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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Si ‘trias’ por Barcelona, vuelves al pasado

No basta con borrar las siglas de Junts de su candidatura para que Xavier Trias se distancie de los encausados por corrupción y de los del 3%

Xavier Trias
El candidato de Junts para la alcaldía de Barcelona, Xavier Trias, saluda al expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en su presentación de su proyecto electoral.MASSIMILIANO MINOCRI
Carmen Domingo

A principios de año, el primer gran acto del alcaldable Xavier Trias, en la presentación de su candidatura electoral en Barcelona para las próximas elecciones municipales, tuvo un abrazo central que conviene no olvidar: el que se dio con el ya exhonorable president de la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol, imputado a día de hoy por múltiples delitos. Algo más atrás aplaudían con una sonrisa de oreja a oreja Artur Mas, Laura Borràs y Jordi Turull, entre otros. No olvidemos que, en los noventa, Trias fue asesor de la presidencia de Pujol que fue, a su vez, quien lo puso al frente del partido y de la candidatura a la alcaldía en 2002, que acabó logrando en 2011 convirtiéndose en el primer alcalde no socialista desde la restauración de la democracia.

Que contemos con el candidato Trias en estas elecciones es, no lo olvidemos, no un mérito suyo, que se ha hartado de repetir hasta la saciedad que se encontraba muy a gusto ejerciendo de abuelo, sino que lo han llamado. O sea, a falta de propuestas tras la huida de Elsa Artadi y a falta de sabia nueva en la derecha catalana de Junts, optaron por resucitar a Trias pensando que les puede ayudar a conseguir la Alcaldía.

“Trias por Barcelona” es el eslogan elegido para acompañar la candidatura del militante de Junts, que parece que se avergüenza de serlo justificando la ausencia del logo de su partido con la defensa de ampliar el marco político que representa: “el voto de orden” barcelonés, o sea apoyar a la derecha rancia y nacionalista de toda la vida, que ahora ya no se vende como independentista, por más que Trias asegura contar con el beneplácito de Puigdemont. No sabemos qué piensan en Waterloo, pero está claro que la independencia ha quedado relegada al último puesto de los intereses del candidato.

Dos trucos rodean la estrategia de Trias a punto de empezar esta campaña: mantenerse en un perfil bajo, sin hacer puntualizaciones concretas de lo que hará si acaba gobernando y centrarse en ser el opositor a Colau. Por momentos puede llegar a parecer que están solos en la lid por la alcaldía de Barcelona. “Las elecciones van de elegir un modelo u otro, cara o cruz”, explicó en la presentación de su candidatura, negando la existencia de otros candidatos, tratando de captar el voto útil al retomar el debate derecha / izquierda de toda la vida.

Dicho esto, creo que un alcalde como Xavier Trias no le irá bien a la ciudad de Barcelona. No debemos olvidar las relaciones que ha ido fraguando a lo largo de su vida política. Porque Trias debe saber que no basta con borrar las siglas de Junts de su candidatura, en un intento de que no lo coloquen al lado de los encausados por corrupción, ni lo relacionen con los del 3%, ni con aquellos que un día creyeron que Catalunya era suya y podían hacer con ella lo que quisieran sin respetar las reglas democráticas. El 28 de mayo recordemos que ese “Trias por Barcelona” no elimina un pasado político nada honorable.

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