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El vivero de abetos de Navidad de España y Portugal se seca

Los cultivadores están preocupados, la falta de lluvias y las altas temperaturas están matando cientos de árboles recién plantados

Vivero de abetos de Navidad de España y Portugal
Un camión transporta abetos a través de una granja.HANNAH MCKAY (Reuters)

El 90% de los abetos de Navidad que se producen y comercializan en España y Portugal crecen en la zona del Montseny-Guilleries, a caballo entre las comarcas de la Selva (Girona) y Osona (Barcelona). Debido a la falta de lluvia acumulada y a las altas temperaturas, “los árboles jóvenes de uno y dos años han muerto y esto ha roto la rueda de cultivo”, explica el presidente de la Asociación de Cultivadores de Árboles de Navidad de Cataluña (Canac), Albert Gallifa. Por el tipo de cultivo que es, afectará a largo plazo. “Dentro de cinco años será cuando llegarán las consecuencias de esta sequía, habrá menos árboles para vender”, detalla. También se ha ralentizado su crecimiento en general. Los productores, que exportan la mitad de la producción al extranjero, temen que no podrán hacer frente a la demanda y subirán los precios.

La Asociación de Cultivadores de Árboles de Navidad de Cataluña reúne a 35 a productores de abetos (10 de gran capacidad y 25 pequeños), todos ellos en la zona del Montseny-Guilleries. Estos árboles crecen principalmente en Sant Hilari Sacalm, Arbúcies, Viladrau, y Espinelves, que aglutinan el 95% de la producción. Es el punto más meridional de Europa donde se cultivan los abetos. “Estar a mil metros de altura sobre el nivel del mar nos permite cultivar esta especie típicamente atlántica en un clima mediterráneo con muchas más horas de sol”, apunta Gallifa. Hace unos cuatro años tenían competencia de productores vascos, pero estos abandonaron la producción. En los últimos años, los productores catalanes han abierto nuevos mercados, principalmente a países europeos. Suministran a viveros más pequeños, a centros de jardinería, cadenas de decoración, centros comerciales, floristerías o puestos de mercados.

El sector compra las semillas germinadas a países como Dinamarca, Georgia o Bélgica cuando tienen unos tres años y miden unos 20 centímetros para plantarlos en sus campos. A partir de entonces necesitan unos cuatro años más para crecer lo suficiente, sobre un metro, y venderlos en el mercado. Cada año se plantan miles de abetos para destinarse a árboles de Navidad. Calculan que los 10 grandes productores plantan una media de 10.000 ejemplares. “Llevamos tres años que se nos están muriendo los recién plantados, unos 300.000 abetos muertos”, detalla Gallifa. La situación a largo plazo, explica, “es grave porque el 90% de los árboles en fase de crecimiento se mueren”, por lo que dentro de cinco o seis años “no tendremos producción”.

El abeto de Navidad por excelencia es el Abies nordmanniana, procedente de Georgia, de forma cónica, ramas escalonadas hasta la base del tronco con abundantes hojas de verde brillante. El abeto en general es un árbol de secano. No se riega, en condiciones normales tienen suficiente con la pluviometría normal. Sin embargo, los veranos con altas temperaturas y la falta de lluvias han hecho que el plantío, para el que el primer año de vida es básico, muera chamuscado. “Los que más se comercializan son los que tienen entre 5 y 15 años, de entre un metro y dos metros y medio de altura. Pero dentro de entre tres y cinco años no tendremos esta medida”, sostiene. “No sé cómo lo haremos: nos encontraremos sin abetos de la medida que más se comercializa, quizás deberemos comprarlos en el norte de Europa”.

Los pequeños productores no están tan afectados porque tienen más capacidad de maniobra. David Masferrer, de Vivers Masjoan, el único de Espinelves, explica que en su caso, con un plantío de entre 1.000 y 2.000 abetos, han podido “tomar medidas”. Este año perdió la mitad de los que plantó. “Intentamos plantar en zonas de más sombra o cerca del río, para que se conserve la humedad que pueda haber, o más cerca de casa, para regar los árboles uno a uno con manguera o mochilas”, explica, y recuerda que “necesitan poca agua, regándolos con 1 o 2 litros tres veces en verano es suficiente”. A más trabajo y más gasto de agua más se encarece un producto que hace años que no aumenta de precio. “Estamos en un momento en el que debemos ir viendo qué pasa porque nunca antes nos habíamos encontrado una sequía así”, apunta.

En 2008, la entrada del abeto de plástico en el mercado les hizo bajar mucho las ventas, “pero ahora llevamos años de recuperación porque la gente ha entendido que el natural es mucho más sostenible”, dice Gallifa. Aunque la tendencia de las últimas campañas era al alza -en 2021 aumentaron un 20% y el año pasado un 12%-, este año las ventas se mantienen.

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Canac ha participado este año en la creación del árbol de Navidad instalado en la plaza Sant Jaume de Barcelona, un abeto de unos 15 metros de altura que en realidad se ha formado a partir de 120 abetos de entre 2 y 4,5 metros de altura. Can Jover Cultius, de donde es gerente Gallifa, también ha instalado el de la plaza de San Marcos de Venecia (Italia). Algunos productores lamentan que siendo la tierra de los principales productores de abetos, algunas ciudades los hayan cambiado por conos metálicos.

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