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Laura Borràs exhibe apoyos para continuar en un homenaje sin representantes del Govern

La presidenta del Parlament llama a resolver “políticamente” su procesamiento judicial por corrupción

Laura Borràs
La presidenta del Parlament, Laura Borràs; el expresidente de la Generalitat Quim Torra y el exvicepresidente de la Generalitat y exlíder de ERC Josep Lluís Carod-Rovira en un acto conmemorativo por los 100 años de Estat Català.EUROPA PRESS (EUROPA PRESS)
Marc Rovira

El Ateneu Barcelonès sirvió de escenario para que Laura Borràs, inmersa en un procesamiento judicial por presunta corrupción cuando estaba al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), recibiera este sábado el espaldarazo de sus incondicionales. Ningún representante del Govern estuvo en el agasajo público. “No quería que modificaran sus agendas”, justificó Borràs cuando se le preguntó al respecto. Insiste, sin embargo, en que la causa judicial que amenaza su carrera es un “asunto político” y que debe tratarse como tal. La líder de Junts per Catalunya sitúa su coyuntura al mismo nivel que el caso del voto delegado del diputado Lluís Puig, huido a Bélgica tras el 1-O. Ante su auditorio, la presidenta del Parlament reveló que sus expectativas pasan porque la mesa de la Cámara autonómica trate de igual manera la cuestión. Es decir, desobedeciendo la hipotética condena por inhabilitación.

Esquerra y la CUP mantienen que el caso por corrupción de Borràs tiene poco que ver con una causa general contra el independentismo. La republicana Alba Vergés, vicepresidenta de la mesa del Parlament, exigió este sábado en una entrevista a Catalunya Ràdio que Borràs “debe velar por el prestigio del Parlament” si se le abre juicio oral.

Aquellos que si estuvieron en el Ateneu no ocultaron su fervor por la presidenta de Junts per Catalunya. Entre vítores, Borràs reivindicó su inocencia y alimentó la idea que la presenta como objetivo de una persecución orquestada. En su discurso citó unos versos de la poeta afroamericana Maya Angelou, víctima de la segregación racial. “Me podéis degradar en la historia con mentiras inquietantes, tratarme como si fuera escoria, pero yo, como el polvo, me acabo alzando”.

Escritores, artistas y poetas participaron en una ceremonia pensada para reivindicar la pulcritud de la gestión de Borràs. “Hace una semana, en una comida en casa del president Torra y de su esposa, debajo de un árbol, me dijeron que podríamos hacer algo”, confesó la presidenta del Parlament. Ese “algo” fue el acto celebrado bajo el patrocinio del Grupo de Apoyo a Laura Borràs, una iniciativa popular amparada por Junts per Catalunya y que afirma haber sumado más de 8.000 firmas de apoyo en solo tres días.

Los expresidentes de la Generalitat Artur Mas, Carles Puigdemont y Quim Torra son algunos de los personajes que se han posicionado en contra del supuesto “asedio” de las instituciones del Estado. “No estoy aquí para defenderla, Laura se defiende sola”, puso de relieve Quim Torra. “Que le caiga encima el peso de la palabra corrupta es lo más injusto del mundo”, abundó.

Al homenaje también acudieron algunos altos cargos de Junts, como el secretario general Jordi Turull, el presidente del grupo parlamentario Albert Batet o el secretario de organización David Torrents. La secretaria de la mesa del Parlamento, Aurora Madaula, fue otra de las que presenció al acto. Esta semana, Borràs y Madaula han fraguado la desobediencia de la mesa del cámara a la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que decretaba nulo el voto del diputado de Junts Lluís Puig.

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El desacato judicial constituye uno de los pilares de la estrategia frentista de Borràs. Hace apenas diez días, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) confirmó el procesamiento de Borràs por malversación, prevaricación, fraude y falsedad, en un auto muy similar al que ya dictó el pasado marzo. La resolución del tribunal deja a la presidenta del Parlament muy cerca del banquillo de los acusados.

La instrucción judicial mantiene que desde su llegada al frente de la Institución de les Lletres Catalanes (ILC) en 2013, Borràs presuntamente fraccionó de forma artificial contratos para adjudicárselos a dedo a un amigo suyo, el informático Isaías H., con el que había colaborado anteriormente. El importe pagado por la institución cultural de la Generalitat al informático supera los 300.000 euros. El magistrado Josep Seguí concluye que, una vez practicadas las últimas diligencias de investigación —incluida la declaración de un funcionario que ayudó a destapar la trama— hay indicios para afirmar que Borràs defraudó al ente público que promueve la literatura catalana. Los correos electrónicos que intercambiaron Borràs e Isaías H. son la principal prueba de cargo en la causa.

A petición de Borràs, el informático confeccionó presupuestos ficticios que puso a nombre de otras empresas y personas físicas (falsedad documental). El tribunal considera que también se ha producido un fraude en la administración y un delito de malversación porque las facturas presentadas por Isaías y abonadas por la ILC “se hacían con criterios arbitrarios”, lo que pudo suponer un perjuicio para la administración.

Ferran Mascarell, que cuando era consejero de Cultura encomendó a Borràs la dirección de la ILC, intervino en el acto de este sábado para quitar credibilidad a las acusaciones: “no me creo nada, no podemos ser tan ingenuos para creerlo”, afirmó. Mascarell confesó haber pronosticado que Borràs llegaría a consejera de Cultura y que tenía todo para alcanzar la presidencia de la Generalitat. El proceso judicial en el que está inmersa amenaza con frenar en seco las aspiraciones de la líder de Junts.

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