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Cae por primera vez en España un miembro del Tren de Aragua, la megabanda venezolana que asola Sudamérica

La Policía Nacional investiga si el arrestado, hermano del líder del violento grupo criminal, Niño Guerrero, intentaba implantar su estructura en Europa desde Barcelona

Óscar López-Fonseca

Llegó desde Venezuela a España solo, con el pasaporte a su nombre real, y se movía por la ciudad de Barcelona de manera discreta, sin lujos. Tampoco iba armado. Él fue el primer sorprendido cuando el jueves de la semana pasada, al mediodía, agentes de la Policía Nacional lo abordaron para detenerlo. No opuso resistencia. Ese día se convirtió en el primer integrante de la violenta megabanda venezolana conocida como Tren de Aragua que era arrestado en España. El detenido, al que se atribuye “una posición destacada en la estructura de la organización criminal” según destaca una nota del Ministerio del Interior, es además hermano menor de Héctor Rustherford Guerrero Flores, Niño Guerrero, líder del grupo.

La Policía investiga ahora si el detenido estaba de paso o intentaba “implantar y expandir” desde España las actividades de una banda, que ya ha conseguido penetrar en ocho países sudamericanos y a la que se atribuyen numerosas atrocidades para amedrentar a sus rivales. Entre ellas, el asesinato de dos personas en Arica (Chile), a las que enterraron vivas, y el descuartizamiento de otras víctimas en Colombia. La Policía Nacional creó hace tiempo un grupo específico para tratar de impedir que esta organización criminal se instale en España tras ser alertada en diferentes foros internacionales por las fuerzas de seguridad de los países donde opera de su peligrosidad.

Fue precisamente ese grupo policial, en el que participan agentes de diversas unidades de las comisarías generales de Información y de Policía Judicial, la que detectó hace tiempo la presencia en España del hermano de Niño Guerrero, aunque entonces no se le arrestó porque no había una orden de detención contra él y se le mantuvo bajo vigilancia. Esa orden llegó la pasada semana al difundir Interpol (Organización Internacional de Policía Criminal, en la que están integrados 196 países) una notificación roja de busca y captura a petición de las autoridades de Caracas en la que le acusaban de delitos de terrorismo, tráfico de seres humanos, tráfico de armas, extorsión, blanqueo de capitales y asociación para delinquir. El líder del grupo, Niño Guerrero, de 40 años, también está en la lista de los más buscados de Interpol desde que el pasado septiembre se fugara de la cárcel venezolana de Tocorón, donde estaba recluido.

“Ahora intentamos aclarar si [el detenido] tenía algún medio de vida o si alguien le pagaba los gastos, si simplemente estaba de paso, se había refugiado en España o quería extender las actividades del grupo a Europa”, señala a este diario uno de los agentes que participó en la investigación que ha desembocado en su captura. El hermano de Niño Guerrero ha pasado a disposición de la Audiencia Nacional, que ha ordenado su ingreso en prisión mientras se decide sobre su entrega a las autoridades de Caracas.

El Tren de Aragua es considerada la banda criminal más poderosa del Venezuela y a la que se atribuyen todo tipo de delitos, desde la trata de personas con fines de explotación sexual al narcotráfico, pasando por el tráfico de armas, la extorsión, el secuestro o los asesinatos por encargo. Surgida en 2005 a partir del sindicato de los obreros que trabajaban en la construcción de un tramo del ferrocarril, nunca concluido, en el Estado de Aragua ―de ahí su nombre―, pasó de extorsionar a los contratistas de aquellas obras o exigir dinero a cambio de facilitar puestos de trabajo en las mismas a otras actividades delictivas y a expandirse por Chile, Bolivia, Brasil, Panamá, Colombia, Perú y Ecuador (países todos ellos en la ruta de emigración venezolana) hasta convertirse en una amenaza transnacional.

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Como máximo responsable del Tren de Aragua, casi desde sus inicios, se sitúa a Héctor Rustherford Guerrero, cuyos primeros antecedentes se remontan al año 2000, cuando tenía 17 años. Desde entonces, su historial delictivo ha crecido de manera exponencial con todo tipo de delitos, entre ellos varios asesinatos, incluido el de un policía. Detenido en varias ocasiones, pero también fugado de prisión, lideró la megabanda incluso durante su estancia en la cárcel de Tocorón, donde cumplía una condena de 17 años. Allí, se convirtió en un pran, término utilizado en Venezuela para denominar a los cabecillas carcelarios, y literalmente creó una ciudad estado en su interior controlada por él, con piscinas, canchas deportivas, restaurantes, discotecas e, incluso, un zoológico con monos, jaguares y avestruces, pero también con un régimen de terror. Su banda cobraba 15 dólares semanales (cerca de 14 euros) al resto de presos y el que no pagaba recibía un tiro en una extremidad o, incluso, podía ser decapitado. Allí le llegaban también parte de las ganancias obtenidas por las facciones del Tren de Aragua esparcidas por Sudamérica.

Asalto a la prisión de Tocorón

El pasado septiembre, la policía y el Ejército venezolano asaltaron la prisión de Tocorón para poner fin a esta situación. Sin embargo, cuando consiguieron poner bajo control el recinto penitenciario, Niño Guerrero y sus lugartenientes habían huido. Las autoridades venezolanas enviaron el pasado 23 de septiembre una petición a Interpol para emitir contra él una notificación roja para su busca y captura. En aquel documento se alertaba de que era “peligroso y violento” y que podía ocultarse en Colombia, Brasil, Ecuador, Chile, Perú o Estados Unidos, pero no en Europa. Por ahora, en España solo se ha detectado la presencia de su hermano menor, ahora detenido.

Cartel de las autoridades venezolanas para dar con el paradero del Niño Guerrero.
Cartel de las autoridades venezolanas para dar con el paradero del Niño Guerrero.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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