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Los partidos apuran los plazos para pactar el futuro alcalde de Barcelona

El ganador de las elecciones, Xavier Trias, de Junts, será alcalde si el socialista Jaume Collboni no logra una mayoría alternativa de 21 concejales con los comunes y el PP

Xavier Trias Barcelona
Xavier Trias, en el centro, con los concejales electos de Junts, el 31 de mayo en la plaza Sant Jaume de Barcelona.Gianluca Battista

Máxima tensión en Barcelona, la única gran ciudad española en la que, a pocas horas de la sesión de investidura, no se sabe quién será alcalde. Los partidos están apurando el plazo hasta las cinco de la tarde de este sábado, cuando está prevista la sesión de investidura en el Saló de Cent del Ayuntamiento. El ganador de las elecciones fue Xavier Trias (Junts), con solo 11 concejales en un pleno que tiene 41, y está perfilando un acuerdo de gobierno con ERC (5 concejales), que las bases deben validar a mediodía. Pero Trias no será alcalde si se teje una mayoría absoluta alternativa. Es justo lo que está intentando el socialista Jaume Collboni: sus 10 concejales, sumados a los 9 de los comunes y a los 2 del PP le darían los 21 ediles necesarios para apartar al exalcalde. Aunque la maniobra es difícil: requeriría que los de En Comú Podem le mostraran la puerta de salida a Ada Colau, que aceptaran también gobernar con su exsocio, y además, participar en una operación en la que necesitan los votos de la derecha. Mantienen que no lo harán, aunque las presiones son enormes desde el PSC, el PP e incluso internamente, los comunes debaten si sería pragmático que la alcaldesa diera un paso al lado.

El pacto que perfilan Junts y Esquerra pasa por ceder al cabeza de lista de los republicanos, Ernest Maragall, 2 de 6 tenencias de alcaldía que tendría el futuro Ejecutivo y 3 de los 10 distritos. Trias delegaría en Maragall el área de Cultura. Los de Junts se quedarían finalmente Urbanismo, que capitanearía el exconsejero Damià Calvet, y Economía. El resto de los detalles de lo que se conoce como cartapacio (las áreas y gerentes) han acordado cerrarlo antes del pleno de julio. Dentro de las filas republicanas insisten en que quieren garantías de lealtad institucional al president Pere Aragonès y la promesa de que no se abrirá el Gobierno a los socialistas tras el 23-J.

Mientras, la jornada del viernes ha sido también frenética en el triángulo PSC, comunes y populares. Por la mañana, el cabeza de lista del PP en Barcelona, Daniel Sirera, colocó una nueva ficha sobre el tablero. Si hasta entonces había asegurado que no apoyaría ningún gobierno con presencia de los comunes, se abrió a negociar una investidura de Jaume Collboni como alcalde formando gobierno con los comunes si Colau se aparta. Una idea que hace solo unos días parecía descabellada pero sobre la que tanto los populares como los socialistas presionan a los comunes. El PSC ha llegado a afirmar que si los comunes no pactan con ellos, “harán alcalde a Trias”. “No se entendería que quien nació para frenar a Xavier Trias en 2015 acabe mandato haciéndolo alcalde. No se entendería que pudiendo tener un alcalde socialista la opción de los comunes sea que esta ciudad tenga un alcalde de Junts”, afirmó la número tres de la lista del PSC, Laia Bonet.

En el PSC han especulado con la posibilidad de que Colau se apartara y decidiera renunciar a formar parte de un eventual gobierno, lo que confiaban que podría ablandar la negativa de los populares a apoyar una alcaldía de socialistas y comunes. Además, señalan que en el PP hay discrepancias sobre la cuestión, y que también hay voces partidarias de hacer lo que sea para evitar un alcalde independentista como Trias.

Pese a la proximidad de las elecciones generales, los populares se habrían podido apuntar la medalla de impedir una Barcelona gobernada por Junts, apuntaban en el partido. Los socialistas presionaron durante todo el día incluso a miembros de los comunes para convencer a Colau de que diera un paso al lado. Y el debate fue intenso en el seno del partido que indiscutiblemente lidera la todavía alcaldesa en funciones.

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El partido republicano fue el gran perdedor el 28-M, tras haber sido la fuerza más votada en 2019. Los republicanos han puesto la oreja para escuchar la propuesta de Junts y también han dejado hablar al PSC. Pero, con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, Oriol Junqueras advirtió de que no conviene exhibir acuerdos con los socialistas. En Junts consideran positivo que ERC se vincule desde un primer momento en el gobierno municipal, pues resta fuerza al fantasma de una posible moción de censura. Esa última bala es la que Sirera intentará guardarse posteriormente. Vox, aunque aritméticamente podría jugar, fue sacado de cualquier ecuación por parte de los socialistas. En la campaña, su voto fue nítidamente anti-Colau y Collboni, por ejemplo, descartó desde el minuto uno poder negociar con ellos. Hace cuatro años, con los votos de Manuel Valls a la alcaldesa, la ciudad perdió la inocencia sobre “los votos gratis”. El exlíder francés apoyó a Colau para evitar entonces un Maragall independentista alcalde.

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