Premio a Antonio Franco, director de periódicos

Antonio Franco llegó un día a la redacción visiblemente contrariado. Había bajado al bar y unos parroquianos le habían dicho que, en el periódico que dirigía, el Club de Fútbol la Montañesa, de la tercera división, figuraba con dos puntos menos de los que tenía realmente. No eran 12 puntos sino 14. Emilio Pérez de Rozas, periodista deportivo y amigo del alma de Antonio Franco, contó este lunes durante la apertura del acto en homenaje al director que este abrió la caja de los truenos y dijo: “No sois conscientes de que si nos equivocamos en los puntos que tiene la Montañesa, la gente no va a creerse que lo otro que contamos es verdad”.

La sorpresa de aquellos redactores probablemente sea inofensiva en tiempos de noticias falsas y posverdad. Quizás por ello el Colegio de Periodistas de Cataluña quiso evocar este lunes con el Premi Ofici de Periodista a una figura que nunca dejó de dar la batalla, a tenor de la emocionante descripción que hicieron de él sus amigos y compañeros de profesión.

“Mi padre ha sido sobre todo un gran periodista catalán”, dijo conmovido Andreu Franco, hijo del homenajeado, mientras leía un pequeño papel que en sus manos temblaba, tras recoger junto a su hermana el premio póstumo que acababan de otorgar a su padre, fundador y director de El Periódico de Catalunya, así como director de EL PAÍS en Cataluña.

Joan Maria Morros, decano del Colegio de Periodistas, explicó que Antonio Franco también había tenido un papel fundamental para la entidad, entre otras cosas, al participar en la elaboración del código deontológico. Posteriormente también intervinieron, en este orden, Josep Carles Rius, presidente del Consejo de la Información de Cataluña; Xavier Vidal-Folch, periodista de EL PAÍS; Josep Cuní, director de Aquí, amb Josep Cuní en Ser Catalunya; así como Joan Tapia, ex director de La Vanguardia, o Neus Tomàs, directora adjunta de ElDiario.es, y que dijo recordar a Franco como “El director”. En mayúsculas.

No faltó el lamento, como el de Vidal-Folch, porque una profesión que siempre vive con prisa, esta vez ha llegado “tarde” a homenajear a uno de sus grandes maestros.