promediado el gasto no financiero (capítulos del 1 al 7), en los programas del 1 al 9, de cada municipio en los últimos cuatro años disponibles, desde 2018 a 2021. Para los datos de impuestos directos se han promediado los ingresos imputados al capítulo 1 de impuestos directos en el mismo periodo, de 2018 a 2021.

En cuanto a la población, hemos tomado los datos de cada año publicados en el Padrón del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los datos de viviendas proceden del censo de viviendas publicado en 2011 por el INE. 

Para la renta de los municipios se ha considerado la renta neta media por hogar que publica en su estadística experimental el INE. 


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Sobre la firma

Borja Andrino
Periodista de datos en EL PAÍS. En su trabajo busca y analiza cifras para contar historias sobre casi cualquier tema, desde deportes a política o redes sociales. Es ingeniero informático y matemático por la Universidad Autónoma de Madrid y tiene un máster en inteligencia computacional.

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