Las estaciones catalanas aseguran que podrán mantener la producción de nieve artificial pese a la grave sequía
La empresa de la Generalitat que gestiona la mayoría de instalaciones defiende que reducirá el consumo de agua un 40% gracias a una “técnica innovadora” y que tienen sus depósitos llenos
El esquí catalán clama al cielo para que se acerquen nubarrones cargados de tormentas que tiñan de blanco los Pirineos centrales y orientales, los más afectados por la grave sequía que se alarga ya más de dos años. El sector, en el punto de mira ecologista el año pasado por el impacto medioambiental que tiene su actividad, se encomienda a un cambio en la meteorología que despeje las dudas sobre una temporada de esquí que arrancará el 1 de diciembre y que puede coincidir con un aumento generalizado de las restricciones de agua en Cataluña, con cortes de suministros en las zonas más pobladas, como advierte el propio Govern. Para sortear la peor crisis hidrológica desde que existen registros sin perder músculo económico, las estaciones de esquí tirarán de tecnología para hacer frente a la falta de agua y “cubrir” la temporada, defiende Toni Santmartí, director de FGC Turisme (la empresa que gestiona las seis estaciones de esquí públicas), y que el miércoles presentó un proyecto “pionero” con el que, asegura, se ahorrará un 40% de agua y electricidad en la producción de nieve artificial.
Si el año pasado el sector estuvo muy condicionado por la crisis energética este, parece, lo estará aún más por la crisis del agua. La técnica de producción presentada, en la que ha participado el Institut de Ciència de Materials de Barcelona (ICMAB–CSIC), que empezará a utilizarse en la estación de La Molina y durará tres años, consiste en aumentar el punto de congelación del agua al entrar en contacto con un mineral para que los cañones aprovechen el 100% del agua, en lugar del 75% como sucede en la actualidad. “Ya se ha probado en el laboratorio y hay que probarla sobre el terreno”, afirmó Santmartí en la presentación de la temporada 2023-24, el pasado miércoles.
Ya a las puertas de la nueva temporada de nieve, la situación hidrológica, lejos de mejorar, ha empeorado este otoño y la Agencia Catalana del Agua ya advierte de cortes generalizados de agua en las áreas más pobladas de Cataluña a partir de diciembre. La temporada de nieve empezará así mucho más marcada que la anterior en cuestión de sequía, cuando las imágenes de esquiadores deslizándose en enero en un entorno sin apenas nieve por las altas temperaturas se convirtieron en el blanco de las críticas en las redes sociales.
En las cuencas internas, donde la Agencia Catalana del Agua (ACA) de la Generalitat tiene plenas competencias y donde se despliegan las medidas previstas del plan de sequía autonómico, se encuentran ubicadas dos estaciones de esquí (Vallter y Vall de Núria). La escasez de lluvias en Cataluña, donde los embalses se encuentran en mínimos históricos (un 19%), ha provocado que la Generalitat haya aplicado las restricciones pautadas en los escenarios de excepcionalidad y emergencia del plan de sequía, lo que implican la reducción del 40% del agua para usos agrícolas o el 15% para usos industriales, entre otros. En el sistema hidrográfico Ter-Llobregat, que nutre a las estaciones de esquí Vall de Núria y Vallter está declarado el escenario de excepcionalidad. Es la fase anterior al estadio más grave: el de emergencia. La ACA explica que en esta situación las estaciones de esquí (”como actividad económica que implica el uso de agua para usos recreativos”) deben disminuir su consumo de agua un 15%, enfatiza una portavoz. Aunque esta cifra puede incluso reducirse si las instalaciones presentan “unas medidas de ahorro eficientes”, añaden estas fuentes.
Una portavoz de la FCG, sin embargo, dice que “ahora mismo” no hay “ninguna indicación en concreto [por parte de la Generalitat]” sobre la reducción de consumo de agua, “aunque estarán a lo que determinen las autoridades competentes mientras trabajamos para la eficiencia”. El plan de sequía de la Generalitat es muy claro en la reducción del 15% en cuanto a actividades económicas. Las mismas fuentes del FGC defienden sus medidas de ahorro y explican que el embalse con el que se nutre el agua para producir nieve en la estación de Núria se encuentra al 100%. También el depósito de 14.000 metros cúbicos de agua que abastece la estación de Vallter. Con todo, estas fuentes añaden que en la temporada pasada el consumo de agua tanto en Vall de Núria como en Vallter (especialmente afectadas por la sequía al situarse en la parte mas oriental de los Pirineos), aumentó “por la falta de precipitación”. Si en Vallter la media de los últimos ocho años fue de 38.345 metros cúbicos, el año pasado subió a 45.140 metros cúbicos. Es decir, se consumió más agua pese a la situación de sequía. Aunque también es cierto que la declaración de excepcionalidad llegó en marzo, cuando la temporada encaraba su final y, por lo general, se suele producir menos nieve artificial (más necesaria al principio de temporada). Vallter, de hecho, se vio forzada a cerrar pocas semanas antes de lo habitual.
Tras declararse la fase de excepcionalidad generalizada en marzo, FGC anunció que limitaría la producción de nieve “a casos excepcionales” en ambas estaciones, y decidió dar un paso más y extender la medida a La Molina, Port Ainé, Espot, Boí Taull y Port del Comte, que se encuentran en las cuencas del Segre, la Noguera-Pallaresa y la Noguera-Ribagorzana, que dependen de la Confederación Hidrológica del Ebro, órgano de gestión del agua del Ministerio para la Transición Ecológica.
La fabricación de nieve artificial en tiempos de escasez por la emergencia climática es uno de los argumentos que el movimiento en contra de la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno en los Pirineos esgrime para oponerse al proyecto. En un informe firmado por 150 científicos, los expertos aseguraban que un 70% de las estaciones “no serán viables sin nieve artificial, mientras que un 7% no podrá funcionar ni siquiera con el uso de cañones y necesitan nieve artificial”, por la subida de las temperaturas. “Los Juegos solo se podrán realizar con un aumento del consumo de energía, agua y un aumento de la contaminación”, concluye y alerta de que el actual consumo de agua de las estaciones “disminuye la disposición de agua para otros usos”.
Según las proyecciones del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC) —una entidad científica de cooperación entre España, Francia y Andorra perteneciente al consorcio público de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP)—, en 2050 habrá un espesor de nieve un 50% menor al actual en cotas de 1.800 a 2.200 metros, franja que ocupan la mayoría de las estaciones. Consciente de la falta actual de nieve presente y la que dejará de caer en el futuro, el sector del esquí se encomienda a la mejora durante los últimos años en la eficiencia tecnológica de la maquinaria para producir nieve con menos agua y menos energía. El sector defiende también su impacto económico en una zona que en invierno revive al calor del esquí y crea miles de empleos. En Baqueira-Beret (en el Valle de Arán), estación gestionada por manos privadas, el 60% de los 170 km esquiables cuenta con nieve producida. Para esta temporada 23-24, la estación ha anunciado 66 innivadores más de “última generación”.
El sector también defiende un menor impacto ambiental gracias a la mejora en su capacidad para reutilizar el mismo agua que, una vez fundida durante el deshielo, volverá a los depósitos que se utilizarán el siguiente año. La FGC también ha anunciado el aumento de cañones en la estación de Vallter y en La Molina, con 73 máquinas más. Del 12 al 17 de enero La Molina tiene previsto acoger la Copa del Mundo para Esquí.
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