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Collboni sitúa la vivienda y el orden público como ejes de su mandato

El socialista asume la Alcaldía con el gobierno más débil de la historia de la ciudad

Foto de familia de la nueva Corporación del Ayuntamiento de Barcelona. En primera fila y desde la izquierda los líderes de los grupos municipales, Ernest Maragall, Ada Colau, Jaume Collboni, Xavier Trias, Daniel Sirera y Gonzalo de Oro Pulido.Foto: ALBERT GARCIA | Vídeo: EPV
Clara Blanchar

El socialista Jaume Collboni es desde ayer el nuevo alcalde de Barcelona pero gobernará con solo 10 concejales de 41, la minoría más débil de la historia del Ayuntamiento. Sobre su futura gestión, Collboni ha dejado claro durante toda la campaña que sus tres ejes de gobierno serán la promoción económica de la ciudad y la ocupación, los servicios públicos y la lealtad a las instituciones: Generalitat, Gobierno español e instituciones europeas. Ayer, durante el discurso de investidura bajó a cuestiones concretas y subrayó de forma especial el orden (civismo, limpieza y seguridad) y la vivienda como “principal reto” de la ciudad.

“La vivienda se ha convertido en el reto principal, debe ser la gran prioridad”, dijo, y aseguró que Barcelona será la primera ciudad española en regular los alquileres de acuerdo con la Ley de Vivienda aprobada por el gobierno del PSOE y Unidas Podemos. Pero matizó, en referencia a la fórmula de Colau de imponer a los promotores privados que destinen un 30% de los pisos que construyan a vivienda social: “Tenemos que hacer mucho más y lo haremos con todo el mundo, no seremos dogmáticos y utilizaremos todas las fórmulas para abordarlo, creando alianzas con todos los sectores”. En el capítulo del orden, indicó que “es una exigencia que Barcelona funcione mejor en materia de seguridad, civismo y limpieza” y se comprometió: “Barcelona debería ser una ciudad más ordenada y limpia cuando acabe el mandato”.

Sin embargo, lo tendrá complicado gobernando solo con 10 concejales. Ada Colau gestionó parte del mandato 2015-2019 con solo 11. Ante los presupuestos anuales o cualquier plan que quiera aprobar —no son pocas las cuestiones del legado Colau que se ha comprometido a modificar—, necesitará el triple de votos que tiene. En un gobierno de solo diez ediles uno de ellos debe encargarse de un área sectorial y un distrito a la vez.

Eso si Collboni no da entrada a un socio más adelante, pasadas las elecciones generales, para aliviar la soledad, aunque el PP le ha exigido para votar su investidura que no gobierne con los comunes. En el acuerdo con los populares no hay nada escrito, indican fuentes del partido, más allá del compromiso de analizar las propuestas de campaña de PP. Pero Collboni no hizo tampoco ninguna referencia a este compromiso en su discurso.

Otro capítulo de lo que esbozó Collboni sobre su hoja de ruta fue la combinación entre “combate” contra la pobreza y economía. “No hay combate contra las desigualdades si no hay riqueza para repartir, derechos básicos o servicios públicos. La economía son personas”, dijo y apostó por “ponérselo fácil a los que generan riqueza, Barcelona tiene que ser una ciudad fácil”. Hasta la irrupción de Xavier Trias en la carrera electoral, patronales y gremios como Foment, los hoteleros, los ejes comerciales de puntos turísticos o los restauradores exhibían una gran sintonía con Collboni. Uno de los temas capitales será la ampliación del aeropuerto, propuesta a la que el pasado gobierno de Colau se negó en redondo.

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El alcalde también defendió como objetivo la transición verde de la ciudad. Pero no mencionó la movilidad, un capítulo en el que ha acusado durante el mandato a Colau de falta de diálogo con los sectores económicos. Tampoco se refirió a la unión de las redes del tranvía por la Diagonal —un plan del que es partidario pero pide esperar a que no haya tantas obras como ahora— o al proyecto estrella de los comunes que quiere frenar y estudiar: las peatonalizaciones del programa Superilla.

La apuesta del nuevo alcalde de Barcelona por aumentar el verde en la ciudad es la recuperación de interiores de manzana y convertirlos en plazas con vegetación. Sobre la contaminación, en su discurso no lanzó ninguna propuesta concreta. La cultura en cambio ocupó otro espacio destacado. Como la apuesta por “extender el modelo Barcelona [cuestionado por los comunes, que lo considera liberal\] a todos lados”.

“En definitiva”, añadió, volver a creer en la Barcelona que es poderosa y tiene poder, como cantaba Peret —una referencia a los Juegos Olímpicos de 1992, que llevan sello socialista—, poder para ejercer capitalidades, y para ser y hacer una ciudad de la que estar orgullosos”.

El nuevo gobierno municipal tendrá cuatro tenencias de alcaldía, según firmó en los decretos firmados a última tarde y que definen la estructura política y ejecutiva del consistorio. Laia Bonet será primera teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras, Movilidad y Vivienda. La segunda, Maria Eugenia Gay: Derechos sociales, Cultura, Deporte, Educacion y Xcoordinación territorial. Albert Batlle seguirá al frente de Seguridad; y Jordi Valls será cuarto teniente de alcalde del área de Economía y Hacienda.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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