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El invierno se resiste a llegar a las montañas: las estaciones de esquí y los hoteles sufren la escasez de nieve

Las altas temperaturas condicionan la oferta del turismo de montaña, especialmente en los Pirineos y Sierra Nevada. Algunas estaciones europeas cierran hasta que lleguen nuevas nevadas

La estación de La Molina (Girona), en plena temporada, muestra una gran escasez de nieve.
La estación de La Molina (Girona), en plena temporada, muestra una gran escasez de nieve.CECILIA LÓPEZ
Bernat Coll

No es primavera, aunque lo parezca en muchas montañas de España. La nieve escasea, el frío apenas incomoda y las cordilleras solo se tiñen de blanco en sus cotas más altas. Winter is coming? Sí, pero a ritmo caribeño y con pocas nevadas. “Actualmente [a 5 de enero] hay ausencia de nieve en Navacerrada (sistema Central), Valdelinares y Javalambre (sistema Ibérico sur) y Alto Campoó (cordillera Cantábrica)”, apunta la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Solo los Pirineos y Sierra Nevada aguantan el tipo, aunque con un grosor de nieve impropio por la actual época del año. Ni blanca Navidad, ni blanco último fin de semana de vacaciones escolares, aunque en algunas zonas pirenaicas esperan un ligero cambio de tendencia en los próximos días. Según datos de Atudem, la Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña, la mitad de sus 32 estaciones asociadas siguen cerradas por falta de nieve, y únicamente están habilitadas el 35% de las pistas (298 kilómetros de 835) en aquellas que tienen sus puertas abiertas.

La temporada de esquí empezó pronto, con las primeras nevadas a inicios de diciembre. Las grandes estaciones abrieron sus puertas en el puente de la Purísima. Pero desde entonces las nevadas han sido tan escasas que la ocupación se ha resentido. “Ahora estamos al 70% de la ocupación”, asegura Mercedes Delgado, portavoz de Cetursa, la empresa que gestiona la estación de Sierra Nevada. “Tenemos menos gente que otros años y las condiciones no son las óptimas, pero la gente tiene ganas de esquiar”.

Esquiadores en la estación de La Molina (Girona), que en plena temporada muestra una gran escasez de nieve.
Esquiadores en la estación de La Molina (Girona), que en plena temporada muestra una gran escasez de nieve.CECILIA LÓPEZ

El problema es mayoritario. En el Pirineo catalán, las estaciones de La Molina, Masella y Vallter, entre otras, muestran una imagen desoladora, con las pistas serpenteando por montañas prácticamente desnudas. Únicamente en la zona de Baqueira y Boí Taüll los gruesos de nieve son normales para la época del año. En Aragón, Formigal y Cerler tienen su oferta limitada y Astún cerró el 3 de enero aquellas pistas que están por debajo de la cota 2.000 por falta de nieve.

Un escenario similar en Francia y Suiza

Peor están en algunas zonas de Europa. Las estaciones francesas Ax 3 Domaines, Gourette y La Pierre Saint Martin, en los Pirineos, anunciaron a finales de diciembre el cierre de todas sus pistas por falta de nieve. “No habíamos visto algo así desde los 90″, resume la prensa francesa. En los Alpes suizos, el resort de Torgon únicamente mantiene abierta las pistas para principiantes. “La lluvia se llevó toda la nieve”, lamenta Giuseppe Sammarco, director de la escuela de esquí, a la BBC británica.

¿Y por qué hay tan poca nieve? “Hemos tenido unos meses de noviembre y diciembre claramente más cálidos de lo habitual en España”, responde la Aemet. Noviembre fue un mes seco en general y diciembre, aunque fue lluvioso en el conjunto del país, lo fue menos en el entorno de los Pirineos y de la cordillera cantábrica. La nieve, por tanto, fue más escasa y la lluvia derritió buena parte del manto nivoso que había caído previamente.

Nada es más contraproducente para la nieve que las altas temperaturas. Diciembre de 2022 fue el diciembre más cálido de la serie histórica en España, con datos desde 1961, y tuvo una temperatura media superior en tres grados al promedio normal. Y aún hay más: el 26, 30 y 31 de diciembre y el 1 de enero estuvieron entre los dos más cálidos para esa fecha. “Se ha tratado probablemente de una de las Navidades más cálidas que hemos vivido en España”, remarca la Aemet.

¿Y qué hay detrás de estas altas temperaturas? “El cambio climático”, responde directo José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored. “No es tan raro que a principios de enero haya días soleados, pero la singularidad actual es que las temperaturas han sido extraordinariamente altas”. Según Viñas, las anomalías cálidas “se encadenan” y ahí reside la conexión con la emergencia climática. “Después de un verano caluroso viene un otoño por encima de la media y arrancamos el año de nuevo de forma extraordinaria”, asegura.

La situación se vive con una mezcla de resignación y de normalidad en las pistas. Si no nieva ahora, nevará más adelante, entienden aquellos que suman años de experiencia en las montañas. “Hay años buenos y años no tan buenos. Esto solo acaba de empezar”, defiende Pep Albós, presidente del comité de promoción de Atudem y vinculado a Baqueira Beret.

Tanto Albós como Delgado echan la vista atrás para explicar los ciclos cambiantes de la meteorología de montaña: “En 1986 se suspendieron en Baqueira unas pruebas de la Copa del Mundo por falta de nieve, y en 1995 ocurrió lo mismo con los mundiales de esquí alpino en Sierra Nevada. A veces esto ocurre”, explican. El impacto en la facturación no es menor. Navidad representa entre el 15% y el 25% de la facturación de toda la temporada de esquí, según Baqueira y Sierra Nevada.

La mayoría de las pistas abiertas se sustentan actualmente en los cañones de nieve artificial. Estos requieren unas condiciones específicas de temperaturas y humedad que no han sido fácil de conseguir. La producción se realiza por las noches, cuando la temperatura tradicionalmente baja de cero grados, situaciones que no se ha dado siempre. “Ha hecho demasiado calor y no hemos podido utilizar los cañones siempre que lo hemos requerido”, admite Albós.

Dos esquiadores en la estación de La Molina, en Girona, en medio de una pista sin apenas nieve.
Dos esquiadores en la estación de La Molina, en Girona, en medio de una pista sin apenas nieve.CECILIA LÓPEZ

No solo sufren las estaciones de esquí. También la hostelería. A medida que subían los termómetros bajaban las reservas, especialmente en estos primeros días de enero. “La semana de Reyes siempre es peor que el puente de diciembre o las Navidades”, avisa Asun Martínez, directora del hotel Real Villa Anayet, situado en Canfranc (Aragón), a los pies de las pistas de Astún.

El establecimiento de Martínez tiene actualmente una ocupación del 30%, una cifra muy inferior al lleno total de la Purísima y al entre 80% y el 100% de Navidad y Fin de Año. “En los últimos días, hemos tenido cancelaciones porque la gente sabe que no hay nieve”, lamenta. Podría ser peor, dice. “Al menos no llueve y la gente puede hacer actividades y salir a la montaña. Si lloviese se deberían quedar en el hotel y tendríamos menos clientes”, añade. En una temporada con nieve, asegura Martínez, su hotel tendría actualmente “el doble” de reservas.

¿Y el futuro? “Con las debidas cautelas, esperamos temperaturas en general más altas de lo normal en toda España, y sin una tendencia clara en cuanto a las precipitaciones en enero”, vaticina la Agencia de Meteorología. “Las nevadas quedarán restringidas a cotas muy altas, y quizás tan solo en los Pirineos pueda acumularse nieve nueva a partir de unos 1500 o 1600 metros de altitud”. La primavera amenaza con mantenerse en las montañas.

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

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