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La competencia entre Esquerra y Junts tensa la negociación de la investidura de Sánchez

Los republicanos abandonan la indeterminación sobre el referéndum tras días de monopolio de las negociaciones por parte de los de Puigdemont

Camilo S. Baquero
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su intervención inicial en el debate de política general en el Parlament, este martes.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su intervención inicial en el debate de política general en el Parlament, este martes.Quique García (EFE)

Uno de los principales miedos de La Moncloa respecto a la complicada maniobra para conseguir la investidura de Pedro Sánchez comienza a escenificar síntomas: que la operación se vaya al traste por la pugna política entre Esquerra y Junts per Catalunya. El apoyo de ambas formaciones independentistas (17 votos) es necesario para que la suma necesaria salga adelante. Hasta el momento, todo acompasaba, pese que el foco se lo llevaban los de Carles Puigdemont. Pero este martes todas las alertas han saltado después de que el presidente catalán y coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès, fuera más explícito que su antecesor en el Palau de la Generalitat y pusiera como condición para votar “sí” al líder socialista que hubiera un compromiso con el referéndum.

“En los próximos cuatro años se tiene que encontrar la fórmula para resolver el conflicto de soberanía con el Estado, para mí esa es la condición [para la investidura] que el independentismo ha de poner sobre la mesa. El futuro presidente del Gobierno español se tiene que comprometer a que encontraremos la vía para que la ciudadanía de Cataluña vote”, dijo Aragonès durante la primera jornada del debate de política general en el Parlament. La intervención del republicano fue previa al discurso del popular Alberto Núñez Feijóo, en la primera sesión del debate de investidura en las Cortes y que continuará hasta el viernes, si hoy no sale la votación por mayoría absoluta.

Pese a que el foco hasta ahora se lo había llevado la posibilidad de aprobar una amnistía a los encausados por el procés independentista, el verdadero elefante blanco en las eventuales negociaciones era el llamado derecho a la autodeterminación. Se trata de la gran línea roja que el Gobierno ha negado por activa y por pasiva en cruzar, al considerar que está fuera de la Constitución, y que fue el gran tema arrinconado en la mesa de diálogo entre Ejecutivos.

Sin embargo, tanto Esquerra como Junts siempre lo han incluido en su lista de contrapartidas pero, al menos con los republicanos, su debate se iba modulando para que no fuera el escollo que mandara las negociaciones a un callejón sin salida. De hecho, hasta el propio Puigdemont, en su conferencia en Bruselas a principio del mes, fue exquisitamente cuidadoso en reivindicar la autodeterminación pero sin hacer saltar todo por los aires. “Solo un referéndum pactado con el Gobierno reemplaza el mandato del del 1-O”, dijo el expresidente huido en Bélgica tras recordar que el reconocimiento nacional de Cataluña que pide implica reconocer su derecho a la autodeterminación.

Fue esa conferencia la que, precisamente, terminó por colocar sobre Puigdemont todos los focos en las negociaciones en las que tanto los siete votos de Junts como los propios de ERC son necesarios para que se reedite el Ejecutivo del PSOE y el espacio que ahora lidera Sumar. Junts logró que calara la idea de que los votos de los presididos por Oriol Junqueras ya se podían dar por descontados y se arrogó la primacía dentro de las negociaciones. Los republicanos no habían logrado, hasta este martes, dar un golpe en el tablero para arrebatar atención y Aragonès ha aprovechado la vitrina del inicio del curso político, justo en el aniversario del comienzo del rompimiento con Junts en el Ejecutivo, para darle más empaque a su apuesta por condicionar la investidura.

El president enfadó a sus exsocios en el Govern por varias razones. Les dio la bienvenida al camino del diálogo. “Celebramos contar con la implicación de grupos que hasta ahora no se habían sentido llamados a participar”, dijo, para después mencionar al expresident huido de la justicia, en el momento en que dio por hecha la amnistía. “En los próximos meses podré recibir en el Palau de la Generalitat al presidente Carles Puigdemont”, se mostró confiado.

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“No tiene credibilidad”

“Quien ha liderado el ‘dejarlo pasar’, la ruptura de la unidad entre partidos y entidades ahora no puede liderar la solución del conflicto mediante la autodeterminación. No tiene credibilidad”, dijo la portavoz de Junts, Mònica Sales, después de la primera intervención de Aragonès en el Parlament. En las filas de la formación fundada por Puigdemont critican además que el president se arrogue la potestad de hablar en nombre del independentismo cuando la negociación de la investidura, consideran, es un tema que solo atañe a los partidos políticos y le acusan de elevar a categoría la vía de ERC cuando se trata solo de una propuesta más.

Puigdemont respondió a Aragonès desde Bruselas, justamente el día después en que los republicanos dijeran que ya se intercambian papeles con los socialistas sobre la amnistía. “Yo no soy de ERC por tanto no puedo hablar por lo que diga ERC, nime siento concernido por lo que ERC diga, pacte o decida pactar. Esquerra verá lo que hace Esquerra y nosotros lo que hacemos nosotros”, dijo durante un acto sobre lenguas, preguntado específicamente por el tema, informa Silvia Ayuso.

El resto del debate de política general en Cataluña, que se extiende hasta el viernes, permitirá medir la sintonía de ambas formaciones. Donde sí ha sido evidente cierta sintonía ha sido en el Ayuntamiento de Barcelona, donde Xavier Trias y Ernest Maragall han acordado un texto a favor de la amnistía. Cuenta con el sí de los comunes y ambos esperan que los socialistas lo aprueben. De otro lado, la presidenta del Parlament, Anna Erra (Junts), ha asegurado en una entrevista a TV-3 que no le “temblarán las piernas” para desobedecer mandatos judiciales si cuenta con el apoyo de toda la Cámara. Pese a la tensión, sin embargo, los portavoces de ERC y Junts en el Congreso, Gabriel Rufián y Míriam Nogueras, parecían alejados del enfrentamiento en sus intervenciones en tras el discurso de Núñez Feijóo.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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