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Junqueras intenta atajar el debate interno en ERC apostando por Trias

Los comunes presionan públicamente a los republicanos para que impulsen un tripartito con los socialistas

El concejal electo por Junts, Xavier Trias, junto al resto de su equipo ayer, en la puerta del Ayuntamiento de Barcelona. Foto: GIANLUCA BATTISTA
Camilo S. Baquero

El presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, apostó ayer sin tapujos para que Xavier Trias, ganador del domingo en Barcelona, sea el futuro alcalde de la ciudad, descartando así estar en la suma alternativa que promueven el PSC y los comunes para gobernar el Ayuntamiento. Esa contundencia llegó justamente el día en que comenzaron a aflorar cuestionamientos públicos sobre la estrategia electoral de la dirección de ERC, aún noqueada por la derrota del 28-M. Como ocurrió el pasado lunes, cuando señaló a Gabriel Rufián candidato a la repetición de los comicios generales, Junqueras se adelanta a cualquier debate interno, marcando el camino a seguir.

Casi un tercio de los 300.000 votos que ERC se dejó el domingo, en comparación con 2019, es imputable a la capital catalana. Ernest Maragall pasó de primera a cuarta fuerza. La apuesta inicial por dejar todos los escenarios abiertos en la negociación postelectoral cambió la mañana del lunes, cuando se anunció el adelanto de las generales a julio. Con el PSC como enemigo a batir y buscando un acercamiento a Junts, la dirección de ERC se apresuró a señalar a los independentistas como socios preferentes. Ayer, Junqueras dio la vuelta de tuerca final y, sin matices, apostó abiertamente por dejar que Trias sea alcalde.

“Lo mejor para Barcelona es que haya un alcalde vinculado a un partido independentista, comprometido con la amnistía y la autodeterminación y no otras fórmulas que ya han utilizado esos mismos partidos [PSC y Barcelona en Comú] en contra nuestra, pactando con la extrema derecha [Manuel Valls]”, aseguró ayer el exvicepresident en una rueda de prensa en el Parlament.

El líder republicano recordaba así cómo Ada Colau revalidó la alcaldía en 2019, cuando quedó como la segunda lista más votada tras la de Maragall. El exprimer ministro francés la apoyó entonces, en una maniobra pilotada por el PSC y que justificó unos “votos gratis” en pos de evitar que el independentismo ocupara a la Alcaldía de la capital catalana. Hasta ahora, el debate se había centrado en un veto a los socialistas, pero Junqueras apuntaba ahora específicamente al instrumento legítimo de la suma alternativa con mayoría absoluta. .

La digestión de la primera gran derrota del junquerismo no está siendo fácil. El exportavoz de ERC en Madrid, Joan Tardà, publicó ayer en El Periódico un artículo en el que aboga por la mayoría progresista en el Ayuntamiento, eso sí, con Colau como alcaldesa. Se trata de un planteamiento exótico, pues es el PSC la segunda lista más votada, pero el exdiputado apunta a la cuestión central de buscar que no se malgaste una posibilidad de frenar a Junts. En las redes sociales, los comunes se han coordinado para recordar cada detalle de la herencia convergente del primer mandato de Trias, una manera de influir en las bases de ERC. Voces republicanas y de los comunes coinciden en que si es complicado ver a Maragall aceptando a un PSC al que culpa de haber matado políticamente a su hermano Pasqual, es aún más difícil que dé vía libre a un representante de la Convergència más clásica, de “dudoso independentismo”.

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Pero mientras Tardà pone en duda si será posible justificar de la misma manera una alcaldía neoconvergente, otras voces apuntan a que la causa del declive fue aparcar la cuestión independentista en campaña. El exlíder de ERC en Barcelona, Alfred Bosch, denuncia la voluntad de que la formación “no parezca independentista”, fruto del “complejos de sectores de ERC, que por no sufrir por las acusaciones de malos soberanistas, en cambio, sudan sangre con las acusaciones de malos progresistas”. Y remata en un artículo en el portal Parlem Clar: el resultado del domingo “puede acabar siendo solo un primer aviso de un castigo aún más fuerte”.

Bosch, que ganó las primarias del partido para repetir como cabeza de lista en Barcelona en 2019, vio como Junqueras le apartó para poner a Maragall como candidato. La crítica, sin embargo, no es una mera revancha y recoge una de las dudas tras la noche electoral. El presidente de ERC defendió ayer la campaña hecha por el exsocialista, también con muchas reservas de cara a pactar con su antiguo partido, apoyado por el grupo municipal. Maragall, que ya se había reunido con Trias, hizo lo propio con Collboni y con Colau, aunque en los tres casos, insisten en su entorno, se trata de “primeras tomas de contacto”.

ERC no tiene ni que apoyar explícitamente a Trias en el pleno constitutivo del Ayuntamiento. Con solo dar sus cinco votos a su propio líder Maragall deja la puerta a que Junts vuelva, pues con sus 11 ediles logró ser la fuerza más votada. Collboni, que reapareció ayer en las Jornadas del Círculo de Economía tras días de ausencia, aseguró que no tira la toalla en su pretensión de liderar la mayoría alternativa. “Hemos hablado con todos excepto con la ultraderecha”, aseguró. Colau también apostó por bloquear el paso al exalcalde y enmarcó ahí su decisión de declinar ir a las listas del proyecto de Yolanda Díaz para las generales.

Que Junqueras pusiera ayer en el centro de sus peticiones velar por “mayorías independentistas en los órganos supramunicipales” da pistas sobre por dónde pueden haber negociaciones que impacten el pacto en la capital catalana. En la Diputación de Barcelona, por ejemplo, el PSC puede escoger entre repetir Ejecutivo con Junts o pactar con ERC. La experiencia de Valls, hace cuatro años, marcó de una manera turbia, casi siniestra, la opción legal y legítima de buscar mayorías alternativa si la aritmética lo permite. Unas sombras que de momento Trias capitaliza tras fotografiarse, ayer, a plena luz del día, con sus diez regidores en la puerta del Ayuntamiento de Barcelona. “Seré el alcalde con más o menos apoyo”, aseguró.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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