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Déficit de nieve en el Pirineo: “Durante el día estamos a 20 grados y la gente no ve claro venir a esquiar”

Las altas temperaturas y la falta de precipitaciones reducen las expectativas de las pistas de esquí y los hoteleros

Estación de esquí de La Molina, en Girona, con una gran escasez de nieve, el pasado 2 de enero
Estación de esquí de La Molina, en Girona, con una gran escasez de nieve, el pasado 2 de eneroC.L.
Bernat Coll

En Arties, en el valle de Arán, muy cerca de las pistas de esquí de Baqueira Beret, llegaron a los 18 grados. En La Molina rozaron los 14; y Vall de Boí, a los pies de las pistas de Boí Taüll, alcanzó los 16. Las temperaturas recogidas el primer día del año confirman lo que se ve en las montañas: el calor inunda el Pirineo, las nevadas escasean y las estaciones de esquí gozan de mucha menos nieve de lo habitual en estas fechas en Cataluña. El turismo de nieve sufre especialmente las anomalías meteorológicas en una época vital para su facturación, las vacaciones navideñas.

Según datos del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña, cinco de las siete estaciones nivometeorológicas de la comunidad presentan niveles “deficitarios o muy deficitarios” de nieve a estas alturas del año. Únicamente las ubicadas en la sierra del Cadí y en Boí registran un grueso “normal” en comparación con los últimos 20 años en las mismas fechas. “La situación es deficitaria en todo el Pirineo y Prepirineo”, indica Aleix Serra, miembro del equipo de control de calidad de datos del Servicio Meteorológico de Cataluña, a pesar de las nevadas puntuales de las últimas horas.

¿Hay motivos para la preocupación por la escasez de nieve? Los expertos creen que de momento no, aunque admiten que las previsiones a corto y medio plazo no son optimistas. “A menudo creemos que las nevadas tienen que llegar en diciembre o enero porque viene el frío, pero no es así”, resume Serra. En Cataluña, añade, la alta montaña alcanza los mayores gruesos de nieve a finales de invierno y principios de primavera. “Vemos más nieve en marzo o abril que en enero”, sentencia.

La temporada actual no es excepcionalmente mala en la parte occidental de la cordillera, donde las estaciones de Baqueira (con el 46% de sus pistas habilitadas, según datos de Atudem, la Asociación de Estaciones de Esquí y Montaña de España), Boi-Taüll (69%) y Espot (59%) abrieron tras las nevadas de principios de diciembre. En la zona oriental, en cambio, las condiciones de La Molina (40% de las pistas habilitadas), Masella (52%) y especialmente Vallter (15%) son peores. Para encontrar actualmente grosor de nieve en Cataluña es necesario superar la cota de los 2.000 metros o subir bastante más, especialmente en los valles orientales.

Estación de La Molina, sin nieve, el pasado 2 de enero.
Estación de La Molina, sin nieve, el pasado 2 de enero. C.L.

“Tenemos menos gente que el año pasado, pero no es una situación tan anómala”, explica una portavoz de Ferrocarrils de la Generalitat de Cataluña (FGC), gestora de seis pistas de esquí catalanas. “La temporada pasada fue muy buena y fue la primera en condiciones más normales tras la pandemia, con muchas ganas de salir. Este año vemos que todo ha bajado un poco y que el gasto de los usuarios es más controlado”, insiste esta portavoz.

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La escasez de nieve no es exclusiva de Cataluña. En Aragón, las grandes estaciones abren a medio gas en Cerler (27% de las pistas abiertas), Formigal (15%) y Astún (24%). Esta última estación ya anunció que únicamente habilitaría a partir de este 3 de enero la oferta esquiable a partir de la cota de 2000 metros “dadas las condiciones meteorológicas de los últimos días”. Sierra Nevada, el otro gran referente del turismo de la nieve, también está en funcionamiento al 26% de su capacidad. “En los últimos años, la temporada de esquí se ha avanzado, pero hace tiempo nunca empezaba tan pronto”, recuerdan desde FGC.

La ocupación hotelera también sufre porque tras un buen inicio de curso, ahora llegan las cancelaciones en el valle de Arán. El territorio superó el 80% de las plazas hoteleras en Navidad tras un puente de diciembre muy activo, pero en esta primera semana de enero las cifras se reducirán, según los cálculos de Xacobe Bartolomé, presidente del gremio de hostelería de Arán.

“Hace días que no nieva, las predicciones no son halagüeñas y la gente está empezando a llamar para cancelar sus reservas porque ven que hay menos nieve de la esperada”, añade el hotelero. Según sus cálculos, la ocupación descenderá hasta el 60% por la escasez de nieve en esta primera semana de enero. “Estamos a 20 grados durante el día y parte de los usuarios creen que no podrán esquiar en condiciones. Teníamos que ir como un tiro, pero no es así”, lamenta.

Las pistas tienen un problema con las altas temperaturas. Los cañones de nieve artificial no pueden utilizarse porque el agua no se congelaría y derretiría más rápidamente la nieve de las pistas. “Las temperaturas han sido muy superiores a lo habitual esta última semana y en algunos sitios han rozado cifras récord”, indica Serra. El Servicio de Meteorología comunicó este lunes que el pasado mes diciembre había sido de los más cálidos de las últimas décadas, con unas precipitaciones escasas. En Artés (Barcelona) se registraron 26 grados el día de Navidad. El sol, añade Serra, no es la principal causa para perder grueso de nieve: “Influye más la lluvia o la niebla que el sol”.

La escasez de nieve da continuidad a la falta de agua en Cataluña. Las reservas de los embalses en las cuencas internas de la comunidad llegan al 31% de su capacidad total, una cifra “preocupante”, según admite la Agencia Catalana del Agua (ACA). Casi no hay precedentes de estos niveles en estas fechas. La sequía recuerda únicamente a los años 2007-2008, cuando las lluvias de la primavera de 2008 salvaron una situación límite, con los embalses al 20%, y a las puertas de unas restricciones mayoritarias.

El deshielo riega ríos y embalses en la primavera, pero los expertos rechazan que la actual falta de nieve condicione aún más negativamente la escasez de agua. “Cataluña necesita un episodio de lluvias para que crezcan los niveles del Ter y el Llobregat, que distribuyen los circuitos hídricos hacia Girona, Barcelona y su área metropolitana. El deshielo de las montañas se derivan mayoritariamente hacia las cuencas del Segre”, ilustran desde la ACA.

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

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