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El PP se desmarca de la comisión que investigará la compra de mascarillas en todas las administraciones

Sumar y los grupos minoritarios claman contra el clima de enfrentamiento en el Congreso por la corrupción

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el centro, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, a la derecha, conversaban este jueves con el portavoz del partido en el Congreso, Patxi López.Foto: FERNANDO ALVARADO (EFE) | Vídeo: EPV
Xosé Hermida

El PP quiere llegar “hasta el final” para conocer el alcance del fraude en la venta de mascarillas durante lo peor de la pandemia. Eso sí, siempre que se investigue en el Senado, donde tiene mayoría absoluta. El dominio de los populares en la Cámara alta garantiza una investigación “verdaderamente independiente”, en palabras de la diputada Macarena Montesinos, y focalizada en el Gobierno central y el caso Koldo. Cosa distinta es el Congreso, que también ha acordado este jueves crear otra comisión para ir más allá e indagar en las compras de material sanitario de todas las administraciones, incluidas las gobernadas por el PP. En ese caso, los populares echan en falta la independencia de la que sí goza el Senado bajo su mayoría. Y es que, según los criterios del PP, la presidenta de la Cámara baja, la socialista Francina Armengol, debería dimitir con carácter previo a cualquier investigación, una vez que el Gobierno balear que ella presidía compró en su momento mascarillas a la trama Koldo.

Con semejante despliegue argumental, el PP se abstuvo en la votación para crear la comisión en el Congreso, que salió adelante con el apoyo de todos los demás grupos, excepto Vox. La extrema derecha se mostró más expeditiva aún: se opuso a la investigación por el hecho de que la solicitaba el PSOE, un partido cuyo lema fue reescrito por el diputado ultra Jorge Campos como “145 años de historia y ninguno de honradez”.

Rodeado de periodistas en el patio del Congreso a la conclusión del pleno semanal, el portavoz popular, Miguel Tellado, se mostraba ofendido: “El Gobierno viene aquí a gritar y a insultar”. La víspera, Tellado había logrado en dos minutos y medio llamar ocho veces corrupto al Ejecutivo. La sesión de este jueves se había abierto con un insulso debate para ratificar diversos acuerdos internacionales, asuntos bien lejanos de la disputa política nacional que, sin embargo, brindaron al popular Juan Diego Requena la ocasión de denunciar que los socialistas se confabulan en “reuniones nocturnas para repartirse mordidas y estafar a los ciudadanos”.

El plato fuerte de la jornada era la solicitud para crear la comisión sobre las mascarillas. Salió a defenderla la portavoz de la ejecutiva del PSOE, Esther Peña, quien prometió investigar “sin dobles varas de medir, con transparencia absoluta, caiga quien caiga”. Peña no ahorró su ración de leña al PP. Señaló que mientras los socialistas fuerzan dimisiones ante los casos que los salpican, el PP “amenaza a los periodistas”, en alusión evidente a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Se preguntó si el apoyo de Alberto Núñez Feijóo a Ayuso por el fraude fiscal de su pareja se debe a “cobardía o complicidad”. De inmediato, se contestó ella misma: “Por las dos cosas”.

El borrascoso espectáculo de los últimos días, con el PP y el PSOE lanzándose a la cara las peores acusaciones, hablando de mafias, de narcotráfico o de prostitución, ha provocado la reacción de algunos de los grupos más pequeños. “Ya no nos queda nada por oír aquí”, lamentó Cristina Valido, de Coalición Canaria, quien comparó el ambiente parlamentario con el de una taberna. El siempre sosegado Mikel Legarda, del PNV, trató de poner calma recordando que todas las administraciones incurrieron en prisas para hacerse con material sanitario cuando no lo había. A Oskar Matute, de EH Bildu, los ataques cruzados entre las dos principales fuerzas le recuerdan a “un partido de tenis con empate infinito”. Javier Sánchez Serna, de Podemos, se refirió a PP y PSOE como “el turnismo de la corrupción”.

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Dentro del Gobierno, el socio minoritario también disiente de la estrategia de choque que cultiva el PSOE. Los miembros de Sumar se afanan por desvincularse y exteriorizar su disgusto. Quedó patente en la intervención de su portavoz adjunta, Aina Vidal, quien deploró que se esté sembrando el “hastío ciudadano” y la “devaluación de la democracia”. “Comparto la rabia que se siente cuando, después de mil horas de trabajar y de mil problemas, llegas a tu casa y lo único que escuchas son palabras como comisiones, mascarillas, maseratis, artículo de lujo, fraude a Hacienda, putas o cocaína”, clamó.

La diputada recreó los momentos más dramáticos de la pandemia, cuando los muertos se contaban por cientos a diario y la gente estaba encerrada en sus casas; algunos, como ella misma, sufriendo “un segundo confinamiento”. Se refería a que en esas semanas, aunque evitase entrar en detalles, Vidal estaba convaleciente de un cáncer. Mientras iba desgranando su relato de aquellos tétricos días, un alegre murmullo de fondo recorría el hemiciclo, con los diputados a lo suyo, unos de charleta y otros pendientes de sus teléfonos.

Los llamamientos a rebajar la tensión quedaron en nada cuando la popular Montesinos se subió al estrado para cerrar el debate. Durante ocho minutos, repitió el relato del PP que ensucia a medio Gobierno y sostiene, sin haber explicado todavía en qué se basa, que Pedro Sánchez lo sabía todo desde hace dos años. Montesinos descargó todo lo que tenía a mano contra Armengol, incluido el caso de unas menores bajo tutela del Gobierno balear que fueron prostituidas. Fiel a la nueva consigna de Feijóo de mezclar en el torbellino de supuestas corruptelas a la esposa del presidente, Begoña Gómez, la diputada sentenció: “Sánchez y Ábalos son dos caras de la misma moneda, como lo son Sánchez y Begoña”.

Cuando, ya al final, empezó a anunciar que su grupo no apoyaría la comisión, en la bancada socialista se levantaron carcajadas y protestas. Montesinos apenas lograba hacerse oír y acabó a voz en grito pidiendo ayuda a Armengol para acabar su intervención. Esta vez, al bloque de la derecha no se sumaron ni Coalición Canaria ni Unión del Pueblo Navarro, que votaron a favor con los aliados habituales del Gobierno. Cuando se leyó el resultado ―175 a favor, 33 en contra y 136 abstenciones— los socialistas aplaudieron. El ministro de Transportes, Óscar Puente, contó luego en X que Tellado, antes de salir al patio a deplorar los “insultos” del Gobierno, comentó: “Los vamos a investigar y aplauden. Son gilipollas”.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.
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