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El meteorito Juana Dolores impacta en TV3

Lo que da fuerza al discurso de la escritora, al margen del grado de razón que pueda o no tener, es haberlo hecho en la televisión pública

La escritora Juana Dolores, en un momento de la entrevista en TV3.Vídeo: TV3
Tomàs Delclós

Juana Dolores puede cantar en una performance en el Antic Teatre Soy minero y ponerle una rabia tan grande a la interpretación que la canción toma un sentido que nada tiene que ver con las versiones azucaradas, de folclore acolchado, de un minero que no maldice su suerte. Dolores prefiere escoger al minero a quien “nada le asusta” y proclamarlo bien alto. Esta Juana Dolores enrabietada, más que nunca, hizo una intervención inesperada en el Mes324 de Xavier Graset. Si todo lo que dijo en TV3 lo hubiera dicho en la última actuación que hizo, pongamos por caso, en Temporada Alta -salvo desear la muerte de un político, manifestación inaceptable se diga donde se diga-... no estaríamos hablando de ello. Pero lo hizo en TV3 donde, precisamente, uno de los sujetos de su radical amonestación, una catilinaria sin indulgencias, fueron la emisora y sus profesionales. Lo que le da fuerza al discurso de Dolores, al margen del grado de razón que pueda o no tener, es haberlo hecho donde lo hizo.

La poetisa defendió que debía desmontarse la catalanidad organizada por las clases dominantes del país. Un espectro que alberga, según ella, Junts, la socialdemocracia… Unas clases, por cierto, a las que Dolores les hizo gracia cuando publicó Bijuteria porque veían una charnega integrada, independentista. Y ahora ya no les cae bien. En las redes, naturalmente, hay quien se alegra de haber podido escuchar en TV3 todo lo que dijo Dolores y quien la desprecia sin paliativos.

Grasset, acostumbrado a la paz y a la adulación en este rincón literario de su programa, tenía un cuestionario para hablar amablemente del último libro de Dolores (Rèquiem català, i si una nació desfilant per una catifa vermella). El propio periodista lo ha reconocido en el programa Planta Baixa: no se esperaba esa tormenta. De hecho, intentó seguir su cuestionario y realizar leves correcciones a las palabras más irreverentes o duras, pero la invitada lo borró del mapa. Tuvo, eso sí, la elegancia de dejar que dijera sin cortarla, lo que habría sido un escándalo mayúsculo, mayor que el que ahora se fabrica en las redes con el contenido de la entrevista.

A Dolores le habían cambiado el día de la entrevista -lo que, no sé por qué, le parecía sospechoso- y ahora se celebraba el lunes poselectoral. Y llegó decidida a hablar como militante, de una militancia que no se escucha en TV3, y no como escritora -le era indiferente que un meteorito hundiera una librería con sus libros. Precisamente, por su conducta civil, dijo, sufre ostracismo. Denunció que los periodistas, y particularmente TV3, “esconda la correlación que hay entre voto y renta” y criticó que “no hable en campaña de temas tan cruciales como la salud”. E hizo responsables a los periodistas de TV3 y a los directores, que deberían dimitir, de que TV3 no haga el trabajo que debe realizar. Se podrá decir que Dolores hizo unos enunciados -¿marxistas?- directos, sencillos, con ánimo pirotécnico. Pero después de escuchar tanto tiempo sin queja tantos discursos simples, formularios, de camuflaje de la realidad... ¿ahora se sacarán todos los reproches que no se han hecho a otros para castigar a la entrevistada? Quien conozca a la escritora convendrá que la maldad más grande que se puede decir sobre su intervención es que lo hizo para promocionar de manera llamativa su libro.

Dolores, en su último libro, escribe que “nosaltres/ poetes, líders, amants,/ som entre les runes d’una festa a palau/ amb l’orgull ferit/ de/ tots els homes d’aquest món/ orfes d’amfitrions dignes de la seva pàtria/ covards/ defensors/ sense/ llenguatge/ perquè/ hem renunciat al sentit/de/ la/ identitat/nosaltres, poetes, líders, amants, hem malversat/ espasa/ i / escut/”) ( “nosotros/ poetas, líderes, amantes,/ estamos entre los escombros de una fiesta en palacio/ con el orgullo herido/ de/ todos los hombres de este mundo/ huérfanos de anfitriones dignos de su patria/ cobardes/ defensores/ sin/ lenguaje/ porque/ hemos renunciado al sentido/de/ la/ identidad/nosotros, poetas, líderes, amantes, hemos malversado/ espada/ y / escudo/”. Dolores dibuja a unos poetas y líderes que sólo utilizan serpentinas y confetis.

Y si está enfadada sepan que es, como escribe en el libro, porque esta nación que la fascina nunca es lo suficientemente bonita ni justa. ¿Tan terrible es lo que ocurrió el lunes en TV3? Sería saludable que ocurriera en más ocasiones.

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