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La sequía deja a los agricultores en Girona sin opciones de siembra

Los payeses aseguran las cosechas por falta de lluvia para paliar pérdidas de hasta el 80%

Sequia
En la imagen, vista alzada de un campo de colza sembrado hace dos meses donde no ha crecido nada y ya se puede dar la cosecha por perdida.Albert Garcia

Los agricultores gerundenses están desesperados ante la falta de lluvias. La sequía —que azota de manera desigual estas comarcas— genera una gran incertidumbre a la hora de escoger qué sembrar para no volver a perder las cosechas. La casi nula pluviometría en primavera y verano ha causado pérdidas que van del 30 hasta el 80% ya que, sin humedad, las semillas no germinan y acaban muriendo. En el Empordà se han declarado por primera vez en la historia siniestros a causa de la sequía, lo que está provocando que cada vez más agricultores se planteen asegurar las cosechas por este fenómeno meteorológico, hasta ahora inédito. Ante esta grave situación el Govern ha acordado cuatro grandes paquetes de ayudas para el sector con 160 millones de euros. Los que las cobren deberán contratar un seguro durante los siguientes cinco años.

La comarca que vive una peor situación es el Alt Empordà, y la menos perjudicada el Pla de l’Estany, donde una lluvia en primavera dio vida a los cultivos. “En otoño toca sembrar cereales de invierno, pero como no ha llovido los campos están muy secos y la gente no se atreve por miedo a perder las cosechas. Solo algunos han empezado a hacerlo, otros tienen las semillas en sacos, esperando...” indica Narcís Poch, coordinador de Unió de Pagesos (UdP) en Girona. “Hay mucha desesperación, la gente no sabe qué hacer. Sembrar donde no ha llovido es un suicidio, es tirar el grano porque lo más probable es que no nazca”, sostiene. Las semillas no han germinado por falta de humedad y los pocos que sembraron han perdido la cosecha, por lo que deben invertir de nuevo y volver a sembrar. Para Poch, que detalla que desde el sindicato potencian que se aseguren las cosechas contra la sequía, “la cosa pinta muy mal”. “Nunca había habido una sequía tan sostenida, la gente no se decidía a asegurar porque no se pensó llegar a esta situación extrema”, apunta.

“Si no llueve a corto plazo, que no se prevé, lo tendremos muy mal, hemos llegado casi al límite. Pero no es solo el sector agrícola, también llegará a la industria y al sector servicios, al turismo... Si no hay agua, no hay”, augura. El representante sindical explica que los que siembran cultivos de secano no riegan, necesitan agua de lluvia y si no llueve lo tienen todo perdido, con muy pocas o casi ninguna alternativa. Si siembran, tendrán menor producción e ingresos. Los de regadío, añade, pueden ahorrar agua sustituyendo cereales de verano como la alfalfa o el maíz por los de invierno como trigo o avena.

En la imagen, Xavi Frigola, coordinador de Unió de Pagesos (UdP), ante su campo de colza en Vila-Robau (Ventalló), donde no ha crecido nada.
En la imagen, Xavi Frigola, coordinador de Unió de Pagesos (UdP), ante su campo de colza en Vila-Robau (Ventalló), donde no ha crecido nada. Albert Garcia

La mayoría de regantes están gravemente afectados. En torno al río Muga, que este verano han contado sólo con un 10% del caudal habitual, no podrán regar porque no hay agua. Son los que están peor. Los del Ter, que este verano solo han podido regar el 40% de sus campos con una reducción de 77 hm3 a 33 hm3, tienen unas opciones de riego muy bajas. Poch recuerda que el 70% del agua del Ter se va a Barcelona y que “sin este trasvase los regantes no tendrían problemas”. Entorno al Fluvià, cada campo tiene su pozo y a partir del 10 de agosto se cortó el agua a excepción de para la supervivencia de los árboles, ya que esta zona reúne el 50% de producción de manzana de Girona.

“Como en primavera ya no llovió, se notó mucho el descenso de la producción, hubo grandes reducciones de cosecha, sobretodo en el Alt Empordà”, sostiene Poch. “Lo que se siembra o no nace o nace mal”, añade Xavi Frigola, que tiene 58 años, una explotación de 82 hectáreas en Ventalló y es el coordinador de Unió de Pagesos de la comarca. Él ha perdido los 1.500 euros que invirtió en semillas de colza. “La suerte es que no apliqué productos fitosanitarios porque sospeché que esto pasaría. Ahora solo tengo que pasar con el tractor para remover la tierra y podré volver a sembrar”, relata. Los que sí los aplicaron, “no pueden sembrar el campo hasta dentro de dos o tres meses. En enero deberán buscar un cereal de ciclos más cortos con más bajas productividades, como la cebada”, explica.

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Desde el temporal Gloria, en enero de 2020, cuando se recuperaron pantanos y acuíferos, ha habido, explica Frigola, tres años con déficit de lluvias: “Con una reducción de un 65% de la pluviometría, lo que ha provocado que llevemos estos años con cierto punto de sequía y cosechas no demasiado buenas”. En la última, la situación se ha agravado porque sólo ha llovido entre un 20% y un 25% de lo habitual. “Venimos de una campaña de siniestro de cosecha y vamos sumando”, lamenta.

El agricultor también destaca que “por primera vez” el seguro les “ha cubierto un siniestro de poca cosecha por sequía”. “En Lleida es más habitual; aquí, no”, añade. Pero la letra pequeña no es equiparable a la de las coberturas por granizo o fuego, que cubren el 100% de la cosecha. En caso de sequía, alcanza al 70% del cultivo. “Aconsejo contratarlo, el precio es asequible y es una buena opción porque si sigue la sequía, no aguantaremos”, defiende Frigola, ante una cobertura de la que gozan pocas explotaciones.

“No sé cuál es la salida. Si no llueve, habrá que adaptarse y buscar variedades más resistentes o quizás la mejor opción sería tener una explotación asociada con cierta ganadería, tener animales para poder dar salida a la siembra. Quizás debamos volver a la avena —usada por los pastores para alimentar a sus animales— por ser la más resistente”, apunta, ante un sector intranquilo. “Si hay otra campaña como esta es posible que algunas explotaciones, por ejemplo del Alt Empordà donde son familiares, no soporten la situación económica”, vaticina.

La Generalitat inyecta 160 millones al sector primario

La sequía que azota a buena parte de Cataluña se ha convertido en una de las prioridades de la gestión del Govern de ERC, acorralado también por la oposición, que exige mejoras en la gestión de la falta de agua. Entre las distintas medidas aplicadas para paliar la escasez de lluvia y evitar restricciones extremas, se encuentra los cuatro grandes paquetes de ayudas destinados a los agricultores. En total, 160 millones de euros para paliar los efectos de una sequía extrema que golpea al sector primario. 
El compromiso que exige la Generalitat es que los agricultores que acepten recibir las ayudas se comprometan a asegurar sus cultivos durante los siguientes cinco años después de haberlas recibido. Uno de los últimos paquetes aprobados por el Govern va destinado a la viña, con 20 millones en total. En concreto, se trata de 450 euros por hectárea, hasta un máximo de 40 hectáreas para agricultores profesionales y 20 para el resto. Quedan fuera las explotaciones que superen los 8.000 kilos por hectárea de producción. Los agricultores no necesitan llevar a cabo ninguna petición específica, sino que la Generalitat enviará una resolución a los productores con derecho a recibirla, según informan los sindicatos. Si quieren renunciar a la prestación, podrán hacerlo comunicándolo a Acción Climática.
Para afrontar la sequía, el Departamento trabaja con las agrupaciones agrarias en un seguimiento semanal de las afectaciones reales que está provocando la falta de lluvia en las cosechas. De esa forma, aseguran que consiguen detectar las principales urgencias del sector y responder con celeridad para minizar las severas consecuencias de la falta de agua. 


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