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Terrorismo y alta traición: la enmienda de la discordia entre Junts y ERC

El partido de Puigdemont pide incluir en la amnistía los delitos de terrorismo y alta traición mientras que ERC considera que es entrar en “zona de riesgo”

Míriam Nogueras (centro) junto a los diputados de Junts, este miércoles en el Congreso.
Míriam Nogueras (centro) junto a los diputados de Junts, este miércoles en el Congreso.Álvaro García
Camilo S. Baquero

La decisión de Junts per Catalunya de votar en contra de la ley de amnistía, el pasado martes, ha sido todo un torpedo a los planes del PSOE para la legislatura. El partido de Carles Puigdemont, desde el minuto en que decidió tomar la vía de la negociación, advirtió de que su objetivo era avanzar en su agenda y no garantizar la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez. Por tanto, en sus filas insisten en que no han hecho nada sobre lo que no hubieran advertido antes y afirman que, con el retorno del texto de la amnistía a la Comisión de Justicia, esperan cerrar la brecha abierta por las maniobras judiciales e incluir en el articulado los delitos de terrorismo y alta traición y que han puesto el foco en el expresident. Esquerra no comparte ese camino, pero evita un choque público con sus exsocios para no añadir más presión al ver la negociación entrar en “una zona de riesgo”. La discordia entre ambas partes seguirá marcando la incierta negociación de la enmienda que ahora se abre.

El post en X, la antigua Twitter, en el que Puigdemont detalló las razones de su formación para votar en contra tocó prácticamente todas las teclas del enredo jurídico-político. Menos una: no hay ninguna referencia a Esquerra, que es no solo la otra formación donde más personas se verían cobijadas por la amnistía, sino que su sintonía es necesaria de cara a facilitar que una nueva operación pactista llegue a buen puerto. Junts y ERC siguen sin crear un frente común de negociación y nada hace pensar que la nueva situación lo facilite. Todo lo contrario: aunque no se levante la voz públicamente, en las filas republicanas creen que es cada vez más clara la diferencia de estrategias.

“Está claro que aquí a unos los mueve la táctica y que otros tenemos estrategia”, defiende un alto cargo de los republicanos. En las filas de los liderados por Oriol Junqueras creen que Junts le ha hecho mucho daño a la amnistía con sus cambios de discurso respecto a la solvencia de los textos que se han ido pactando con el PSOE. Por ejemplo, la mención al terrorismo o de la vinculación con la violación de derechos humanos. O con el abogado Gonzalo Boye, vendiendo la idea “mágica” de que existe una enmienda que puede resolverlo todo, que es como ERC lee la entrevista que concedió a Vilaweb el pasado fin de semana e hizo saltar todo por los aires. “A Junts no le interesaba el [caso] Tsunami hasta que [el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón] apuntó directamente a Puigdemont”, agrega esa voz, dando a entender que se modula la ley de acuerdo a cada momento.

En las filas de los republicanos sentó especialmente mal la acusación del número dos de Junts, Jordi Turull, cuando a principio de noviembre del año pasado criticó a los republicanos por negociar una amnistía “para vips” y aseguró que su partido trabajaba para que realmente cobijara a activistas independentistas de base. La forma como se han desarrollado los acontecimientos, explican en ERC, muestran que en Junts todo se modula sobre el cobijo que tenga Puigdemont. “Marta Rovira, ¿qué ha dicho? ¿Se queja? No. Negocia sin ruido”, recuerda otra voz autorizada de los republicanos, que contrapone la actitud de ambos líderes. En privado, le consta a este diario, la secretaria general de los republicanos, huida en Suiza, ha verbalizado que su situación personal no sería un escollo para sacar adelante la amnistía.

Puigdemont, en su mensaje, agradece al PSOE y a Sumar su predisposición para pactar la amnistía, pero en ERC creen que Junts pasa por alto el capital político que se ha dejado el propio Pedro Sánchez en toda la negociación. Si ya el desgaste con la votación de los reales decretos había sido duro, el que se derivará de solo tener que reabrir el texto de la amnistía en la Comisión de Justicia puede ser letal. Por eso, fuentes de la presidencia de la Generalitat expresan su temor de entrar en una “zona de riesgo” para conseguir la amnistía y enviar a la papelera uno de los puntos centrales en su programa político.

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“Quitas el terrorismo y la alta traición de las exclusiones y tema resuelto. Los jueces ya no pueden inventar más”, defiende una voz cercana al expresident, de cara a la negociación del texto en la Comisión y que, según el Reglamento del Congreso, tendrá máximo un mes de debate adicional antes de volver al pleno. Los republicanos remarcan que, ante la montaña rusa de Junts sobre el articulado, ellos han sido rectilíneos en la defensa de un texto que venían robusto aunque siempre mejorable. Pero ven complicada la nueva negociación en dos campos. Primero, actuar reactivamente ante lo que haga una parte de la judicatura en su “cruzada contra el independentismo” implica “entrar en una espiral que no acaba nunca”. Segundo, creen que es un error que sea el propio secesionismo el que asuma el marco mental del terrorismo y la alta traición que, hasta el día de hoy, jamás habían estado en la mesa.

Imagen de formación responsable

En Esquerra también creen que el PSOE ha vuelto a tener una experiencia que les muestra que son ellos y no Junts con quien realmente se puede negociar y llegar a acuerdos, sin el temor a golpes de timón de último minuto. Los republicanos se han conjurado para mantener una imagen de formación responsable y que no rehúye a las adversidades y, en este caso, creen que se ha logrado transmitir esa idea. La gran duda es si será útil de cara a unas elecciones catalanas en ciernes y si convence más que la escenificación de exigencia máxima de Junts.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.
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